E l coronavirus ha supuesto un gran impacto para todo el mundo. El confinamiento, en primera instancia, y la nueva normalidad en convivencia con el virus ha obligado a la población a adaptarse a este nuevo contexto, una adaptación que está especialmente llena de obstáculos para las personas ciegas o con algún tipo de discapacidad visual.
-¿Qué dificultades añadidas supuso en su día el confinamiento para las personas invidentes o con discapacidad visual?
-Las personas invidentes precisaban de ayuda, especialmente aquéllas que vivían solas. Hay que tener en cuenta que en todo el Estado hay cerca de 14 mil personas afiliadas a la ONCE mayores de 65 años que viven solas y diseñamos un programa específico durante el estado de alarma para darles apoyo intenso y acompañamiento a través de apoyo telefónico y voluntariado.
- La nuevas tecnologías y las redes sociales adquirieron un papel protagonista en lo que se refiere a la comunicación y las relaciones sociales de la población. ¿Están éstas adaptadas a las personas con baja o nula visión?
-Las personas ciegas hemos hecho uso de las redes sociales que están adaptadas, pero el problema que nos hemos encontrado durante el confinamiento y postconfinamiento es que las administraciones sanitarias han diseñado unas aplicaciones y webs no accesibles, generando así discriminación. No se han hecho bien y el colectivo de personas con discapacidad visual no ha podido acceder a estos recursos como el resto de la población. Estoy hablando de los portales ‘Mi Salud’ o ‘COVID-19’ de la Generalitat o ‘Radar COVID’, que es estatal y ahora ya se ha modificado y se ha hecho accesible. No aceptamos que haya recursos para gestionar la pandemia que no sean accesibles para todo el mundo, porque ello genera un doble riesgo: discriminan y no protegen a un sector de la población.
- Ahora, cuando estamos intentando recuperar la normalidad, este colectivo se enfrenta a nuevos obstáculos por sus particulares circunstancias. Por ejemplo, ¿de qué recursos disponen las personas con discapacidad visual para respetar la distancia social en tanto en cuanto en algunos casos no pueden ver dónde se encuentran las otras personas?
-Realmente, se nos hace difícil mantener la distancia física de seguridad. Por ello, pedimos a la ciudadanía que nos ayude de forma verbal. Si ven a una persona con bastón o con perro guía pueden indicarle por dónde pasar dándole instrucciones con la voz, en lugar de hacerlo como hasta ahora, cogíendole del brazo, por ejemplo. Para nosotros no está siendo fácil , pero a pesar de ello necesitamos ir a trabajar, ir a estudiar...y afrontamos la nueva realidad con más dificultades y, sobre todo, con mucho espíritu de superación. Ya nos encontrábamos con muchos problemas y barreras antes de la pandemia, imagínate ahora. Es que hasta la mascarilla es un obstáculo para nosotros, ya que ésta modifica un poco el tono de voz de las personas y nosotros lo usamos para reconocer a la gente, de manera que el reconocimiento auditivo también se nos complica.
-Una de las principales medidas sanitarias a tener en cuenta para evitar la propagación del virus es evitar tocar las cosas y superficies, pero el tacto es uno de los sentidos a los que recurren las personas con discapacidad visual para ubicarse, leer, identificar... ¿De qué manera pueden solventar esta contradicción? ¿Es un verdadero problema?
-Nosotros usamos mucho el tacto, hemos de tocarlo todo y es un verdadero problema. Hemos de limpiarnos las manos constantemente y las nuevas tecnologías accesibles nos podrían ayudar mucho a gestionar esta situación.
-¿Ha sido necesario adaptar el adiestramiento de los perros guía a estas nuevas circunstancias?
- Durante el confinamiento, algunos perros han tenido más estrés por el hecho de no poder salir casi a pasear e incluso alguno ha caído en el sedentarismo, por lo que en ocasiones ha habido que intervenir en este sentido. En Cataluña hay 200 perros guía y en España, en torno a mil. Éstos están adiestrados a esquivar obstáculos, pero no a esquivarlos a dos metros de distancia, por eso es importante la colaboración de la ciudadanía con la ayuda verbal. Y lo mismo sucede con las personas invidentes que recurren al bastón.
-¿Y la ciudadanía les está ofreciendo este apoyo o no entiende por qué no cumplen las medidas de seguridad y prevención?
- Nosotros pensamos que la sociedad es mayoritariamente solidaria y sensible. Cuando la gente tiene conocimiento de cómo ayudar, suele hacerlo, pero es importante que tenga ese conocimiento, de manera que nosotros, cuando necesitamos esa ayuda, la pedimos.En cualquier caso, para nosotros lo importante es que la nueva realidad no sea una barrera para las personas invidentes, porque ya teníamos muchas barreras a superar antes de la pandemia.
-Usted ha dicho que es importante que la ciudadanía tenga conocimiento de cuál es su situación para que pueda ayudar. ¿Qué han hecho desde la ONCE para divulgar ese conocimiento?
-El Grupo Social ONCE ha lanzado una campaña de dibujos animados, que se llamada ‘Barrerismo COVID’ a través de los cuales explicamos a la sociedad con qué barreras nos encontramos y qué podemos hacer entre todos para que esos obstáculos no existan.
-Y a las administraciones, ¿qué les piden?
-En este momento es necesaria una tecnología más accesible que nunca, pero las administraciones no nos están ayudando en este sentido, ya que justamente ahora es cuando han desarrollado las tecnologías más inaccesibles. Las medidas COVID nos dificultan las cosas y asuminos más riesgos que la población en general. Éstas no pueden ser una nueva barrera para nosotros y las administraciones deberían tomar la responsabilidad de erradicar estas barreras que afectan a nuestros derechos. En estos momentos difíciles creemos que es importante, al margen de respetar las normas, tener esperanza y optimismo.