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Las ballenas no salvarán el clima: ¿Las necesitamos?

Un estudio confirma que las ballenas no retienen tanto dióxido de carbono como creíamos

Ballena jorobada
Ballena jorobada12019 Pixabay

Puede parecer que este titular tiene estructura de clickbait totalmente trasnochado, pero no es así. Se hace eco de las conclusiones de un nuevo artículo científico publicado en Frontiers in Marine Science. En él, un grupo de investigadores de la Universidad de Griffith, en Australia, han estudiado cuánto contribuyen estos gigantes marinos al ciclo del carbono y la respuesta no ha sido la más esperanzadora. Al parecer, su aporte es prácticamente nulo o, al menos, desdeñable, así que parece razonable preguntarse si las necesitamos realmente. Evidentemente, su valor no depende de lo que a nosotros nos aporten o dejen de aportar, la biodiversidad ha de ser conservada por sí misma, como una obra de arte, pero, formulándolo de otro modo: ¿realmente sería tan grave que desaparecieran? La respuesta es “sí”, pero vayamos parte por parte.

Para el público general, la relación entre las ballenas y el cambio climático puede ser confusa. Tendemos a juntar bajo el mismo paraguas todos los problemas medioambientales y no es extraño encontrar a quien piensa que los plásticos son los causantes del cambio climático, por ejemplo. Por desgracia, tenemos varios frentes abiertos y, lo común a todas esas crisis somos nosotros, pero no están necesariamente relacionadas entre sí. En cualquier caso, parece que en este caso sí podría haber cierta relación. Según los investigadores, es relativamente frecuente que los medios generalistas hablen de las ballenas como “ingenieras del clima”. Esta atribución no es tan frecuente en nuestro país, pero existe. Ahora bien… ¿qué significa?

Sumideros de carbono

Las ballenas están desapareciendo y, a la vez, están aumentando las temperaturas medias del planeta. ¿Existe una relación entre ambos hechos? Como poco parece que existe cierta correlación, la duda es si están vinculados causalmente o si solo guardan una relación espuria, como la inquietante coincidencia entre el consumo per cápita de queso en Estados Unidos y las muertas por enredarse con las sábanas de sus camas. Es evidente que ambos eventos no guardan relación más allá de una pura coincidencia. Sin embargo, con las ballenas y el clima podría haber una relación que implica al carbono.

El carbono es un elemento muy frecuente, de hecho, es la columna vertebral de la mayoría de las moléculas que forman a los seres vivos. En este caso, sin embargo, no hablamos del carbono de manera genérica, el que realmente nos interesa es el que se encuentra unido a dos moléculas de oxígeno para formar el dióxido de carbono. Este gas es uno de los principales responsables del efecto invernadero y, por lo tanto, del calentamiento global. No es el gas de efecto invernadero más potente, pero es el que más está contribuyendo debido a las grandes cantidades de él que emitimos a la atmósfera. Pues bien, una manera de reducir la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera es emitiendo menos, pero la otra es retirando parte del que existe y encerrándolo en lugares de los que no pueda salir, como el cuerpo de una gigantesca ballena. Esos son los sumideros de carbono.

No tan sencillo

Por lo tanto, podríamos considerar que es un hecho que las ballenas ayuden a frenar el cambio climático en tanto que, para crecer, han de construir sus tejidos con carbono que toman del entorno y, una vez muertas, lo mantienen durante unos 10 años hundido en el fondo de los mares. La cuestión es si esta contribución marca la diferencia o si es parecida a la de otros seres vivos. Y ahí es donde entra esta investigación. Según sus resultados, no hay duda, las ballenas no nos salvarán del cambio climático. Sin embargo, ahora viene la otra cuestión: ¿significa esto que podemos perderlas sin que suponga un gran desastre para nosotros?

Pues no, porque las ballenas cumplen otra serie de papeles en el medio ambiente. No están diseñadas para ello, pero son una pieza importante de la biosfera y el resto de los seres vivos han evolucionado con ellas, estableciendo relaciones que, en algún caso, guardan cierto grado de dependencia. O, en palabras del investigador principal del estudio, el Dr Olaf Meynecke: “Creemos que es importante reconocer que hay otros valores de las ballenas que son más relevantes para impulsar su conservación que la captura de carbono”. De hecho, “[…] Crear falsas esperanzas en la capacidad de las especies carismáticas para ser ingenieros climáticos puede actuar para retrasar aún más el urgente cambio de comportamiento necesario para evitar los impactos catastróficos del cambio climático, lo que a su vez puede tener consecuencias indirectas para la recuperación de las poblaciones de ballenas”.

QUE NO TE LA CUELEN

  • La conservación de las especies no debe depender de cuánto nos aportan a nosotros. Por un lado, porque no sabemos cuánto pueden aportarnos en el futuro pero, especialmente, porque esa vara de medir entraña problemas éticos que no se alinean con los valores de la investigación científica.

REFERENCIAS (MLA):

  • Olaf Meynecke, Do whales really increase the oceanic removal of atmospheric carbon? Frontiers in Marine Science 10.3389/fmars.2023.1117409