Entrevista
“La moda debe ser altavoz de lo que ocurre en el presente”
Charla con la diseñadora de moda nupcial y directora creativa, Marta Martí: “El diseño y el trabajo artesanal es el diferencial de nuestros vestidos de novia”
Tras dos años difíciles, las bodas y su liturgia -buscar lugar y traje para casarse- vuelven a reactivarse y con ellas, la Barcelona Bridal Fashion Week. Entre el 20 y el 24 de abril, la pasarela más internacional de vestidos de novia, reunirá 320 marcas, un 80% internacionales, de 27 países. Habrá 33 desfiles y se verán más de 25.000 vestidos para que las parejas que han sobrevivido al tsunami emocional de la pandemia puedan empezar a imaginarse cómo lucirán cuando se den el “sí quiero”. La diseñadora Marta Martí (Barcelona, 1983) asegura que son muchas. “Antes de la pandemia, la mayoría se casaba entre abril y octubre. Ahora, tenemos bodas todo el año para dar salida a los enlaces aplazados”, cuenta. Hay ganas de celebrar y pocas excusas mejores que una boda para reunir a todas las personas que uno quiere.
Ha pasado una década desde que diseñó su primer vestido. “Fue el mío. Me ayudaron mi madre y mi abuela, que era modista”, dice. Es famoso el discurso de Steve Jobbs en el que recuerda que la creatividad se nutre de las fuentes más inesperadas. En su caso, fue un curso de caligrafía y en el de Marta Martí, un curso de patronaje en el barrio de Sants al que se apuntó como hobby. Su vestido gustó tanto que sus amigas le hicieron encargos y el boca a boca la llevó a diseñar los vestidos de algunas de las hijas de la burguesía de Barcelona que buscaban piezas originales, con detalles artesanales y un aire entre romántico y desenfadado. Las redes sociales hicieron el resto para consolidar una firma que al apostar por la sostenibilidad y la artesanía desde el inicio no ha tenido que reinventarse demasiado tras el reset que debe hacer la moda después de la pandemia y la amenaza del cambio climático.
España es el segundo país que más vestidos exporta, por detrás de China, y el único que tiene una producción superior a la demanda interna. Antes de la pandemia, facturaba más de 1.300 millones. ¿Qué es lo que más se valora?
El diseño y el trabajo artesanal. Aunque contamos con pesos pesados como Pronovias y Rosa Clarà, la mayoría somos talleres artesanales. Es nuestro valor añadido. Tenemos el deber de seguir apostando por una moda lenta que trabaje los tejidos de forma sostenible y artesanal. No son tan importante las tendencias, sino cómo llegar a ellas de forma respetuosa.
Sobre la artesanía, Jonathan Anderson, director creativo de Loewe, dice que es lo más moderno que existe.
Tal y como lo entiendo yo, la artesanía es la búsqueda constante de nuevos retos y hasta donde unas manos son capaces de llegar y crear. Para mí, no hay parte del proceso creativo más bonita. Lo artesanal es sinónimo también de contemporaneidad, de saber hacer y es una herencia que debemos mantener viva.
El confinamiento de 2020, os cogió tras lanzar su primera colección para invitadas. ¿Cómo le afectó y qué hizo durante ese parón obligado?
Lanzamos esa colección justo una semana antes del confinamiento total, tras meses de mucho trabajo, planes y estrategia. Esa primera semana vendimos más de lo que habíamos previsto, pero luego el mundo se paró y las prioridades cambiaron. No había bodas, no había fiestas y cerramos el taller.
Y cuando reabrieron, ¿qué cambió?
Además de tener más bodas en otoño e invierno, las novias vienen con más antelación. ¡Estamos preparando un vestido para una boda en la Provenza que se celebrará en 2024!
En un momento en que toca repensar la relación con el medio ambiente, ¿qué papel juega la moda nupcial que al final trabaja para confeccionar un vestido para un solo día?
Nosotros apostamos por la producción 100% local y trabajamos con proveedores que se implican y que comparten nuestros valores. Nuestras modistas trabajan en un taller del Eixample con luz natural. También damos una segunda vida a los vestidos que no damos salida en el atelier. Y colaboramos con la Fundación Ared, que promueve la inserción laboral y social de mujeres vulnerables. Nos ayudan a coser.
