Vivienda
Barcelona expulsa a la «generación inquilina» de la ciudad
Los precios de los alquileres perpetuan y acrecentan las desigualdades sociales en la capital catalana ante la falta de políticas públicas, según los expertos
El acceso a la vivienda en Barcelona se ha convertido en un desafío cada vez más difícil para gran parte de la población. El reciente informe del Institut de Recerca Urbana de Barcelona (IDRA) revela un panorama desalentador para aquellos que intentan hacerse con una vivienda en propiedad, especialmente los jóvenes, quienes, en su mayoría, se ven obligados a vivir de alquiler sin expectativas de heredar o comprar un inmueble. Este fenómeno refleja la creciente desigualdad en el acceso a la vivienda y subraya cómo el alquiler se ha convertido en la única opción para muchos.
Según el estudio, el alquiler se está «cronificando», es decir, muchas personas, tanto jóvenes como adultos de mediana edad, se ven empujadas a alquilar de forma permanente. En 2023, una de cada cuatro viviendas en Cataluña se encontraba bajo régimen de alquiler, con una concentración notable en las grandes ciudades como Barcelona. Esta tendencia ha ido en aumento desde la crisis hipotecaria de 2007.
El porcentaje de hogares que viven de alquiler en Barcelona ha crecido significativamente, pasando del 38,2% en 2017 al 44,1% en 2022. Esta opción es cada vez más frecuente entre los jóvenes, quienes cada vez tardan más en independizarse y ven cada vez más lejos la posibilidad de adquirir una vivienda. Además, las personas migrantes también son más propensas a vivir de alquiler, lo que refuerza la desigualdad en el acceso a la vivienda.
No obstante, aunque los jóvenes son el grupo que más ha adoptado el alquiler, el estudio indica que la denominada “generación inquilina” está compuesta en su mayoría por personas de mediana edad y de nacionalidad española.
El informe subraya que, a pesar de que el alquiler ha ganado terreno entre los jóvenes, acceder al mercado inmobiliario sigue siendo «extremadamente difícil» para este grupo. Los datos muestran que los jóvenes catalanes deben destinar más del 100% de su salario al alquiler si desean emanciparse, una situación insostenible que agrava la precariedad de este colectivo.
Además, el estudio resalta la brecha entre la población de origen extranjero y la española en cuanto al acceso al alquiler. Mientras que la mayoría de los hogares formados por personas extranjeras viven de alquiler, solo un 14% de la población española opta por esta opción, lo que refleja una desigualdad significativa en el acceso a la vivienda.
Expectativas
El estudio de IDRA también aborda las expectativas de los inquilinos de acceder a una vivienda en propiedad, ya sea mediante la compra o una herencia. La conclusión es clara: la mayoría no tiene ninguna perspectiva de poder conseguir ninguna de las dos opciones. En Barcelona, el 70% de los inquilinos no espera heredar una vivienda. Incluso entre aquellos que sí lo hacen, aproximadamente el 80% no tiene garantizado que esa herencia cubra sus necesidades habitacionales, ya que muchas veces las propiedades heredadas están fuera de la ciudad o tienen un valor inferior al necesario para adquirir un piso en Barcelona.
El informe de IDRA denuncia que el mercado de compraventa de viviendas está «secuestrado» por grandes tenedores y multipropietarios, quienes expulsan del mercado a quienes buscan comprar su primera vivienda. Un reciente informe del Banco de España ya alertaba de que el porcentaje de menores de 35 años que son propietarios ha caído del 70% en 2011 al 32% en 2022, una caída drástica que refleja la dificultad creciente para acceder a la propiedad.
El estudio destaca que los compradores primerizos compiten con individuos e inversores que ya poseen múltiples propiedades, lo que infla artificialmente la demanda y contribuye al aumento de los precios. La mitad de las viviendas compradas entre 2008 y 2020 fueron adquiridas por empresas que ya poseían más de ocho inmuebles, y el número de grandes tenedores ha aumentado un 20% en los últimos años. Además, más de la mitad de las compras recientes se han hecho al contado, sin hipoteca, lo que evidencia el poder de compra de ciertos actores del mercado. El informe concluye que el alquiler no es una solución temporal mientras se espera poder acceder a la propiedad, sino que se ha convertido en un factor clave de desigualdad social. El alquiler funciona como un mecanismo de transferencia de riqueza desde los sectores más vulnerables hacia los más adinerados, perpetuando una brecha que afecta especialmente a los jóvenes y las personas migrantes, quienes no ven una salida a su situación. pocas manos.
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