Entrevista

Aurelio García: «Las cofradías son un buen medio para vivir la fe cristiana»

El sacerdote vallisoletano de Pollos pregona esta tarde en la Catedral la Semana Santa de Valladolid, de la que destaca su austeridad, la espiritualidad de sus gentes y la belleza de las tallas

El sacerdote vallisoletano Aurelio García Macías, obispo titular de Rotdon y subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
El sacerdote vallisoletano Aurelio García Macías, obispo titular de Rotdon y subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los SacramentosLa RazónLa Razón

Hoy es un día importante para el sacerdote vallisoletano de Pollos, Aurelio García Macías, obispo titular de Rotdon y subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, por cuanto será el encargado de pregonar esta tarde en la Catedral la Semana Santa de Valladolid, una de las más importantes de cuantas se celebran en el mundo.

¿Qué supone para usted?

Supone una gran responsabilidad personal y ciudadana. Precisamente porque soy consciente de la significatividad que tiene este acto para los vallisoletanos, asumir este encargo hecho por el Alcalde de Valladolid conlleva un esfuerzo de reflexión y trabajo, acorde a la importancia de la convocatoria.

¿Qué destacará en el discurso?

Quisiera reflexionar sobre dos aspectos. En primer lugar, el misterio que se celebra en la Semana Santa; y, en segundo lugar, el modo particular de celebrarse en Valladolid. Visto, obviamente, desde la perspectiva personal de alguien que ha vivido la Semana Santa vallisoletana como seminarista, presbítero y, ahora, como obispo.

¿Qué opina de la Pasión vallisoletana?

Es una pregunta muy amplia y general. Creo que la Semana Santa vallisoletana tiene muchos aspectos que podrían destacarse y diferenciarse de otras “semanas santas”. Hablaré de esto en el Pregón. Aquí se unen el carácter austero castellano, la belleza de las tallas procesionadas y una historia de siglos que ha marcado la espiritualidad de sus gentes.

¿Se celebra más intensamente que en otros lugares?

No es fácil hacer una valoración al respecto. Creo que los fieles cristianos viven intensamente estos santos días, según su tradición particular. Valladolid siempre ha mostrado un interés y cuidado especial en la preparación de la Semana de pasión, aunque, bien es verdad, ha variado según las épocas.

¿Qué recuerdos tiene de estos días?

Recuerdos muy positivos. En primer lugar, por la intensa vivencia de las celebraciones litúrgicas de estos días, que son de una gran riqueza y una gran fuerza evocadora. Y, en segundo lugar, por la belleza y emotividad de las procesiones y demás actos religiosos.

¿Cómo vive la Semana Santa?

Es un tiempo que me invita a meditar y celebrar el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, con una gran vivencia interior. Parece que todas las manifestaciones externas de estos días me invitan

a concentrarme en lo que es verdaderamente importante para mí, que es acompañar a Jesucristo durante estos días.

¿Estará en Valladolid estos días o en Roma?

Este año estaré, con toda probabilidad, en Roma; precisamente para mostrar visiblemente nuestra comunión con el papa en un momento difícil, como todos bien sabemos.

¿Cómo se está viviendo en Roma estas semanas en las que la salud del Papa está siendo tan delicada?

Se vive esta situación con cierta preocupación, porque la figura del Papa es fundamental, incluso, para el acompañamiento ordinario de las resoluciones y programaciones que han de hacer los diversos organismos de la Curia romana. Pero, también, con serenidad. Hay que saber vivir los acontecimientos de cada día, el momento presente, el hoy de Dios.

Lleva cuatro años al frente del dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ¿Cómo es su día a día en esta misión?

Es una labor de estudio, decisiones y acompañamiento en el cuidado y celebración de la liturgia del Rito Romano en todo el mundo. A nuestro Dicasterio llegan todos los días cartas procedentes de cualquier nación, que requieren una respuesta a cuestiones importantes; visitas de conferencias episcopales o congregaciones religiosas que solicitan la aprobación de los textos y libros litúrgicos para celebrar los sacramentos o la liturgia de las Horas… Se trata, sobre todo, de un servicio al ministerio petrino del Obispo de Roma y a los obispos de todo el mundo.

¿Le gustaría regresar a su tierra en el futuro? ¿Lo ve factible?

No me planteo expectativas. Sé que en este momento tengo que estar prestando este servicio y lo hago lo mejor que se y puedo. En cuestiones de futuro, como dicen en mi pueblo, ¡Dios dirá!

Como ex rector del Seminario de Valladolid conoce bien todo lo referente a las vocaciones sacerdotales. ¿Hay inquietud?

Ciertamente la Iglesia tiene una importante preocupación por garantizar la presencia del presbítero en las diversas comunidades cristianas de cada diócesis. Pero el tema vocacional no hay que referirlo solo a las vocaciones sacerdotales, también a la vocación matrimonial y consagración religiosa: en definitiva, a la vocación cristiana de todo bautizado. El tema de las vocaciones hay que referirlo al tema de la fe. Yo creo que, hoy día, la cuestión de fondo es la falta de fe.

¿Qué debe hacer la Iglesia?

En primer lugar, continuar, como siempre, anunciando a Jesucristo, como han hecho los apóstoles de todos los tiempos. En general, hoy no se puede presuponer ni siquiera lo básico en cuestiones de fe. Y, en segundo lugar, -como bien dijo ya el Papa Pablo VI-, el mundo actual necesita más testigos que maestros. Estamos llamados a dar un testimonio auténtico de lo que somos. Que nuestra vida refleje la fe en la que creemos, sabiendo que nadie somos perfectos, que todos tenemos defectos y pecados.

¿Son las cofradías una buena herramienta para vivir y revitalizar esta vocación cristiana?

Pueden ser una buena herramienta para revitalizar la vocación cristiana si no olvidan lo esencial y el motivo de su existencia: que es vivir la fe cristiana en comunión con otros hermanos. Fe y caridad. Sin este doble quicio, existe el riesgo de convertir las cofradías en una asociación de buenas intenciones, al modo de una ONG, pero habrá perdido su genética cristiana.

Muchos católicos se quejan de que los cofrades solo viven para estos días y el resto del año se olvidan de Dios.

Pero también conozco muchos cofrades que viven su fe durante todo el año y participan en la vida de sus parroquias. Así lo he vivido yo cuando fui párroco de las parroquias del Santísimo Salvador y Santiago Apóstol de Valladolid. Pero comprendo la pregunta que me haces. El pueblo cristiano detecta rápidamente que cofrade lo es por convencimiento cristiano o por motivación social. Puede ocurrir que muchas personas se acercan a las cofradías por motivaciones formales, pero el dinamismo interno de las cofradías, quizás junto a la parroquia, debería ayudar a estas personas a recorrer un camino de formación y maduración en la fe para ser un verdadero cofrade.