Sociedad
Prestos para la emergencia aérea
Efectivos militares y del 1-1-2 realizan un simulacro en la Base Aérea de Villanubla que representa la colisión de dos aviones con pasajeros y un fuerte incendio
Suenan las alarmas a las 9.23 horas de este 8 de marzo desde la torre de control de la Base Aérea de Villanubla. Un avión civil, con pasajeros a bordo, se acaba de salir de la pista y ha impactado con una aeronave militar en la calle de rodaje, en cuyo interior hay personal del Ejército del Aire. La fuerte colisión provoca un incendio instantáneo. El drama se adueña del aeropuerto, aunque la angustia no frena a los miembros que se activan en el marco del Plan de Emergencia. Rápidamente se paraliza el tráfico aéreo, entran en pista los bomberos de la base y, tras un primer análisis visual, el jefe coronel avisa al 1-1-2 al percatarse de la envergadura del suceso y se eleva al Plancal.
Los bomberos sofocan el fuego y acceden progresivamente los medios sanitarios para rescatar a los primeros heridos. Mientras, la Policía Aérea baliza una primera zona de exclusión parea evitar que nadie ajeno entre en ella ante el peligro evidente.
Sin embargo, en esta ocasión, a pesar del sonido de las alarmas y del trabajo de los medios, afortunadamente es un simulacro que se desarrolla con participación interna del operativo de Emergencias y también externa, un ejercicio que se repite cada dos años para actualizar y evaluar los procedimientos y protocolos de actuación, la capacidad de reacción de los medios implicados y el grado de coordinación entre la base y otras instituciones participantes en un accidente de este tipo. Estas instituciones son Aena, Protección Civil, Emergencias Castilla y León y Cruz Roja.
La capitana María del Mar Ramírez explica que la base aérea trabaja de este modo en equipo y de forma coordinada con el resto de administraciones públicas y agencias involucradas en la seguridad, además de potenciar la seguridad para operar. “Estas pruebas permiten evaluar mejoras en los sistemas de prevención e impulsan la implantación de un sistema de gestión de seguridad de vuelo que permita, mediante análisis de indicadores, anticipar peligros y controlar el riesgo. Todo ello para proporcionar mayor seguridad aérea en su área de responsabilidad”, comenta. Hoy, ante la imposibilidad de contar con dos aviones, la colisión se representó mediante un autobús, punto en el que se originó el fuego.
Mientras Ramírez relata los pormenores del accidente aéreo que, supuestamente, acaba de suceder, empiezan a entrar las primeras ambulancias a pie de pista, solo unos minutos después de producirse. Y un rato más tarde llegan numerosos medios externos entre las uvi móviles y las convencionales de Sacyl y Cruz Roja, claramente delimitadas con su zona de entrada y salida, que recuerda, como explica Ramírez, a los protocolos seguidos tras el accidente ocurrido en Barajas el 20 de agosto de 2008 con el vuelo 5022 de Spanair que se dirigía a Gran Canaria y que sufrió un accidente tras su despegue.
Primera selección
Son los bomberos los primeros que diagnostican y seleccionan a las víctimas por su gravedad y que ayudan y ahorran tiempo a los servicios sanitarios, instantes que pueden ser fundamentales para la vida de los heridos. Así, colocan sobre el suelo y a una distancia prudencial del accidente, junto al Puesto de Mando, cuatro banderas que indican la situación de cada persona: la verde ubica a los enfermos leves, que pueden salir por su propio pie; la amarilla, heridos aunque no de gravedad; la roja, aquellos graves que requieren asistencia urgente; y la negra, los fallecidos. Este simulacro se ha saldado con un muerto y varios heridos, a los que rápidamente las ambulancias han atendido en función de su gravedad. También lo ha hecho el helicóptero del 1-1-2, que traslada a alguno de los heridos más graves a centros hospitalarios, después de aterrizar junto al Hospital de Campaña levantado a pie de pista en tiempo récord.
Con el transcurso del ejercicio entran en escena otras entidades públicas, como el juez de guardia, que autoriza el levantamiento del cadáver (custodiado hasta ese momento por la Guardia Civil), además de los médicos forenses. También, más tarde, actúa la Policía Científica para la correspondiente investigación del suceso, un paso que se extenderá in situ durante horas y que ha permitido también el hallazgo rápido de la caja negra, mecanismo que ofrecerá mucha de la información necesaria para entender el accidente.
Un operativo de estas características, remarca Ramírez, no se detiene con el paso de las horas. En este sentido y con cierta agilidad, se habilitan, aunque ya en la terminal de pasajeros del aeropuerto civil, salas de espera para los familiares de los fallecidos y los heridos, el gabinete psicológico, así como los ilesos e incluso un espacio para informar a la prensa.
El Ejército del Airea coordina los servicios de la aviación civil en la base aérea de Villanubla. Autoriza y gestiona más de 6.500 movimientos anuales de aeronaves civiles. El simulacro de este martes, con medios externos, se repite cada dos años, si bien la base realiza uno al mes con activos propios, en los que representa en cada ocasión un accidente diferente.
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