¿La moda ha de ser neutral o debe ayudar a visibilizar problemas sociales o temas relacionados con el género, la identidad o la ecología?
La moda debe ser transmisora de lo que ocurre en el presente. En sí, ya es una forma de expresión para reivindicar cómo somos, nuestras emociones y nuestras luchas.
El hilo conductor de sus colecciones -acostumbra a sacar una cada año- es Barcelona. ¿Qué importancia tiene Barcelona para Marta Marti?
Mis diseños beben de Barcelona. Si miramos atrás, la colección My Universe I homenajeaba a mi ciudad: Barcelona. Con My Universe II quise agradecer el espacio que representan mi casa, el taller y el estudio, los grandes protagonistas durante el parón al que nos obligó la pandemia. My Universe III reivindica el amor y el respeto de la firma por los valores artesanos y el barrio del Born, que simboliza nuestra filosofía de moda lenta. Born, Rivera, Fusina o Eulàlia son algunos de los nombres que llevan los vestidos de esta serie, todos referencias a Barcelona. Y en la nueva colección, My Universe IV, que presentaremos próximamente, introducimos otro referente de nuestro entorno: el Mar Mediterráneo.
¿Qué otras fuentes de inspiración tiene?
Soy una persona muy creativa, detallista, observadora y curiosa, y todo lo que veo en la calle o vivo en mi día a día me inspira. Las calles de Barcelona, su gente y carácter mediterráneo son una fuente de inspiración inacabable, pero también otras ciudades que conozco bien como Nueva York, Londres, París, Marrakech; los diseñadores de siempre, como Balenciaga, y nuevos creadores que siguen agitando el mundo de la moda.
¿Qué tipo de vestido buscan hoy las novias?
Buscan sentirse ellas mismas, la excelencia y la naturalidad. Nuestro trabajo es ayudarles a encontrar ese equilibrio.
¿Cómo es un proceso creativo?
Casi siempre es el mismo. Primero conceptualizo la colección, la dibujo y hago muchísimos bocetos y luego los comparto con la patronista del equipo para analizar la parte más técnica de cada diseño y trabajar juntas. Después viene la selección de tejidos y la creación propia de ellos para que sean más únicos.
¿A qué celebrity le gustaría vestir?
No quiero encasillarme en una sola, porque mis diseños representan a muchas mujeres. Ahora mismo, Miriam Giovanelli y Macarena García, a nivel nacional, y Margaret Qualley y Emma Watson, en la esfera internacional, podrían representar muy bien este tipo de mujer. Aunque hay muchísimas que me inspiran y representan muy bien mis diseños.
¿Cómo definirías tus diseños?
Femeninos, bucólicos, sofisticados, contemporáneos y un punto arriesgados. Me gusta trabajar cada diseño desde cero, confeccionarlo y aportar ese punto diferencial y de detalle femenino que lo hará único.
Recientemente, en su página web, ofrecen la oportunidad de comprar vestidos on line. ¿Cómo se hace un vestido artesanal a distancia?
Desde hace ya un tiempo nos encontramos con mujeres de todo el mundo que nos siguen en redes y se enamoran de algún diseño nuestro en concreto. El proceso que en la web llamamos Worldwide se basa en hacer una primera videollamada con el equipo y conocer cómo es por dentro la firma, tanto las personas como el espacio físico. Se trabaja en la sesión y se define el diseño final, con la posibilidad de personalizar algún detalle. Les ayudamos a tomar medidas a distancia acompañadas de alguien y guiadas por nosotras virtualmente, y con toda esta información se confecciona su vestido con las medidas exactas de la clienta enviamos el vestido a cualquier país. Este año han disfrutado de este proceso a distancia tanto novias como invitadas. Estamos muy contentas con esta nueva línea y sobre todo con el resultado.
Y ahora que la digitalización ha avanzado tanto, ¿han experimentado con unir el trabajo elaborado con las manos con la tecnología?
Desde el pasado año, estamos implementando la digitalización en nuestros procesos internos para ordenar la información tanto de las clientas como de las producciones. A nivel de taller, seguimos defendiendo el trabajo artesanal como parte de nuestro ADN y absolutamente se hace de forma manual, desde los bocetos y los patrones hasta la última puntada.
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