
Sociedad
Un esfuerzo constante frente a la adversidad
Más allá de la Navidad, el Banco de Alimentos de Palencia lucha contra la reducción de donativos y el aumento de necesidades, mientras mantiene su compromiso con las familias vulnerables

En la tranquila ciudad de Palencia, el Banco de Alimentos se erige como un pilar de solidaridad que trabaja incansablemente durante todo el año para garantizar que las familias más necesitadas tengan acceso a alimentos básicos. Sin embargo, fuera de la efervescencia navideña, cuando los medios de comunicación suelen poner el foco en su labor, la organización enfrenta desafíos que no siempre reciben la atención que merecen. Rosa Ortega, su secretaria, ofrece a Ical una visión detallada de los retos y necesidades que enfrenta la entidad en este verano de 2025.
El mes de julio, el verano en pleno apogeo y muchos palentinos disfrutando de sus vacaciones. Pero en el Banco de Alimentos de Palencia, ubicado en la Calle Islas Canarias 21, no hay descanso. Rosa Ortega, con la calidez y franqueza que la caracterizan, señala que, en términos de alimentos, la situación es estable. “No nos podemos quejar. Tenemos suficiente para preparar los lotes para las familias, gracias a Dios”, explica. Esta estabilidad se debe en parte a iniciativas como la recogida de la San Silvestre de Palencia, que aportó 500 kilos de alimentos, permitiendo a la organización mantener un suministro adecuado. Sin embargo, esta aparente tranquilidad en el ámbito alimentario contrasta con una preocupación creciente: la falta de recursos económicos para cubrir los gastos operativos.
“Referente a los gastos de la nave y los gastos normales, pues ahí andamos un poco mal, porque se han reducido los donativos, las subvenciones son muy escasas, y entonces para los gastos generales, la verdad que lo tenemos bastante complicado”, confiesa Rosa. El Banco de Alimentos no solo se dedica a recoger y distribuir alimentos, sino que también debe mantener una infraestructura mínima que incluye luz, teléfono, combustible para las furgonetas, seguros, ITV y otros gastos básicos. “Aunque sea un mantenimiento mínimo, esas furgonetas llevan gasoil, llevan ITV, la luz… Llega un momento que no lo puedes mantener”, señala. En algunos casos, los propios voluntarios han tenido que aportar dinero de su bolsillo para cubrir necesidades básicas como el combustible o la factura de la luz.
Uno de los datos más alarmantes que comparte Rosa es la significativa reducción de donativos económicos, que han caído en un porcentaje que ronda el 50 por ciento en comparación con el año anterior. En la campaña de recogida de primavera de 2025, el Banco de Alimentos recaudó 3.776 euros en supermercados, frente a los 6.203 euros del año anterior, una diferencia de casi 3.000 euros. En la Gran Recogida de noviembre de 2024, la cifra fue de 7.785 euros, una disminución notable respecto a los 13.323 euros de 2023. “Se ha notado en todo: en donativos en supermercados, en donativos en dinero que te puedan ingresar en cuenta, en alimentos, pues se ha reducido en todo”, explica Rosa.
Esta caída no es un fenómeno exclusivo de Palencia. Rosa confirma que ha hablado con representantes de otros bancos de alimentos en España, y la situación es similar en todo el país. “A lo mejor no sé si el porcentaje es el mismo que en Palencia, pero sí que se ha reducido en todos los bancos de alimentos”, asegura. La secretaria atribuye esta disminución a una combinación de factores económicos y sociales. “Las cosas están complicadas. Las personas tampoco pueden dar más de lo que dan, porque todo ha subido mucho y está difícil. Ha subido el precio de la comida, los alquileres, las hipotecas… La población siempre está ahí, pero han venido muchas cosas: el COVID, la guerra en Ucrania, la DANA…”, enumera Rosa, refiriéndose a las múltiples crisis que han afectado la economía de los hogares españoles.
A pesar de la reducción en las donaciones, la demanda de ayuda alimentaria no ha disminuido. En diciembre de 2024, el Banco de Alimentos de Palencia atendía a 2.034 personas, una cifra similar a la del año anterior. Sin embargo, Rosa destaca un cambio significativo en el perfil de los usuarios. “Lo que sí hemos notado es que son familias jóvenes con niños en edad escolar. Antes teníamos gente en edad de más de jubilación, pero eso nos ha restado y nos ha aumentado gente joven”, explica. Este aumento en el número de menores atendidos es particularmente llamativo. “Al tener familias jóvenes con niños en edad escolar, pues nos han aumentado los menores, lógicamente”, añade.
