Economía
La Economía Europea en Guerra
Estamos viviendo momentos convulsos. Cuando parecía que la pandemia se iba desvaneciendo y los contagios descendiendo, la guerra que estamos padeciendo en Europa entre Rusia y Ucrania ha sido un mazazo para nuestra economía. Era impensable que en pleno siglo XXI nuestro continente fuera escenario de una cruel invasión rusa que está causando una enorme pérdida de vidas y afectando, en España también, a su tejido económico y social.
Las energías y combustibles, que ya estaban en precios desorbitados, ahora tienen otro componente que hace que se genere mayor incertidumbre: que Rusia decida “cerrar el grifo” como ya ha ocurrido con Alemania y obligue a España a buscar nuevas fuentes de suministro. Por todo ello, estos hechos nos afectan más de lo que consideramos. El Banco Central Europeo ya ha alertado de que la invasión supondrá un incremento y mayor presión para la inflación de Europa, así como un menor crecimiento de la región, lo que frustra las expectativas generadas ante el optimismo y dinamismo económico del que se había impregnado el consumidor y el inversor tras la crisis de la Covid19. En este sentido, la Unión Europea no es extraña a que las consecuencias se noten en sus mercados, por lo que se debe revisar el pronóstico de crecimiento del 4% para 2022 que ya anunció en sus previsiones de principio de año.
Con un escenario beligerante, el mercado del gas, petróleo y la electricidad vislumbran un año 2022 con precios altos, que pueden incluso ir in creciendo en los meses venideros dependiendo de la evolución de la invasión rusa en Ucrania. De hecho, las sanciones por parte de la UE a Rusia acrecientan estos pronósticos alcistas, que con toda la probabilidad se mantendrán durante el año. A pesar de ello, España no es de los países que tengan el litro de carburante más elevado, pues su coste es un 12% inferior a la media, lo que se debe a que prima una menor carga impositiva en materia fiscal sobre estos carburantes respecto al resto de Estados de la UE.
Por ahora, la Comisión Europea sigue sin activar, y revisando, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento dada esa cercanía de los Estados a los niveles prepandémicos. No obstante, con el estallido de la guerra se está planteando si la activación se debe hacer en 2023 o más adelante. Esta incertidumbre en la política, en los encargados de tomar decisiones y propiciar medidas que permitan seguir desarrollando nuestro Estado del Bienestar, causan, a su vez, grandes dudas en los consumidores, lo que hace ser recelosos a la hora de comprar e invertir, lo que repercute directamente en el tejido empresarial europeo y, por ende, de España.
Esta crisis afecta ante todo, en términos económicos, al crecimiento y a la actividad económica, por lo que las perspectivas de crecimiento se verán truncadas haciendo que ciertos factores, como la inflación, sigan aumentando a un ritmo descontrolado dada las presiones en los costes. La única oportunidad para amortiguar esta crisis humanitaria y socioeconómica es la inversión propuesta por los fondos europeos que podrán lograr un fuerte impulso a la actividad económica del país.
Del mismo modo, es importante resaltar que estos hechos han puesto de manifiesto la importancia de los consensos políticos y de todos los agentes implicados, pues solo desde ese sentimiento de responsabilidad como parte integrante de la UE podremos lograr frenar los ataques que estamos padeciendo.
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