Investigación
Arranca el primer ensayo clínico de un fármaco para mejorar la función cognitiva de las personas con síndrome de la Down
El Hospital del Mar lidera el estudio que arrojará los primeros datos preliminares de eficacia de un tratamiento que replica el mecanismo natural de defensa del cerebro ante la hiperactividad del sistema de neurotransmisión endocannabinoide, que es la que explica, en parte, los déficits cognitivos de las personas con síndrome de Down
El síndrome de Down es un enfermedad genética, por la que quienes la sufren tienen el cromosoma 21 triplicado, lo que se traduce en una serie de problemas, entre los cuales, los cognitivos son los que más influyen en su integración en la sociedad. El hándicap es que, hoy por hoy, no existe un tratamiento para las disfunciones cognitivas.
En este contexto, uno de los aspectos que más interesa a los investigadores en relación a estas personas es el relativo a las funciones ejecutivas, que tienen que ver con la capacidad de planificar y poder ser una persona lo más autónoma posible. Esto está relacionado con lo que se conoce como memoria de trabajo, que es la que se refiere al conjunto de procesos que permiten el almacenamiento y la manipulación temporal de la información para la realización de tareas cognitivas complejas. Pero en el caso de las personas con síndrome de Down, esa memoria de trabajo no funciona, siendo así un déficit cognitivo clave en esta patología.
En este contexto, la Unión Europea ha apostado por impulsar un proyecto, Improving Cognition in Down Syndrome (ICOD), en cuyo marco se acaba de poner en marcha un estudio, liderado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar) y por la empresa farmacéutico francesa Aelis Farma, que plantea un mecanismo innovador, el cual, tal y como señala Rafael de la Torre, coordinador del proyecto ICOD, “tiene visos de mejorar estas funciones ejecutivas que fallan en las personas con síndrome de Down”.
Se conoce que “el cerebro funciona porque hay unas células, las neuronas, interconectadas entre ellas que son las que explican la capacidad de aprender, de memorizar e incluso de regular algunas funciones del cerebro y éstas se comunican mediante los neurotransmisores, pero las personas con síndrome de Down tienen una hiperactividad de un sistema de neurotransmisión determinado, que se llama endocannabinoide, que es la que explica, en parte, sus déficits cognitivos”, comenta De la Torre
Por lo tanto, el objetivo de los investigadores era hallar la manera de frenar esta hiperactividad y, para ello, hay que recurrir a un tratamiento innovador, ya que la vía que se había explorado hasta el momento no dio los frutos deseados. “Se ha intentado recurrir a fármacos antagonistas para bloquear ese exceso de actividad, pero éstos, lo que hacen realmente no es solo bloquear la parte cognitiva del sistema endocannabinoide, sino que éstos afectan a todo en su conjunto, bloqueando también todas aquellas otras cosas de las que se ocupa este sistema y provocando, en consecuencia, efectos adversos”, explica De la Torre.
Estaba claro, pues, que la solución pasaba por encontrar la manera de conseguir bloquear solo una parte del sistema y es aquí donde toma relevancia el dato de que, cuando la hiperactividad del cerebro es muy elevada, es el mismo cerebro el que se defiende de forma natural produciendo una hormona, que bloquea en buena parte esta hiperactividad.
Ante esta evidencia, los investigadores desarrollaron “un fármaco que replica ese mecanismo natural del cerebro de defensa, lo que hace que sea una molécula sin efectos indeseables, ya que del 100% de la actividad del sistema endocannabinoide, el 70% no se toca, pero en cambio, un 30%, que es demasiado activo y provoca los problemas cognitivos, sí y lo inhibimos” desvela De la Torre. “Éste ya ha sido probado con voluntarios sanos, sin síndrome de Down, con quienes se ha ensayado con dosis que son hasta treinta veces superiores a las que pensamos que van a ser las útiles desde un punto de vista terapéutico para mejorar el rendimiento cognitivo de las personas con síndrome de Down y no se ha visto ningún efecto adverso”, explica.
Ensayo con voluntarios con síndrome de Down
Superado este primer escollo, la Agencia Europea del Medicamento ya ha dado autorización a los investigadores para dar un paso más y realizar los estudios en personas con síndrome de Down, el primero de los cuales se pondrán en marcha de forma inmediata. En él van a participar 45 voluntarios de entre 18 y 35 con y con síndrome de Down, los cuales se dividirán en dos grupos y a uno de ellos se le dará el medicamento y al otro, placebo. Durante los 28 días que dura el ensayo se realizará un seguimiento a los participantes en el mismo, y tanto al principio como al final, se les harán pruebas de rendimiento cognitivo y un encefalograma para valorar la eficacia del tratamiento.
Con este estudio, se pretende demostrar la seguridad y tolerabilidad del nuevo fármaco, así como recoger los primeros datos preliminares de efectividad, mientras que los definitivos, como apunta De la Torre, “se van a generar a partir de la primavera en un estudio multicéntrico a nivel europeo”. Al respecto, el investigador apunta que “el problema no es tanto que la persona mejore a nivel cognitivo, que también es importante, sino que esto se traduzca a nivel funcional y eso es lo que queremos ver, si mejora la funcionalidad de las personas, si éstas ganan en autonomía y ese es el objetivo final de toda esta investigación”.
Además, hay que tener en cuenta que este fármaco pone sobre la mesa un mecanismo del que se van a poder beneficiar otras enfermedades con una cognición alterada , es decir que abre una nueva vía de fármacos que hasta ahora no existían de aplicación en la mejora de la cognición de las personas con patologías como el autismo, el TDA y las fases más preliminares del Alzhéimer, por ejemplo”.
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