Historia

Fuentes: “El movimiento comunero fue crucial para el devenir del mundo”

El presidente del Parlamento de Castilla y León asegura que las Cortes actuales “son herederas de aquellas donde hace cinco siglos los ciudadanos reclamaron libertad, paz y justicia social”

El presidente de las Cortes, Luis Fuentes, inaugura el Congreso sobre los comuneros
El presidente de las Cortes, Luis Fuentes, inaugura el Congreso sobre los comunerosEduardo MargaretoAgencia ICAL

Para el presidente de las Cortes, Luis Fuentes, el movimiento comunero que se produjo hace quinientos años “fue crucial” en el devenir de la Comunidad, de España y también del mundo, por lo que, en su opinión, debería ocupar un lugar destacado en los libros de la historia universal.

Durante su intervención en la apertura del Congreso Internacional ‘El tiempo de la libertad. Comuneros V Centenario’, en el que participan hasta el viernes un centenar de inscritos a las tres sesiones científicas antes del epílogo que tendrá lugar el sábado en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, Fuentes aseguraba también que las actuales Cortes de Castilla y León “son las herederas de aquellas donde hace cinco siglos los ciudadanos reclamaron la libertad, paz y justicia social de las que hoy disfrutamos”.

El presidente de Legislativo autonómico confiaba en que este Congreso se convierta en un “gran acontecimiento” dentro de todos los actos que la Comunidad tiene programados para la conmemoración de este V centenario, con el fin de abrir un tercer periodo en su investigación desde el legado de las dos etapas anteriores, en los siglos XIX y XX.

Todo el material que recopile en este Congreso se publicará en una “magnífica monografía” junto a las ponencias marco, que abordan cuestiones como la vinculación del movimiento comunero con la alianza francesa, la teoría del consentimiento, la presencia del mito en el siglo XIX y los discursos de la Segunda República, el cerco del alcázar de Segovia o el papel del Consejo Real, entre otros muchos.

“Un congreso científico siempre es una oportunidad de oro para consolidar los conocimientos adquiridos y compartir otros nuevos. Este tipo de encuentros son la continuidad del trabajo realizado en las universidades, y en Castilla y León estamos orgullos de contar con algunas de las mas antiguas y mejores”, destacaba, mientras avanzaba que otro de los retos de este encuentro es poder utilizar las conclusiones que se extraigan de él para abrir una nueva etapa que recoja el valioso legado de las dos etapas anteriores.

Todas las intervenciones explicarán la historia e historiografía del movimiento comunero, examinarán la propaganda y la cultura escrita de las comunidades, versarán sobre el Derecho y las instituciones jurídicas de la época, y reflexionarán sobre las ideas políticas y sociedad del momento, el primer tercio del siglo XVI.

Además de Luis Ribot y de Salvador Rus, entre otros nombres de prestigio, figuran en el elenco de ponentes Ricardo García Cárcel (Universidad Autónoma de Barcelona), Máximo Diago (CSIC), Pedro M. Cátedra (Universidad de Salamanca), Alberto Marcos (Universidad de Valladolid), Fernando Bouza (Universidad Complutense) y Guillermo Carnero (Universidad de Alicante)

El catedrático de la Universidad de León y comisario general del proyecto ‘El tiempo de la libertad. Comuneros V Centenario’, Salvador Rus
El catedrático de la Universidad de León y comisario general del proyecto ‘El tiempo de la libertad. Comuneros V Centenario’, Salvador RusEduardo MargaretoAgencia ICAL

Choque de mentalidades

Por su parte, Salvador Rus, catedrático de la Universidad de León y comisario general del proyecto ‘El tiempo de la libertad. Comuneros V Centenario’, Salvador Rus, diseccionaba el “choque de mentalidades” que se produjo hace quinientos años, “entre el deseo del monarca de ocuparse de su heredad en Europa y de las obligaciones imperiales y la exigencia de los castellanos de ocuparse de las posesiones territoriales de la Corona de Castilla”.

Durante su intervención en la ponencia inaugural del Congreso, bajo el título ‘Monarquía Universal versus imperio. Dos formas de gobierno en conflicto’, Rus explicaba que las exigencias de los comuneros se centraron en incrementar el protagonismo del cuerpo político, el pueblo, en el gobierno del reino, así como en establecer mecanismos de control del ejercicio de los cargos en la administración del reino y evitar el ascenso de extranjeros a puestos claves de la administración.

