Alimentación

Los científicos comprueban que el apetito es evolutivo y tenemos cinco tipos

Experimentos llevados a cabo en las langostas demostraron que siempre tienden hacia dietas equilibradas de múltiples nutrientes

El hambre es más compleja de lo que se creía
El hambre es más compleja de lo que se creíaLa RazónDreamstime

Llega la hora de comer y nuestro cuerpo nos avisa de manera evidente de que tenemos que aportarle una dieta equilibrada para seguir funcionando, es lo que llamamos apetito. Si bien los apetitos de cada persona son distintos e incluso hemos llegado a discernir que tenemos distintos “antojos” por cosas saladas a veces y otras por las dulces, los científicos acaban de confirmar que creen que tenemos hasta 5 tipos de apetitos: de proteínas, de carbohidratos, grasas, calcio y sodio (sal).

En una información recogida por la BBC los los biólogos y especialistas en nutrición australianos David Raubenheimer y Stephen J. Simpson explican en su libro (Eat Like the Animal” (”Como como los animales”) que el instinto de alimentarse existe y además es equilibrado y fruto de años de evolución. Pero no se puede explicar solo con un apetito, “el problema es que el hambre es más compleja de lo que se creía”. Después de 30 años estudiando patrones alimenticios de unas 50 especies animales y de humanos en dos unniversidades Osford en Reino Unido y la de Sidney en Australia, han resuelto gracias a varios experimentos que nuestro sistema de apetitos “son expertos en indicarnos que comamos una dieta edquilibrada”, pero sólo si tienen los medios adecuados, esto es, “los tipos de alimentos con los que evolucionaron”.

Por una cuestión evolutiva, los animales capaces de seleccionar los suplementos alimenticios necesarios para sobrevivir en cada momento tienen mas posibilidades de salir adelante y evolucionar que aquellos que comen cualquier cosa. Sus primeros experimentos fueron con ratas, que les indicaron que aparte del instinto de alimentarse, el apetito, tenían preferencia por nutrientes muy concretos como el sodio y el calcio. Ese fue el principio de su investigación que les llevaría a experimentar si los apetitos específicos obedecían a los grupos de nutrientes mñas necesarios en una dieta, es decir los macronutrientes: proteínas, carbohidratos y grasas.

Tendencia al equilibrio

Los investigadores cuentan que entonces pasaron a las pruebas en insectos como las langostas. Se les proporcionó a cada especímen dos alimentos: uno rico en proteínas en relación con los carbohidratos y otro alto en éstos en relación a las proteínas. Todas comieron exactamente la proporción correcta de ambos para obtener una dieta con la misma cantidad y equilibrio de ambos nutrientes. Todo porque les proporciona el mayor crecimiento y supervivencia. Lo más importante es que estos diferentes apetitos trabajan de manera coordinada para conseguir la fórmula óptima para la persona o el animal. En las langostas a más ingesta de carbohidratos menos de proteína y viceversa para alcanzar el objetivo del nutriente en desventaja.

En experimentos con seres humanos a un grupo de sujetos se les permitió comer lo que quisieran de un menú de alimentos que variaba en el balance de proteínas, carbohidratos y grasas, y seleccionaron una dieta muy cercana a la recomendada para humanos (15% de energía de proteínas). Al igual que en las langostas en las dietas altas en proteínas, comieron poca grasa y carbohidratos, mientras que en las dietas bajas en proteínas, comieron grandes cantidades de grasas y carbohidratos.

Las conclusiones es que en especies animales se han encontrado apetitos de proteínas, carbohidratos, grasas, calcio y sodio (sal). En humanos de momento “solo hemos considerado el apetito por los macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos), pero otra investigación sugiere que nuestra especie también tiene apetito por la sal y el calcio.