Tribunales

Un exmilitar se enfrenta a casi 18 años de cárcel por secuestrar a su expareja durante tres días en el monte

El acusado, que no aceptaba el fin de la relación, volvió amenazar de muerte a la víctima desde la cárcel, a pesar de la prohibición de comunicarse con ella

Audiencia de Valladolid donde arrancará el juicio el lunes
Audiencia de Valladolid donde arrancará el juicio el lunesPhotogenic/Claudia AlbaEuropa Press

Kiril B.N., el exmilitar detenido el pasado verano en la localidad vallisoletana de Corrales de Duero por secuestrar a su expareja durante tres días, se enfrenta a casi 18 años de cárcel. En el juicio, que está previsto que se celebre el próximo viernes en la Audiencia Provincial, el acusado deberá responder por un delito de detención ilegal, otro maltrato habitual, tres de coacciones, uno más de amenazas y otro de acoso.

Además, en el banquillo de los acusados también se sentarán Petko M.A. y la pareja formada por Marian B.H. y Ana A.D., que ayudaron al principal acusado a ejecutar el secuestro. Para los tres el fiscal reclama una pena de cuatro años y diez meses de prisión por delitos de detención ilegal.

Tal era la obsesión del Kiril, que no aceptaba el fin de la relación, que una vez en la cárcel tras decretarse su ingreso en prisión preventiva y pese a la prohibición de comunicarse con ella, la volvió amenazar de muerte.

Los hechos se remontan a marzo del pasado año, cuando tras una relación iniciada en 2018 y que les llevó a vivir junto desde 2019 en la localidad burgalesa de San Martín de Rubiales, la víctima decidió poner fin a la misma. Entonces, según sostiene la Fiscalía, la relación se había deteriorado hasta el punto que Kiril mostraba una clara actitud de dominación sobre su pareja, a la que no dejaba salir sola y a la que en más de una ocasión había amenazado con matarla. Además, en una de las discusiones el acusado llegó a propinarla un puñetazo en la boca.

En junio de 2021 y tras un nuevo episodio de amenazas, la víctima llamó por teléfono a su empleadora y amiga, que fue a buscarla y se la llevó a vivir con ella a su domicilio en un pueblo de Valladolid.

El acusado, según sostiene el Ministerio Fiscal, no aceptó la ruptura y comenzó a telefonearla insistentemente y cuando ella le bloqueó las llamadas, intentó localizarla en las tierras de cultivo en las que trabajaba.

Días después de su marcha, la víctima, acompañada por su amiga y pareja de ésta, regreso al domicilio que compartía con el acusado en San Martín de Rubiales para recoger sus pertenencias. Entonces, Kiril les retuvo durante hora y media, hasta que aparecieron varias personas en el domicilio. En en ese encuentro el acusado volvió a pedir a la víctima que volviera con él, a lo que ella se negó.

Ante esta situación, el acusado ideó un plan para llevarse a la fuerza a su expareja, y para ello pidió la ayuda a Petko M.A., quien trabajaba en las mismas explotaciones que la víctima y era el encargado de conducir el vehículo en el que se trasladaba a los trabajadores. Además, también pidió ayuda a la pareja formada por Marian B.H. y Ana A.D.

De esta forma, el pasado 6 de julio, Kiril cruzó su coche en la carretera delante del que conducía Petko y logró la detención del turismo en el que viajaba su expareja. Acto seguido y con la ayuda de Petko, la introdujeron a la fuerza en el asiento trasero del coche, sentándose entre ella el acusado y Ana, mientras que Marian tomó el volante del coche y se dirigió hacia un monte.

Allí se quedaron solos Kiril y la víctima, que permaneció atada tres días, mientras el acusado la intentaba convencerla de que volviera con él, siempre con amenazas de muerte e, incluso, con quitar la vida a sus hijos que viven fuera de España.

Finalmente, el 9 de julio, la Guardia Civil, tras un amplio dispositivo en varias localidades de la Ribera del Duero, localizó a ambos en un camino en Corrales de Duero, donde se procedió a la detención de Kiril.

Pero las amenazas continuaron. A pesar de ingresar en prisión preventiva por un auto dictado el 11 de julio, y que el juez también decretó la prohibición de acercarse a la víctima, el 24 de agosto y des de la prisión, Kiril volvió a telefonear a su expareja para decirla: “hola cariño, te voy a matar”.