La razón detrás de esta tendencia, según Rosa, no es necesariamente el desempleo, sino la insuficiencia de los ingresos para hacer frente al aumento del costo de vida. “No es que todo el mundo esté sin trabajar, ni mucho menos, pero los sueldos no han subido tanto, y sí ha subido el consumo. Entonces, no les llega para terminar el mes”, señala. Este panorama refleja una realidad preocupante: incluso las familias con empleo enfrentan dificultades para cubrir sus necesidades básicas, lo que las lleva a recurrir al Banco de Alimentos.
En medio de estas dificultades, el Banco de Alimentos de Palencia cuenta con un activo invaluable: sus voluntarios. “No me voy a quejar de voluntarios porque siempre tengo personas en disposición, unas con mayor tiempo, otras con menor tiempo, pero estoy súper agradecida”, dice Rosa. Actualmente, la organización cuenta con cuatro voluntarios fijos y una red de colaboradores eventuales que responden a la llamada cuando es necesario, como para descargar un camión o realizar tareas específicas. “Siempre tengo voluntarios en disposición fijos, y luego, según lo que necesite, tengo una agenda que puedo girar de ellos. La gente siempre está en disposición de ayudar”, añade con gratitud.
Otro pilar fundamental son las colaboraciones con supermercados, gestionadas a través de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL). “La colaboración con los supermercados viene directamente a través de la Federación. Son ellos los que coordinan cómo se va a hacer la Gran Recogida o la recogida de primavera. Nos mandan los contactos con los que tenemos que hablar y el procedimiento, y nosotros lo gestionamos”, explica Rosa. Estas campañas son esenciales para recaudar tanto alimentos como donativos económicos, pero la disminución en las aportaciones ha puesto en evidencia la necesidad de buscar nuevas estrategias para garantizar la sostenibilidad de la organización.
A pesar de los retos, Rosa no pierde la oportunidad de agradecer a la ciudadanía de Palencia y su provincia por su solidaridad. “Siempre, de alguna manera, aunque decimos que se ha reducido, no dejamos de entender que nosotros vamos sin nada y siempre volvemos con algo. Desde aquí, nuestro agradecimiento a Palencia y provincia”, afirma con emoción. Sin embargo, también lanza un mensaje claro sobre las necesidades actuales del Banco de Alimentos: “Si alguna empresa, algún particular, cualquier persona que pudiera ayudarnos económicamente, estaríamos totalmente agradecidos. No es cuestión de que tengan dinero que les sobre. Si quieren hacer cargo de la factura de la luz, pues nosotros encantados”.
Para abordar la situación económica, el Banco de Alimentos está tomando medidas proactivas. Durante el mes de julio, Rosa y su equipo planean reunirse con organismos públicos y empresas privadas para buscar soluciones que permitan mejorar la sostenibilidad financiera de la organización. “Estamos gestionando unas visitas para mantener unas reuniones y poner sobre la mesa la situación en la que estamos, a ver cómo lo podemos solventar”, explica.
El verano presenta desafíos adicionales, ya que el Banco de Alimentos cierra en agosto. Para garantizar la atención a las familias durante este período, la organización implementa un sistema de “doble pedido” en julio. “Hacemos del 1 al 15 el pedido que correspondería a julio, y del 15 al 31 lo que correspondería a agosto. Las asociaciones lo cargan de una vez y luego ellos reparten como consideren oportuno”, detalla Rosa. Además, asegura que el Banco de Alimentos permanece atento a cualquier emergencia: “Si hubiera cualquier necesidad de urgencia, tienen mi número de móvil, me pueden llamar. Nunca hemos dejado a nadie sin repartir los alimentos”.
La labor del Banco de Alimentos de Palencia es un testimonio del compromiso de una comunidad que, a pesar de las dificultades, no da la espalda a quienes más lo necesitan. Sin embargo, la reducción de donativos y las insuficientes subvenciones públicas amenazan la sostenibilidad de esta labor esencial. Rosa Ortega, con su dedicación y optimismo, representa el espíritu de lucha de una organización que no se rinde. Su mensaje es claro: cualquier ayuda, por pequeña que sea, puede marcar la diferencia. Desde cubrir una factura hasta colaborar como voluntario, cada gesto cuenta para mantener viva la misión del Banco de Alimentos: garantizar que nadie en Palencia pase hambre.
En un momento en que las necesidades crecen y los recursos disminuyen, el Banco de Alimentos de Palencia nos recuerda que la solidaridad no debe limitarse a la Navidad. Es un esfuerzo colectivo que requiere el apoyo de todos, todo el año.
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