Sociedad
¿Nació el ajedrez en España?
La aparición de unas piezas únicas demuestran que este deporte nació en nuestro país
¿Se puede decir que el ajedrez es marca España? Muchos misterios existen sobre esta afirmación, pero "Los Bolos de San Genadio" tienen que decir mucho al respecto. Y es que estas piezas únicas han permitido que existan diversas tesis que relacionan a este deporte con nuestro país.
Se cree que este juego, en una vertiende mucho más primitiva, nació en la India, en el siglo VI a raíz de una disputa en el trono de Hind (India) entre los hermanos Gav y Talhand. Este tipo se conocería como chaturanga en Persia y tras la conquista por los árabes continuaría desarrollándose siguiendo las expansiones islámicas. Los árabes conquistaron entre los años 632 y 651 el imperio Sasánida. Durante ese tiempo entraron en contacto con el ajedrez. Por ellos llegó el juego, que solo por adaptación fonética se llama shatranj, a su primera época de gran esplendor.
Como ajedrecistas de élite se nombra al-Adli, quien compuso el primer manual de ajedrez. Le siguen ar-Razi, Mawardi, as-Suli y al-Lajlaj. Importantes fuentes literarias les debemos a Firdausi y a al-Mas'udi. Se desarrolló mediante una rica colección de aperturas (Tabjien) y situaciones finales (Mansuben). Un elemento clave del shatranj son el planteamiento y la resolución de problemas. Los árabes contribuyeron decisivamente a su expansión.
Después el juego entró en Europa a través de varios caminos. Uno de los primeros contactos se produjo a través del Imperio Bizantino, especialmente en Constantinopla. Pero todo indica que España ha tenido que ver como es este deporte en la actualidad, gracias al hallazgo de unas piezas únicas, conocidas como "Los Bolos de San Genadio" que fueron descubiertas en 1923 en una cueva de León, en el Valle del Silencio, que se trata de un valle de montaña situado a los pies de Pico Tuerto (2051m) y la Aquiana (1846m), en los montes Aquilanos, en la comarca leonesa de El Bierzo. Enfrente a él se encuentra el pueblo de Peñalba de Santiago, con su arquitectura popular conservada y su iglesia, una joya de la arquitectura mozárabe, con la distinción de Bien de Interés Cultural en 193. Es un destino turístico entre cuyos elementos destacan la Cueva de San Genadio, los canales romanos y la ruta de la Tebaida berciana.
Situado al sureste de la comarca de El Bierzo, forma parte de la cuenca del río Oza, conocida como valle del Oza o, popularmente, como Valdueza, a través de uno de sus afluentes, el arroyo de Silencio. Se encuentra en la cara norte de los montes Aquilanos, a los pies de sus picos más altos. Es frecuente confundir y generalizar la denominación de Valle del Silencio a todo el Valle del Oza e, incluso, al conjunto de valles que forman las cercanías de Peñalba de Santiago, incluyendo al contiguo, por el oriente, Valle de Friguera. Su aislada ubicación, en el centro de los montes Aquilanos, hizo de este entorno el lugar escogido a partir del siglo vii por monjes anacoretas para el aislamiento y la construcción de monasterios y ermitas, dando lugar a la Tebaida leonesa.
En el siglo X San Genadio fundó un oratorio dedicado a Santo Tomás (la zona es conocida por los lugareños como Santo Tomé) del que a día de hoy no queda resto alguno, aunque hay constancia de que en el siglo XVII existían restos. En principio, en este lugar y no en Santiago de Peñalba, donde se encontraba un monasterio fundado alrededor de 910-916 por San Genadio, es donde su discípulo, San Fortís, pensaba construir la iglesia mozárabe que terminó construyéndose en su ubicación actual por el abad Salomón, probablemente debido a la muerte de San Fortís en 930, y descansando los restos de San Genadio en su interior, a sus pies.
En una pared de la montaña, situada a la entrada del valle, en su lado oeste, se encuentran varias cuevas naturales. Una de ellas es la conocida como Cueva de San Genadio en la cual el santo pasaba largas temporadas meditando. Puede visitarse siguiendo una ruta de senderismo que sale desde Peñalba de Santiago hacia el valle.
Pues en esta cueva se encontraron estas piezas en 1923, aunque desaparecieron y se dieron por perdidas... pero un investigador nunca se da por vencido y Miguel Ángel Nepomuceno, en 1958, decidió que había llegado el momento de volver a sacar a la luz estas piezas históricas. Siguió la pista de las piezas y sus pesquisas le llevaron hasta el Monasterio de Santiago de Peñalba (León). Allí las encontró y supo que un lugareño las había guardado en una caja de zapatos durante todos esos años, evitando de este modo que se perdieran o fueran destruidas por descuido. Esta fue la foto que realizó de su descubrimiento.
Las piezas de San Genadio son de origen mozárabe y datan del siglo X, aunque probablemente sean del IX, por lo que son consideradas las más antiguas de Europa. Fueron talladas en cuerno de cabra y su diseño es muy simple, acorde a los juegos de ajedrez de aquella época. Los reyes y damas tenían forma de trono. No hay que olvidar que algunas culturas prohibían realizar figuras de sus reyes o gobernantes, por lo que en sus ajedreces nunca se verían figuras. Los caballos se diferencian del resto por una simple protuberancia, que puede representar la cabeza del animal, y las torres solían llevar una muesca en forma de V. Se tratan en todal de cuatro piezas, dos torres, un caballo y un alfil.
Otras relaciones del ajedrez con España
Pero estas figuras no son la únicas que estrechan la relación del ajedrez con España. En el siglo XIII se compuso bajo el patrocinio del rey Alfonso X un famoso manuscrito titulado Libro de los juegos y que trata sobre ajedrez, tablas reales (hoy backgammon) y dados.
Hacia finales del siglo décimo quinto comenzaron a cambiar las reglas de manera decisiva. Se regularían los movimientos del peón, el alfil y la dama. Mediante estos ajustes se cambió el juego completamente, el nacimiento del ajedrez moderno. El nuevo juego exigía distintas tácticas y aperturas. El ejercicio ganó en velocidad y, al mismo tiempo, en popularidad. Estas novedades se introdujeron probablemente en Valencia entre los años 1470 y 1490 y se manifestaron en el poema valenciano Scachs d'amor, el documento más antiguo sobre el ajedrez moderno. Los compositores y a la vez famosos ajedrecistas fueron Francesc de Castellvi, Narcis Vinyoles y Bernat Fenollar.
Además, en el año 1497 apareció un libro de ajedrez del eclesiástico y ajedrecista español Luis Ramírez de Lucena: Repetición de Amores y Arte de Ajedrez, con 150 juegos, publicado en Salamanca ese mismo año. Pero la caligrafía gótica que está escrito solo surge hacia 1500, con lo que la autoría y la datación no están claras.
En la época moderna, el primer campeonato oficial del mundo de ajedrez se organizó en 1886. El ajedrez está considerado por el Comité Olímpico Internacional como un deporte, y las competiciones internacionales están reguladas por la FIDE. Los jugadores compiten a nivel individual en diferentes torneos, aunque también existen competiciones por equipos, siendo una de las más importantes las Olimpiadas de ajedrez.
En este tiempo también tiene que ver mucho la comunidad castellano y leonesa, ya que uno de los torneos más importantes que se celebran en el mundo es el Magistral de León, que suele reunir todos los años las primeras figuras de este juego, que hace, durante unas semanas las delicias de los leoneses y visitantes.
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