Opinión

Rarezas de políticos

Lo que no puedo entender es que vayan enfermos de ELA al Congreso y acudan a escucharles solo cinco diputados que andaban por ahí.

Juan Carlos Unzué, en el Congreso de los Diputados
Juan Carlos Unzué, en el Congreso de los DiputadosGoogle

No me gusta escribir sobre política, de hecho pocas veces lo hago, en todo caso cuando algo me llama la atención más allá de los análisis que hacen quienes les gusta y saben de política, es decir todo lo contrario que yo. Que los políticos viven en su mundo lo sabemos todos.

Uno puede llegar a entender que vaya al Congreso de los Diputados, intervenga, lo aplaudan, su intervención se haga viral, pida ayuda para la resistencia procesal contra el Proces, en las tres causas claves, Voloh, TSunami y CDRs, se vuelva a Barcelona y el siguiente billete a Madrid para defender al Estado de Derecho se lo tenga que seguir pagando de su bolsillo. Suerte que unos jóvenes universitarios de Barcelona con la Selección han hecho un crowfunding, y más de trescientas personas han puesto entre cinco y veinte euros para repartir entre los abogados exóticos que defendemos la idea de España, y que los diputados deben entender que si queremos actuar así, eso es cosa nuestra y que nos lo sigamos pagando nosotros. Al fin y al cabo somos abogados sanos, con trabajo, y si nos da por complicarnos la existencia batallando contra el independentismo, defendiendo derechos de víctimas y el Estado de Derecho, ese es nuestro problema.

Lo que no puedo entender es que vayan enfermos de ELA al Congreso y acudan a escucharles solo cinco diputados que andaban por ahí. El resto debían estar con necesidades perentorias y más importantes que lo que el que fuera gran portero, y me consta gran persona Juan Carlos Unzué y otros afectados, tenían que decirles y exigirles como corresponde, que aprueben una ley que les permita una vida digna.

Cada día me alegro más de la decisión que tomé cuando le dije a Albert Rivera que le apoyaría en todo como así lo hice, con la única condición de que jamás me propusiese para un cargo ni me pidiese ir en listas, y conste que no lo digo por lo que pasó después con Ciudadanos, sino porque servidor no se imagina medrando dentro de un partido, ni en ningún otro sitio, para prosperar.

Vaya que tengo claro que para ellos lo primero es el partido, y dentro del partido colocarse lo mejor posible, después su concepto del interés general que en su lógica está supeditado a los intereses partidistas. Que vienen unos cuantos enfermos de ELA, total ¿cuántos votos serán?, pues con cinco diputados basta. Que con toda la razón del mundo se les hinchan los cataplines a los agricultores y paralizan las ciudades, ahí si que hay que preocuparse porque son cientos de miles de votos.

No digo que todos los políticos sean así, hay honrosas excepciones, pero lo cierto y verdad es que el gran Juan Carlos Unzué en su vida como futbolista en activo paró muchos goles, pero ahora se ha convertido en un magnífico delantero, que les ha metido a todos nuestros diputados un gol por toda la escuadra, y ahora sí, corran a aprobar la ley.