Hitos

Investigadores chinos crean un mono fluorescente implantando células madre en un embrión

El macaco ha nacido vivo y un 67% de sus células derivan de las células madre que se implantaron en él embrión

Fotografía del macaco quimérico donde se ven las células fluorescentes implantadas
Fotografía del macaco quimérico donde se ven las células fluorescentes implantadasCao et al. Eurekalert

Le preguntaron a Stephen Hawking si el siglo XXI sería el siglo de la biología del mismo modo que el XX fue el de la física y respondió que no. Dijo que este sería el siglo de los sistemas complejos. Tal vez tenía razón, pero estas etiquetas son falibles, dependen de nuestras expectativas y nunca son definitivas. Quién sabe si el siglo XXV será, también, otro siglo de la física. Así que, sistemas complejos aparte, es innegable que estamos viviendo una revolución de las ciencias de la vida. La edición genética y la biología sintética avanzan a pasos de gigante y lo que hasta hace unos años parecía ciencia ficción, ya empezamos a normalizarlo. Tomemos conciencia: acaba de nacer un macaco creado en laboratorios mezclando dos embriones diferentes.

Poco a poco desgranaremos esta noticia, que tiene enjundia técnica, pero también ética. No obstante, antes conviene poner en contexto este experimento, porque ha sido el resultado de estudios realizados en China con la colaboración de un gran número de instituciones nacionales. Un proyecto liderado por Zhen Liu y que acaba de publicarse en larevista científica Cell, una de las más prestigiosas del sector. Pero la historia nos ha enseñado a desconfiar de este tipo de estudios hasta que otros equipos independientes repliquen los resultados. No sería la primera vez que se descubre que un artículo científico está más cerca de la novela que de la crónica. En cualquier caso… ¿Qué han hecho exactamente los investigadores?

Células ingenuas

Los científicos pretendían crear un organismo cuyas células no fueran todas hijas de una única pareja de un espermatozoide y un óvulo. En concreto, querían implantar en un embrión células madre de otro y lograr que estas se integraran correctamente para producir un organismo quimérico, que se llama. Esto ya se había logrado con otros animales, algunos mamíferos como ratones y ratas. Sin embargo, nunca se había conseguido crear en laboratorio un primate quimérico como este, que naciera vivo. La especie elegida fue el macaco cangrejero (Macaca fascicularis), muy común en investigación.

El equipo extrajo células madre de 9 embriones de macaco cangrejero en fase de blastocisto, esto es: cuando tiene unos 7 días y está formado por solo 200 células, justo antes de implantarse en el útero. A partir de estas células madre desarrollaron varias líneas celulares, cultivándolas para que se diferenciaran en los distintos tipos de células que forman un organismo completo. De este modo, comprobaron que eran células madre pluripotentes (que todavía pueden engendrar cualquier tipo de célula), en concreto un tipo llamado “célula madre pluripotente ingenua”, que se caracteriza por pertenecer a un momento muy primitivo del desarrollo embrionario.

Monos fluorescentes

El siguiente paso es el más llamativo y, sin embargo, el más rutinario. Los investigadores editaron las células madre para que produjeran una proteína fluorescente. De ese modo, podrían distinguirlas en el individuo adulto. Una vez completado este proceso, eligieron algunas células madre de estas líneas celulares y las implantaron en otros embriones de macaco de unos 4 o 5 días que todavía estaban en fase de mórula. A continuación, implantaron estos embriones con células madre modificadas en el útero de varias macacas y lograron 12 embarazos.

Por desgracia, solo 6 han nacido vivos. Varios embriones mostraron claros signos de quimerismo, con tejidos fluorescentes formados a partir de aquellas células madre pluripotentes ingenuas modificadas genéticamente. Sin embargo, dos de ellos mostraron un gran porcentaje de estas células en su cuerpo. Uno de ellos terminó como un aborto espontáneo, pero el otro ha nacido y se encuentra presuntamente sano. Algunos tejidos de la cría de macaco estaban formados, en un 92%, de células derivadas de aquellas células madre. Otros tejidos, en cambio, solo contaban con un 21% de estas células fluorescentes, por lo que el porcentaje total en todo el organismo es de un 67%, aproximadamente.

Es más, algunas de estas células estaban en los testículos, produciendo espermatozoides y, por lo tanto, podríamos decir que los potenciales descendientes de este macaco serían, en realidad, hijos biológicos del embrión del que se extrajeron las células madre, y no del embrión en el que se implantaron.

¿Y todo esto para qué?

La pregunta es obligada: ¿por qué necesitamos un mono quimérico que brille en la oscuridad? Pues, realmente no, para nada. La fluorescencia es solo una manera de ayudarnos a identificar las células que derivan de aquel embrión a partir del que obtuvieron las células madre. Lo importante es que podemos integrar células madre en otros embriones, y eso nos permitiría crear modelos animales personalizados para estudiar enfermedades muy particulares de nuestra especie, como las relacionadas con el sistema nervioso.

¿Está justificado modificar embriones de macaco para lograr este avance en investigación? Incluso desde una perspectiva no animalista podemos argumentar que no hablamos de cualquier animal. Y, de hecho, las investigaciones con primates están tremendamente reguladas para asegurarse de que no se usan a la ligera. No obstante, la investigación se ha realizado en China, donde estos controles son más laxos y cuestionables. Todo depende de cómo se desarrolle la vida del macaco quimérico y si termina desarrollando alguna enfermedad autoinmune, lo cual sería relativamente previsible.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • A pesar de que el macaco que ha nacido y el que terminó en aborto eran machos, eso nos significa necesariamente que los embriones macho toleren mejor este tipo de prácticas. El número de casos con el que contamos es muy bajo como para poder sacar una estadística. Podríamos compararlo con tirar una moneda al aire un par de veces y asumir que, como ha salido cara en las dos ocasiones, la moneda está trucada.

REFERENCIAS (MLA):