Espacio

Tras 50 años se despeja el enigma sobre nuestra galaxia y sus vecinas

Las galaxias satélites de la Vía Láctea forman un plano extrañamente ordenado y ahora sabemos que es pura casualidad

Una de las simulaciones de alta resolución hechas de la materia oscura que rodea la Vía Láctea y su vecina, Andrómeda. (Till Sawala/Sibelius collaboration)
Una de las simulaciones de alta resolución hechas de la materia oscura que rodea la Vía Láctea y su vecina, Andrómeda.Till Sawala/Sibelius collaborationCreative Commons

El universo guarda muchos enigmas y apenas hemos empezado a desentrañarlos. No hay más que hojear un libro de cualquier disciplina científica para encontrar cuántas líneas de investigación hay abiertas, cuántas preguntas irresueltas, cuántas personas que buscan respuestas día tras día. Pues bien, parece que acabamos de sumar una nueva respuesta a nuestra colección, la solución a una inquietante pregunta que llevaba cerca de medio siglo perturbando a los cosmólogos. ¿A qué se debe la extraña “alineación” de las pequeñas galaxias vecinas de la Vía Láctea? Puede parecer una pregunta sin demasiado trasfondo, pero nada más lejos de la realidad. Todo lo que los cosmólogos creían saber les llevaba a concluir que esas galaxias satélites deberían de estar distribuidas como una nube más o menos esférica en torno a la Vía Láctea, y no como un plano bien ordenado. ¿Significaba eso que nuestros conocimientos sobre la naturaleza estaban completamente equivocados?

Un nuevo estudio realizado entre las universidades de Durham y Helsinki parece haber encontrado la respuesta. Tras tanto tiempo, es posible que todo se haya tratado de una casualidad, algo similar a que algunas estrellas parezcan alineadas en el firmamento. No tenían por qué ubicarse de ese modo, simplemente es algo que podía suceder y ha sucedido. Aunque, para comprender mejor este enigma cosmológico tenemos que desgranarlo en varias partes.

El modelo estándar

Siempre nos hemos interesado por el cosmos entendido como el orden que rige el universo, aunque poco a poco fuimos cambiando el sentido del término para referirnos al universo en sus escalas temporales y espaciales más desmedidas. La cosmología pretende conocer cuál fue el pasado del universo, cómo ha evolucionado hasta hacerse presente y qué le depara el futuro. Al principio nos limitábamos a suponer historietas sin demasiado sentido. Torbellinos de fuego, alientos divinos y huevos cósmicos. Pero, por suerte, fuimos aprendiendo a medir el universo. Descubrimos que el Sol no es la única estrella y que estas se agrupan en galaxias repletas de planetas. Aprendimos que todas las galaxias se alejan de las demás y dedujimos que el universo entero se estaba expandiendo, como si se creara espacio entre cada galaxia existente, separándolas; surgieron los modelos del Big Bang y ampliamos nuestro conocimiento.

Ahora bien, el conjunto de leyes que creemos conocer sobre el cosmos es lo que conocemos como modelo estándar de la cosmología y, aunque parece dar buen resultado para comprender una buena parte de lo que podemos ver ahí afuera, hay otras cosas que no somos capaces de explicar con él. Hablamos de aspectos de la realidad que parecen contradecir al modelo y que, por lo tanto, nos sugieren que este no está completo o que incluso está parcialmente equivocado. Ese es el dilema que sugerían estas galaxias satélites.

Satélites inquietantes

Cuando los científicos intentaban simular el origen de nuestra galaxia, creaban modelos en los que la materia oscura (que forma el 27% del universo), se condensaba y enfriaba hasta dar lugar a la Vía Láctea, por ejemplo. Este planteamiento coincidía con lo que sabemos del modelo estándar de la cosmología, pero en esas simulaciones aparecían otras galaxias menores que se arremolinaban en una especie de nube esférica en torno a la principal. Esto no encajaba con lo que vemos en la realidad, donde las galaxias satélites se encuentran en un plano llamado, precisamente, plano de las satélites. Y ahora es cuando viene el cambio, porque los investigadores de la Universidad de Durham y de Helsinki han generado nuevos modelos con los últimos datos recogidos por el observatorio espacial GAIA de la Agencia Espacial Europea.

Entre estos datos se encontraba la localización, la velocidad y la dirección de los miles de millones de estrellas de nuestra galaxia y de las satélites. A partir de ello, pudieron simular el pasado y le futuro de la Vía Láctea y del plano de las satélites, como quien rebobina y luego acelera una cinta. Ahí parecía estar la respuesta, el inquietante plano parecía una anomalía del presente que desaparecía a medida que avanzaban en la simulación y que tampoco parecía existir desde hacía demasiado tiempo. Si los investigadores están en lo cierto, la cuestión de las galaxias satélite no indicaría un fallo del modelo estándar de cosmología. Aunque, para ser justos, es muy pronto para sacar conclusiones y existen buenos motivos para poner en cuarentena este estudio y esperar que otros grupos de investigación intenten replicar la simulación.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Cuando una observación parece llevar la contraria a lo que creemos saber del mundo, no podemos desechar nuestro conocimiento teórico de buenas a primeras. No es inmovilismo por parte de la comunidad, sino cautela, porque en más de una ocasión hemos descubierto que el error no estaba en la teoría, sino en nuestra forma de observar o interpretar la realidad.

REFERENCIAS (MLA):