Opinión
Jose Maria (Mario) Macias Castaño
El pasado viernes tomó posesión como Magistrado del Tribunal Constitucional un extraordinario jurista, un hombre con el que he compartido momentos muy agradables e instructivos porque es un auténtico sabio del derecho
Mucha gente no tiene claro como son las relaciones entre los diferentes operadores jurídicos, ya he puesto en alguna ocasión un ejemplo: todo el mundo entiende que en un partido de fútbol si un jugador viste la camiseta de un equipo y otro la del contrario, en su vida personal pueden ser conocidos, amigos o incluso hermanos, y todo el mundo comprende que si uno es un delantero y el otro portero y el primero tiene que chutar un penalti, haga todo lo posible por marcar el gol dejando al margen las relaciones personales, y a nadie le extrañaría que al terminar el partido se vayan a cenar juntos.
Este símil vale para el mundo jurídico, jueces, fiscales, abogados, podemos tener relaciones personales, y sin embargo esto en nada afecta a que cuando nos enfrentamos en un juicio cada uno tenga su papel que el otro por supuesto respeta.
Hago esta introducción porque el pasado viernes tomó posesión como Magistrado del Tribunal Constitucional un extraordinario jurista, un hombre con el que he compartido momentos muy agradables e instructivos porque es un auténtico sabio del derecho, un jurista que sabe derecho de verdad, del que da gusto aprender, y que atesora además una valentía y una calidad humana extraordinaria.
No revelo ningún secreto porque el mismo lo ha manifestado, si digo que él como yo somos Reservistas del Ejército, y lo destaco porque siendo él miembro del Consejo General del Poder Judicial, no solo no ha dudado cuando le tocaba acudir a los puestos que como reservista le correspondía, sino que he visto como ha venido a propósito desde Madrid para por ejemplo, con motivo del Salón de la Enseñanza o las jornadas de las puertas abiertas del Cuartel del Bruc se ponía su uniforme de alférez, acudía al puesto que tenia encomendado, y cumplía las órdenes que se le daban; juntos hemos hecho rondas en el cuartel enseñando a los visitantes lo que es, para que sirve, y como funciona una unidad militar.
Naturalmente siendo miembro del Consejo hubiera perfectamente podido alegar cualquier excusa, pero el jurista Macías, el alférez Macías, no es así.
Cuando se juntan la calidad jurídica, la calidad humana y la experiencia, como en este caso contrastada porque ha pasado por todos los estamentos del mundo judicial; la magistratura, la abogacía, la docencia y además se tiene un valor no supuesto sino reconocido, es para todos un lujo, una garantía que se incorpore al Tribunal Constitucional alguien así.
Muchas veces se critica a los operadores jurídicos, jueces, fiscales y abogados, es cierto que a veces nos equivocamos, pero el Estado de Derecho sin nosotros, cada uno en su sitio, no tendría sentido, y que personas como Macías ocupen altas responsabilidades es toda una garantía.
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