Defensa

Así será el primer portaaviones convencional de la historia de España: una joya para la Armada

Hace unas semanas, las fuerzas españolas encargaron a Navantia un estudio con el objetivo de construir el mayor buque de guerra de su historia inspirado en el francés Charles de Gaulle, de propulsión nuclear

El portaaviones francés Charles de Gaulle
El portaaviones francés Charles de Gaulle, en el que podría basarse el nuevo buque de guerra de la Armada de EspañaLa Razón

Hace unas semanas, la Armada española encargó a Navantia un estudio con el objetivo de construir un portaaviones tradicional, el que podría ser el primero de categoría convencional de la historia de España. Un proyecto que podría rondar los quince años gira en torno a un concepto más ambicioso que el tipo LHD Juan Carlos I con el que ya cuenta las Fuerzas Armadas, lo que dará poder al Ejército español entre las principales potencias militares del mundo.

Este estudio, en el que ya trabaja Navantia, planteará la conveniencia de que el futuro buque disponga de sistemas de catapulta y de ayuda al aterrizaje con cables, por ejemplo, además de las necesarias dimensiones para poder acoger y operar con una flota que se estima que será de entre veinticinco y treinta aviones de combate tripulados.

Según recoge EFE, podría estar inspirado en el portaaviones francés Charles de Gaulle, de en torno a 40.000 toneladas y más de 260 metros de eslora, lo que hará que sea mayor que el actual portaaviones español Juan Carlos I, que tiene 26.000 toneladas y unos 231 metros de eslora.

Más grande que el Juan Carlos I: España, junto a Navantia, planea un nuevo portaaviones que sería el mayor buque de guerra jamás construido por la Armada española

Eso sí, el nuevo buque español en el que ya trabajan la Armada y Navantia no será de propulsión nuclear como el Charles de Gaulle sino convencional, aunque sus capacidades serán similares. Su capacidad prevista es de que pueda transportar y operar hasta treinta aeronaves, entre helicópteros, medios y pesados en perfil de operaciones anfibias y aviones de ala fija.

Mientras, el Juan Carlos I, por ejemplo, es el mayor buque de guerra construido jamás por España, y supone una herramienta para garantizar su capacidad de respuesta e influencia global. El Juan Carlos I es un buque anfibio portaeronaves, no un portaviones convencional, aunque puede operar con helicópteros y aviones de ala fija.

Pero hasta ahora, todos los portaaviones con los que ha contado la Armada española (es decir, el Dédalo, el Príncipe de Asturias o este último), solo permitían operar a los aviones de toma vertical. Algo que suponía un problema para, por ejemplo, el nuevo F-35 Bravo estadounidense, el único que hay en el mercado con capacidad de aterrizaje vertical y despegue en corto (STVOL).

Sin embargo, el buque del futuro español permitirá operar a los cazas que tomen vuelo rodando por la pista, así como no solo a los de despegue vertical. El futuro portaviones en sí podría superar los 1.000 millones de euros, aunque no hay cifra fija ni estimada.

La fragata española "Santa María" y el portaaviones francés Charles de Gaulle navegan juntos
La fragata española "Santa María" y el portaaviones francés Charles de Gaulle navegan juntosLa Razón

Sus capacidades se verán completadas con la de los otros dos buques anfibios, dotados con probabilidad también de aviones (en este caso STVOL), si la compra de los F-35B que España tiene en mente cuaja finalmente.

¿Cuántos tipos de portaaviones existen y cómo se caracteriza el desarrollo de estos buques de guerra

En sí, el desarrollo de un portaaviones resulta menos complejo que el de una fragata, por ejemplo, por lo que no supone un reto especialmente complicado para Navantia. La construcción implica el ensamblaje de grandes secciones de acero y la integración de sistemas complejos (lanzamiento, recuperación de aviones, sistemas de defensa...).

Se requiere una tripulación y logística bien formada para el suministro de combustible, mantener los sistemas u operar los aviones, entre otros, y en definitiva, garantizar la seguridad.

Por ello, se pueden distinguir varios sistemas de despegue y aterrizaje. En el caso de los STOVL, se refiere a los que pueden despegar y aterrizar verticalmente, sin necesidad de pistas largas, mientras que los CATOBAR, utilizan catapultas para acelerar los aviones. Por otro lado, los STOBAR, despegan con su propia potencia, aunque también utilizan cables de parada para el aterrizaje.