Cataluña

«Las pandemias no saben de fronteras»

La escritora canadiense Marilee Peters habla con LA RAZÓN sobre estas enfermedades a lo largo de la historia

Es la autora del libro "El paciente cero"
Es la autora del libro "El paciente cero"Brenndan Lain

La escritora canadiense Marilee Peters siempre ha tenido la vocación de divulgadora. Eso le ha hecho escribir desde política, teatro, cuidado de los niños o salud. En este último apartado destaca “El paciente cero”, un libro publicado por Siruela y destinado a los más jóvenes, con las pandemias como tema principal. La autora habló con este diario sobre la actual crisis sanitaria.

¿Hemos sido tan ingenuos como para pensar que las pandemias forman parte de nuestra historia?

Creo que los humanos somos, en líneas generales, naturalmente optimistas y, por tanto, tendemos a centrarnos en el momento presente. Tras haber sobrevivido a una crisis, como una epidemia, lo más natural es seguir adelante con nuestra vida y enfrentar los desafíos que tenemos por delante. Esto no quiere decir que grandes eventos, como pueden serlo las epidemias, no dejen huellas de sí mismos. Las dejan. Se imprimen en nuestra memoria colectiva y nuestra cultura.

¿Hasta qué punto es necesario explicar a los más jóvenes que deben ser conscientes que las epidemias existen y podemos ser víctimas de ellas?

¡A todos nos gusta una historia dramática! Y las historias de epidemias son muy dramáticas. Pero hay un propósito más importante más allá de esto en el hecho de conocer cosas sobre las epidemias que han sucedido en el pasado: darse cuenta de que cada epidemia nos ha enseñado algo que nos ha ayudado a prevenir o tratar futuras epidemias. El doctor John Snow creó el primer mapa de un brote de cólera en el Londres del siglo XIX y esto supuso un gran paso adelante en la ciencia epidemiológica. También fue muy importante por lo que se refiere a las epidemias que los médicos en Cuba se dejaran ser picados por mosquitos para así observar cómo se transmitía la fiebre amarilla. Creo que el objetivo de hablarles a los niños sobre epidemias no es enseñarles que todos podemos ser víctimas, sino ayudarlos a darse cuenta de que incluso en medio de un evento terrible como una epidemia hay esperanza, porque siempre habrá algo que podamos aprender de la experiencia que será útil en el futuro. Espero que algunos de los niños que lean libros como “El paciente cero” se inspiren para convertirse en epidemiólogos o médicos de salud pública.

El paciente cero” se inicia con la peste que azotó Londres en 1665. ¿Es comparable el miedo de los londinenses de entonces al miedo que podemos sentir hoy por el COVID-19?

La enfermedad y la muerte fueron mucho más visibles en epidemias como la de Londres en 1665 que en la actualidad. Las personas sufrieron y murieron en el hogar, atendidas por sus familias, que no tenían forma de protegerse de las infecciones y, por lo tanto, corrían un riesgo muy alto de contraer la peste. Hoy tenemos hospitales, unidades de cuidados intensivos, profesionales médicos capacitados y mucho más conocimiento sobre cómo se propaga la enfermedad. Covid-19 es una crisis, pero estamos mucho mejor preparados para enfrentarnos que la gente de Londres ante la peste en 1665.

Se dice que la primera gran epidemia fue la Peste de Justiniano, que provocó 60.000 muertos. Hoy, en plena crisis del Covid-19, esa cifra parece baja. ¿Cómo ha ido variando la tasa de mortalidad a causa de epidemias a lo largo de la historia?

Diferentes enfermedades tienen diferentes tasas de mortalidad y tasas de infección. Por ejemplo, el ébola tiene una tasa de mortalidad muy alta, pero debido a que la enfermedad afecta terriblemente a las personas casi de inmediato no tiende a propagarse muy lejos y no muy rápidamente y los brotes (hasta ahora) han involucrado un número menor de personas que en epidemias como la gripe española o la pandemia Covid-19 de hoy. Por supuesto, las tasas de mortalidad en epidemias también se ven afectadas por la calidad de la atención médica que reciben las personas y los pasos que las personas toman para evitar infectarse. Somos muy afortunados de tener el beneficio de cientos de años de aprendizaje científico.

En España, la última gran epidemia fue la peste española de 1918. ¿Qué supuso para la sociedad española de la época?

La pandemia de 1918 fue especialmente devastadora porque se produjo durante la Primera Guerra Mundial, cuando la gente de todo el mundo ya estaba debilitada por años de privación y escasez de alimentos por culpa de la guerra. Pero mientras que países como Gran Bretaña, Estados Unidos o Canadá, que estuvieron involucrados en la guerra, no pudieron al principio informar abiertamente sobre los impactos de la enfermedad debido a la censura en tiempos de guerra, la prensa en España no estaba bajo tales restricciones. El resultado es que la enfermedad se conoció como la gripe española. La realidad es que los virus no reconocen las fronteras nacionales. La pandemia de 1918 lo demostró, y la pandemia de Covid-19 nos está enseñando esa lección nuevamente.