Salud
Una experta de Harvard explica por qué nos encogemos al envejecer
En promedio los hombres pierden 3 centímetros y las mujeres 5 cm, entre los 30 y los 70 años.
Junto a la aparición de las canas, la “desaparición” de los dientes y la llegada de las arrugas, los pasos de los años traen otra huella inevitable: nos encogemos. Pero, ¿cuál es la razón? Resulta que es una combinación de nuestros huesos que se “comen” a sí mismos, nuestros cartílagos adelgazan y nuestros músculos se desgastan. Pero las velocidades a las que ocurren estos procesos varían según los genes, la nutrición física y los niveles de actividad a lo largo de la vida de una persona.
“Todos envejecemos de manera biológicamente diferente – explica Marian Hannan, epidemióloga de la Facultad de Medicina de Harvard y experta en envejecimiento -. Sin embargo, las personas invariablemente se vuelven más bajas a medida que envejecen”.
Un estudio del Instituto Nacional del Envejecimiento que siguió a 2.084 hombres y mujeres durante 35 años descubrió que comenzamos a perder altura alrededor de los 30 años y que con el tiempo se acelera. El estudio, que incluyó a personas de entre 17 y 94 años, descubrió que los hombres, en promedio, pierden 3 centímetros y las mujeres 5 cm, entre los 30 y los 70 años. Pero cuando llegamos a los 80 años, los hombres ya pasaban de los 5 cm y las mujeres de los 8 cm.
En gran medida, esto se debe a que nuestros huesos comienzan a descomponerse a medida que envejecemos. Los huesos comienzan a formarse alrededor de la octava semana de embarazo y continúan creciendo hasta los 25 años. Los huesos también se vuelven más densos cuando tienen que soportar una mayor masa muscular. A medida que el músculo crece, produce fibras de colágeno que se estiran y aumentan el flujo sanguíneo local, lo que a su vez estimula el crecimiento óseo.
El crecimiento óseo se estabiliza alrededor de los 25 a 30 años. Y alrededor de los 40 a 50 años, comenzamos a perder masa ósea gradualmente, ya que nuestros huesos comienzan a descomponer el hueso viejo más rápido de lo que el cuerpo puede producir hueso nuevo.
Los huesos son “como una matriz que está conectada entre sí – añade Hannan-. La matriz ósea está formada principalmente por proteínas de colágeno y minerales de hidroxiapatita. Cuando las personas pierden masa ósea, esas estructuras similares a puentes se debilitan y las pequeñas cargas que se les añaden pueden provocar microfracturas, rompiendo esos pequeños puentes óseos”.
Esta acumulación, a pequeña escala, pueden provocar osteoporosis, que hace que los huesos se vuelvan más delgados, frágiles y débiles aún. La osteoporosis, a su vez, puede provocar fracturas óseas más grandes, que son comunes en la columna vertebral, las caderas y los brazos. También puede provocar pérdida de altura. En 2021, Hannan y sus colegas se encontraron con un participante del estudio que había perdido 20 cm de altura.
“Esta persona probablemente tenía siete u ocho fracturas, lo cual es inusual: son muchas fracturas. Otra razón por la que perdemos altura es que los discos de cartílago entre las vértebras se dañan o se vuelven delgados debido a lesiones o al secado con el tiempo”, afirma Hannan. La pérdida de altura también puede deberse a una mala postura. La encorvadura o la curvatura severa hacia adelante de la columna, también conocida como hipercifosis, puede llevar a un redondeo permanente de la parte superior de la espalda que resta unos cuantos centímetros de altura.
Nuestros músculos también pueden desempeñar un papel importante en la contracción relacionada con la edad. En las personas mayores, los músculos pueden desgastarse, una condición conocida como sarcopenia. Y la sarcopenia está asociada con una estructura ósea más pobre y una mayor probabilidad de pérdida ósea: la falta de soporte muscular alrededor del torso afectará la capacidad de una persona para mantenerse erguida.
Pero el ejercicio físico y una mejor dieta sí ayudan. La pérdida de altura puede tener graves consecuencias para la salud. Si bien la razón aún no está clara, varios estudios han demostrado vínculos entre la pérdida de altura y problemas de salud graves, como problemas respiratorios y enfermedades cardiovasculares.
“Se puede pensar en la pérdida de altura como un canario en una mina de carbón o una advertencia temprana – concluye Hannan -. Si las personas notan que han perdido altura, deben hablar con su médico al respecto”.