
Patrimonio perdido
La última ilustración de Lorca se ha vendido y el Estado no se ha enterado
El dibujo que realizó el poeta para la portada de la quinta edición del "Romancero gitano" acaba en manos de un particular

Nos gustaría que el Estado estuviera atento cuando se venden obras que son imprescindibles tanto desde un punto de vista artístico como histórico. Por ejemplo, si el dibujo es el último que realizó uno de los más importantes autores del siglo XX en lengua castellana para ilustrar uno de sus libros pues, tal vez, el Ministerio de Cultura debería estar atento. Esta vez no ha sido así.
Hace un par de semanas, una casa de subastas en Madrid, El Remate, ofrecía una obra original de Federico García Lorca. Cierto es que los vendedores de la pieza no proporcionaron mucha información y se limitaron a informar que era un dibujo del poeta, pero el lote 241 era mucho más. Fue realizado para la portada de la quinta edición de su “Romancero gitano”, la publicada por Espasa Calpe en 1935. Que se sepa, Lorca no hizo ningún dibujo más como ilustración al ser asesinado un año más tarde en los primeros días de la Guerra Civil por los sublevados en Granada, su Granada.
En enero de 1935, un ocupadísimo y feliz Federico García Lorca, anunciaba en unas declaraciones al “Heraldo de Madrid” dentro de la sección “Información teatral” la publicación de su poemario más célebre de la mano de Espasa Calpe. “Preparo muchas cosas. Quiere usted pasar al «Saloncillo». Nos sentaremos... Le diré algunos títulos: «Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores», prosa y verso. Su acción transcurre desde el 1880 hasta el 1910. «La niña boba»—en el arreglo rítmico y musical—, que con Eva Franco alcanzó 200 representaciones. Sí, es un récord no conocido hasta hoy por el teatro clásico español.. ¿Libros?... Próximos a publicarse... «El llanto por Ignacio Sánchez Mejías», para la editorial Cruz y Raya ; «El diván de Tamarit», para la Universidad de Granada, y la quinta edición de «El romancero gitano», ¿Necesita usted más de mi?”, preguntaba el poeta.

Todavía hubo que esperar unos pocos meses. El 3 de abril de 1935, el periodista Miguel Pérez Ferrero, buen conocedor del granadino, anunciaba en las páginas de “Civdad”, en el apartado llamado “Escaparate” de la sección “Las letras y su mundo” que acababa de llegar a las librerías la quinta edición del “Romancero gitano”. “El éxito de este libro puede calificarse de éxito sin precedentes. Empieza a desmentirse la que ya es fábula, de que los libros de poesía no interesan ni se venden. Esta quinta edición servirá de ejemplo a nuestras afirmaciones, así como también nos será dado aducir la recepción dispensada por el público al libro que "Cruz y Raya" ha publicado de Alberti: "Poesía". Lo que ocurre es que la que se vende es —precisamente—la buena poesía”, comentaba Pérez Ferrero.
Era toda una hazaña para ese libro de romances y la editorial insertó algunos anuncios en los periódicos de la época recordando que se podía adquirir por cinco pesetas en la Casa del Libro. Lorca, como ya hizo en la primera edición de 1928 en Revista de Occidente, quiso intervenir en la portada. Esta vez se limitó a realizar una sencilla viñeta con una media luna rodeada de motivos florales y coronada por unas lágrimas. Es probable que el poeta lo trazara en su casa de la calle Alcalá y no sería descartado que se lo enseñara a su círculo más cercano en esos días, formado por Rafael Rodríguez Rapún, Adolfo Salazar, Rafael Martínez Nadal y José Caballero.
Ese dibujo ha estado en paradero desconocido hasta hace unos días, hasta que ha sido puesto en manos del mejor postor. El Estado no ha sabido nada de él y, como ha podido comprobar el autor de estas líneas, dos particulares, uno en Estados Unidos y otro en España, se disputaron la pieza. Ni siquiera la Administración se preocupó en declararlo bien inexportable. Finalmente fue para el postor de Madrid. Se han pagado, entre comisión, impuestos y lo pujado, unos 3.000 euros y ahora vuelve a una colección particular una auténtica obra de museo.
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