Historia
El misterio del Santo Pañal
Aparece nueva documentación sobre la desaparición de la reliquia que se custodiaba en la catedral de Lleida
Esta es una historia sorprendente y que probablemente todavía no ha conocido su último capítulo. En ella se funden la devoción religiosa con las consecuencias de una guerra, el pasado medieval de un país y las expectativas de una ciudad catalana. Estamos ante una de las reliquias religiosas más importantes de todos los tiempos y que desapareció en la sede de un banco, pese a que se pensaba que este podía ser su lugar más seguro. Nos referimos al Santo Pañal, el primero que, según la tradición popular, tuvo Jesús y que durante siglos se custodió en la catedral de Lleida como el preciado tesoro que era.
¿Cómo llegó hasta la capital del Segre una reliquia de estas características? Ni el mejor guionista podría imaginar una historia así de la que se conservan documentos originales. El primer pañal con el que fue envuelto el Niño Jesús ingresó en Lleida gracias a los buenos oficios de un mercader llamado Arnau Solsona, que había sido encarcelado en Mallorca junto con su esposa Elisenda, y su hija Guillamona durante una incursión que el rey de Túnez había realizado en la isla. Una vez que fueron llevados hasta el país de África del Norte donde Guillamona fue convertida en la esposa del hijo del rey. De esta manera, la joven pudo acceder a los tesoros reales, entre ellos el Santo Pañal. La buena de Guillamona lo pudo robar y se lo entregó a su madre. Una vez de vuelta en Lleida y poco antes de fallecer, Elisenda le confesó a su marido que en casa tenían la reliquia que había sido propiedad del rey de Túnez. Arnau Solsona lo donó a la catedral de su ciudad en 1297 y no dudó en contar todas estas andanzas en un acta notarial que afortunadamente ha sobrevivido al paso del mucho, muchísimo tiempo pasado desde entonces.
El pasado jueves se presentó nueva documentación sobre un tema tan misterioso como fascinante. Fue en el transcurso de una conferencia sobre patrimonio y guerra civil realizada por Carmen Berlabé y Albert Velasco, conservadora y ex conservador del Museu de Lleida. Al final del coloquio saltó la sorpresa al presentar Berlabé una serie de documentos, procedentes del Banco de España, relacionados con el depósito del Santo Pañal en esa institución, primero en la delegación de Lleida y posteriormente en la de Barcelona.
De esta manera podemos saber que el 26 de abril de 1937 se registró un depósito de alhajas, el número 21 «constituido por José Vidal Ruiz a disposición del Gobierno de la Generalidad de Cataluña, una caja de madera conteniendo un objeto artístico-reliquia conocida por el Santo Pañal, procedente de la Catedral de Lérida». En el mismo documento se añade una nota al margen: «INCAUTADO POR LOS ROJOS».
«Esta es una reliquia que no se ha localizado, pero eso no quiere decir que no pueda aparecer», comenta Berlabé en declaraciones a este diario. En este sentido, recordó que se han devuelto algunas obras por «secreto de confesión y esto es algo que podría pasar aquí». La conservadora del Museu de Lleida considera que hay que seguir divulgando el caso para que no quede dormido y pueda ocurrir, nunca mejor dicho, el milagro.
«Yo soy un poco pesimista», argumentó por su parte Albert Velasco. «Todo lo que se llevaba al Banco de España, cuando eran metales, se fundía para la industria de guerra y eso pasó con muchas piezas de la Iglesia. ¿Qué es lo que se hizo con esa reliquia? No lo sabemos», se preguntó el ex conservador del Museu de Lleida.
Velasco recordó que el Santo Pañal ha sido «la reliquia más importante que ha habido en Lleida, con una gran devoción. Recuperarla significaría el regreso de una señal de identidad de la ciudad, de un verdadero tesoro. Es un trozo de tela que explica muchos siglos de historia». En este sentido, no se puede olvidar que Lleida se convirtió, como recordó Velasco, «en un elemento de atracción turística para los peregrinos que pasaban por la ciudad en su ruta del camino de Santiago».
Hay una postdata curiosa a toda esta historia tan fascinante como misteriosa, propia de la mejor de las novelas. Mientras no aparezca la reliquia, sí han sobrevivido algunos fragmentos, unos pocos hilillos. Uno de ellos pertenece a la familia leridana Puig, que actualmente vive en Barcelona, mientras que otros se conservan en la iglesia de Escalona del Prado, en la provincia de Segovia.
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