Sociedad

Huele a Vuelta al cole

Mi mundo cambió cuando de niño en pleno agosto empezaban a recordarme lo efímero que es el verano con: “Vuelta al cole, 5% de descuento en material escolar y libros de texto”. Hubo una época en que llegué a maldecir a cualquier centro comercial que rezara esa consigna por su megafonía, ¿qué culpa tenía yo? Yo era feliz con mi familia en Galicia jugando a hacer castillos de arena y comiendo helados de Avidesa y algún adulto de pacotilla tenía que recordarme todo aquello. ¡Maldita sea!

Al final me decían: “forma parte del ciclo de la vida”, ya, ya…si en el fondo El Rey León hizo mucho daño.

Iniciar un curso escolar suponía volver a la rutina, volver a aguantar horarios de madrugada infernales y clases de educación física terroríficas, volver a tener que estudiar materias oscuras como la física y la química y volver a tener que aguantar a algún profesor de tres al cuarto frustrado con la vida que esbozaba una malévola sonrisa cada vez que suspendía a alguien.

Pero tenía su lado bueno, volver a empezar, gran película por cierto de José Luis Garci, no es un “mantra” que se estile en los postmodernos salones de ocasión de la psicología contemporánea, volver a empezar era también maravilloso, volvías a encontrarte con tus amigos, volvías a ver a los buenos maestros, volvías a cantar en el coro, volvías a soñar con aquella chica de un curso menos que tanto te encantaba y que tantas veces te despreciaba, madre mía, era un cúmulo de sentimientos tan poderosos hacia la vida que en el fondo el aroma a madrugada de invierno, aunque hubiera dos grados en la calle, era delicioso.

Unos cuantos años después me sigue pasando lo mismo, no me gusta septiembre, eso lo sabe cualquier primo-hermano que me conozca, pero he de admitir que, como buen “vago” del sistema que seré para muchos cargos intermedios de látigos de siete colas, he conseguido integrar mis valores en consonancia con el mundo y trabajar en lo que realmente me siento realizado de momento, porque todo se verá, la vida son etapas y eso es lo bonito, ensayo, error y acierto. Si uno se enquista en algo en la vida, es ahí cuando siempre será septiembre.

Es buen momento para dar pasos hacia adelante, se nota en el ambiente, la gente ha tenido un curso avanzado intensito de dos años y medio maravilloso para darse cuenta de su escala de prioridades, porque no olvidemos que por mucho que nos digan, la escala de valores es única de cada individuo y de que si a mí me gusta la zarzuela a otro le gustarán “Los Ramones”. Siempre con respeto y comprensión hacia los demás hallaremos el camino hacia la evolución verdadera.

Por tanto, material para este curso: Cuaderno para escribir o dibujar lo que te dé la gana, estuche para guardar los mejores momentos del día a día, transportador de ángulos (nunca se usa pero mola un pegote), libros de texto que te hagan reflexionar, cartera top para guardar todo lo que te lleves contigo y el bocadillo que no falte a la hora del almuerzo, tal vez en esta ocasión acompañado de un buen Ribera del Duero.

Al fin y al cabo asumir el riesgo de fracasar te da carta blanca para conseguir los mejores logros de tu vida y a día de hoy creo que le he pillado el truco a este condenado y adorable mes.

Voy a hacer la mochila, que empezamos con Ciencias Naturales y Matemáticas, ¡Ay señor! ¡Dame Paciencia!