Opinión

Las cosas pequeñas

Un Mosso d'Esquadra para a un coche durante el control policial por el confinamiento perimetral en la C-17 a la entrada de Ripoll, en Girona.
Un Mosso d'Esquadra para a un coche durante el control policial por el confinamiento perimetral en la C-17 a la entrada de Ripoll, en Girona.Glòria SánchezEuropa Press

Nos vuelven a confinar, a cada cual en su comarca, y se acabaron de momento otra vez los días de libertad, aunque fuera una libertad restringida, conque no nos queda otro remedio que recogernos de nuevo, volver a atarnos a las costumbres aprendidas en estos meses tan largos y disfrutar de lo que tenemos cerca.

(Y si se me permite el inciso, los niños no se merecían esto, lo de la pandemia, pero nosotros a lo mejor sí, porque teníamos la responsabilidad y la obligación de cambiar el mundo –y ese fue, cuando éramos jóvenes, nuestro sueño– y no lo hicimos. Es más, el mundo que nosotros les vamos a dejar es peor que el que a nosotros nos dejaron nuestros mayores, muchos de los cuales o ya no están o aguardan el final de la pesadilla sin poder salir de las residencias.)

Disfrutar de las cosas pequeñas a las que apenas prestamos atención porque no nos va la vida en ellas. De la primavera por ejemplo, que el año pasado ya la desaprovechamos, y que está en todas partes y siempre encuentra algún rincón donde ofrecerse, incluso en las ciudades como Barcelona donde imperan el ruido, la geometría y el asfalto.

Y si es posible y se tiene la oportunidad, de la naturaleza, tan generosa en cualquier época. Ir cada día al mismo sitio, como hizo durante un año el naturalista norteamericano David G. Haskell, que diariamente acudía al bosque y se sentaba en la misma piedra a observar lo que allí ocurría, de todo lo cual dio cuenta luego en un libro magnífico: En un metro de bosque. Un año observando la naturaleza.

Pero no hace falta ir al bosque, puede ser el parque de al lado de casa, o el banco de la plaza donde nos sentamos habitualmente, o ese camino de las afueras en cuyas orillas se atreven a florecer las amapolas.