“Los comuneros lucharon por alcanzar la libertad política y social de los súbditos del rey, que no querían cambiar su condición de súbditos, sino que exigían ser gobernados por un monarca que asumiera las responsabilidades y los deberes inherentes a su condición de rey. La libertad para el movimiento comunero consistía en la capacidad del individuo para participar en el gobierno de la Comunidad, decidir sobre el orden político y formar parte del poder. Es decir, disfrutar de la autonomía y del autogobierno”, apuntaba.

Asimismo, Rus apuntaba que el movimiento comunero tiene su origen en 1515, cuando en el centro neurológico de la cristiandad, en Roma, se reconoce la labor de Fernando el Católico con unas escuetas palabras que “resumen exactamente lo que fue su vida: Fernando, rey católico. “Esta es la herencia castellana. Esa es la realidad con la que nos vamos a encontrar tras su muerte, en 1520, con el advenimiento de una nueva época”, explicaba Rus, para quien Castilla, en ese momento, “tenía el orgullo de pertenencia a un proyecto universal, que había desalojado por primera vez al invasor árabe de un territorio, cuando a la vez años antes esos otomanos habían acabado con los restos del imperio romano”.

El catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid (UVa), Alberto Marcos, presentó hoy a los comuneros como defensores del patrimonio real, entendido como patrimonio público, incluso contra la voluntad y las decisiones que pudiera tomar el propio Carlos V, que en esos momentos se estaba dedicando a enajenar las riquezas de la corona.

En su conferencia impartida esta tarde en el congreso ‘El Tiempo de la libertad’ bajo el título: ‘Las Comunidades de Castilla y la defensa del patrimonio real’, el también miembro de la Real Academia de la Historia, argumentó que una de las líneas de fuerza del discurso comunero fue establecer que el monarca no pudiese servirse libremente del patrimonio real, informa Ical.

Además, destacó que en el movimiento comunero hubo elementos revolucionarios, aunque no fue una revolución como tal en el sentido del cambiar el sistema socioeconómico existente. “No se cambia ni las relaciones del sociales de producción ni las relaciones de distribución, pero si hay un intento claro de someter al rey a un cierto control por parte de las Cortes”.

En su intervención, Marcos resaltó que a principios de septiembre de 1520 los comuneros ya promulgan que el rey no pueda enajenar rentas o derechos de la Corona, y que si lo hace la decisión no tenga ningún valor ni sea obedecida. Pero esta reclamación general también vino acompañada en los programas comuneros de otras más específicas referidas a un patrimonio, “entendido antes como público que como privado de los reyes, que había que defender por encima de cualquier causa”.

En este sentido, destacó que los comuneros también plantearon la revocación de los privilegios y cartas de hidalguía que se hubiesen otorgados después del fallecimiento de la reina Isabel por dinero y no por méritos o servicios suficientes.

El profesor Alberto Marcos presenta a los comuneros como defensores del patrimonio público frente a la malversación del monarca
El profesor Alberto Marcos presenta a los comuneros como defensores del patrimonio público frente a la malversación del monarcamir_icalAgencia ICAL

Visión histórica

En la jornada vespertina del congreso también participó el investigador Máximo Diago, del Instituto de Historia del CSIC, quien en su conferencia defendió que el movimiento comunero no fue una revolución como tal, y comparó su evolución con los acontecimientos ocurridos en Inglaterra un siglo después y que acabó con la ejecución del rey Carlos I.

Diago sostuvo que el movimiento comunero partió de unas bases muy débiles y apuntó que una de las claves es que, al principio, las urbes rebeldes sólo dejaron participar a 18 ciudades, a las que otorgaron derecho a enviar procuradores. A su vez, consideró que también fue clave que no se sumaran las ciudades de Sevilla, Jaén, Córdoba y Granada y que, poco a poco, se fuera perdiendo el apoyo de otras ciudades.

La primera jornada del congreso ‘El Tiempo de la libertad’ la cerró Roberto López Vela, profesor de la Universidad de Cantabria, quien argumentó que la visión de las comunidades castellanas no ha sido un elemento constitutivo de la mitologíani del liberalismo ni de la nación española, ya que los periodos históricos en los que ha tenido una destacada presencia han sido muy cortos.

Además, explicó que a lo largo del siglo XX, incluida la Transición, la relevancia histórica de las comunidades castellanas no tiene entidad y el único elemento donde se puede encontrar una evidencia es el morado de la bandera de la Segunda República, en relación con el pendón castellano.