El VIH ya se ha cobrado la vida de casi 33 millones de personas y, pese a que continúa siendo uno de los mayores problemas para la salud pública, los avances en prevención, diagnóstico y tratamiento del virus permiten que las personas infectadas puedan convivir con el sida, que es ya una enfermedad crónica.
-¿Qué es el VIH? ¿Y el sida?
- Es un virus de la inmunodeficiencia humana que infecta a células del organismo y las destruye. Cuando la destrucción de estas células defensivas es muy importante se produce un deterioro del sistema inmunitario y se evidencia una fase de defensa tan baja que aparecen infecciones y patologías oportunistas. El sida es la fase avanzada de la infección, que tiene lugar cuando la inmunodepresión que genera el VIH es severa.
– ¿Cuál es su incidencia?
–En los últimos años, se han reducido significativamente los nuevos diagnósticos, especialmente en los dos últimos años. La recomendación de iniciar el tratamiento antirretroviral en el momento del diagnóstico ha hecho que se haya reducido la transmisión del virus y ha supuesto un control más precoz de la infección. El tratamiento impide la replicación viral y si el virus se deja de detectar en sangre es porque la carga viral es indetectable, lo que quiere decir que el individuo es intransmisible. Además, en los dos últimos años, la implementación financiada de la profilaxis de prexposición se ha traducido en una disminución de la incidencia. Por ejemplo, en mi unidad diagnosticábamos una media de 100 nuevos casos al año, pero en 2018 y 2019 se diagnosticaron la mitad.
–¿Cuáles han sido los avances más importantes en los últimos años?
-Han sido: el fomento y promoción de la prueba de diagnóstico, el tratamiento antirretroviral precoz a personas infectadas y la incorporación de la profilaxis de prexposición dirigida a personas de riesgo, que ha hecho que hayan caído el número de nuevos diagnósticos. Todo ello ha hecho que, pese a que el uso del preservativo no sea tan frecuente como en la época más trágica, haya bajado la incidencia. Lo deseable sería que existiese una vacuna preventiva que generara una inmunidad tan potente frente al virus que no fueran necesarios fármacos.
– Gracias a la investigación, se ha logrado cronificar la enfermedad. ¿Ha dejado el VIH de ser, pues, una amenaza pública?
– Ante todo, hay que tener en cuenta que no es lo mismo lo que sucede en los países occidentales que lo que pasa en los subdesarrollados. En cualquier caso, el problema no está resuelto y hay que seguir investigando en nuevos tratamientos. Es prematuro decir que el VIH ya no es una amenaza ya que, aunque hemos experimentado grandes avances, aún queda mucho recorrido por hacer y no podemos relajarnos en lo que se refiere a prevención e investigación. No se puede cantar victoria aún.
–¿Cuáles son los principales obstáculos con los que se encuentran los investigadores para erradicar el VIH?
- Lo ideal sería disponer de un tratamiento que consiguiera la eliminación viral, pero de momento éste no existe. No hay una estrategia terapéutica que elimine el virus del organismo. Además, también sería deseable seguir investigando para lograr una vacuna preventiva. El problema es que éste es un virus que tiene una gran variabilidad, de manera que hay diferentes subtipos. Hay que tener en cuenta que la ciencia no ha logrado una respuesta inmune por parte del organismo que sea eficaz y además es un virus que tiene gran capacidad de esconderse.
-Desde hace años se habla sobre una posible vacuna. ¿En qué punto está la investigación en este sentido?
-Con el fin de encontrar esa vacuna, ha habido varios ensayos previos con una eficacia limitada porque no se conseguía imitar los genes del virus necesarios para conseguir una respuesta inmunitaria completa del organismo frente al VIH. Nosotros hemos comenzado un estudio, en el que participan centros internacionales y seis españoles, que está en frase 3 y con el que se ha conseguido generar las proteínas suficientes con una respuesta inmunológica que abarca la mayoría de subtipos del VIH. El seguimiento son unos 30 meses desde la inclusión en el ensayo de todos los candidatos, que son unos 3.800 a nivel mundial. Así pues, los resultados definitivos aún tardarán, pero los previos nos invitan a ser optimistas porque incluye genes para los diferentes subtipos del VIH y esto ha costado mucho. Ahora hay que ser pacientes porque igual pasan tres o cuatro años hasta que podamos tener datos concluyentes sobre en ensayo.
-¿Se podría establecer alguna relación entre el VIH y el coronavirus?
-Cuando fui residente viví el cénit del VIH y no lo he olvidado, aunque entonces se trató de un proceso más lento y el virus ya era conocido. El COVID ha sido una hecatombe, que llegó de un día para el otro y que causa la muerte de los pacientes en apenas días. Además, nos ha pillado desprevenidos y sin tener conocimientos sobre el virus. Sin embargo, en ambos casos se trata de infecciones víricas, transmisibles y que se pueden evitar con precaución, por ello quiero incidir en la importancia de la responsabilidad individual de las personas. Al menos, la pandemia ha servido para poner en valor la importancia de destinar recursos a la investigación