Estreno

Cómo estrellarse con Ridley Scott

Ni Fassbender, ni la pluma de Cormac McCarthy han conseguido salvar de la debacle la cinta, sobre la bajada al infierno de las drogas de un abogado

Cameron Diaz y Penélope Cruz disfrutan de un momento de relax en «El consejero»
Cameron Diaz y Penélope Cruz disfrutan de un momento de relax en «El consejero»larazon

«El problema no es que el diálogo sea malo, es que resulta demasiado bueno. Imagínese si el monólogo final de Tommy Lee Jones en ''No es país para viejos'' se repitiera en cada secuencia. Acaba convirtiéndose en algo laborioso y cargante». De esta manera resume el crítico Martin Malloy en Sfstation.com la nueva película de Ridley Scott, cuya nota titula «Un fracaso ambicioso e intrigante». No es el único que ha arremetido contra una de las películas más esperadas del año por su monumental reparto. «The Hollywood Reporter», dice directamente que «es un rollo» y sólo salva la pícara secuencia inicial en la que la cámara se revuelca entre las sábanas con Michael Fassbender y Penélope Cruz. En Rotten Tomates, la web que recopila todas las reseñas que se publican, la cinta alcanza una nota de un 4,9 sobre 10, y únicamente ha convencido al 35% de los críticos. La opinión del público es todavía peor: solo un 27% es favorable. La taquilla ha sido bastante pobre. Debutó en Estados Unidos en el puesto número 4 del ranking y hasta el 25 de noviembre no había recuperado los 25 millones de dólares que costó ponerla en marcha.

El fiasco es triple, porque, además de un gran director y de la mencionada constelación de estrellas, hay que contar con la participación de uno de los escritores norteamericanos más brillantes, Cormac McCarthy, ganador del Premio Pulitzer de ficción por «La carretera» y del National Book Award por «Todos los caballos bellos». «Cuando leí el guión por primera vez me sorprendió su calidad», declaró tiempo atrás Javier Bardem, quien vuelve a lucir uno ya de sus famosos cambios de «look» gracias a un gran trabajo capilar del equipo de caracterización.El actor español ya había masticado las palabras de McCarthy en «No es país para viejos», que adaptaron los hermanos Coen. En esta ocasión, el narrador quiso tomarse un respiro de la literatura y escribió este guión situado en la frontera entre Texas y México, en el que un abogado (Fassbender) decide que para qué malgastar su talento en sacar a narcotraficantes de la cárcel si puede sumarse al negocio con una operación que puede reportarle montones de billetes verdes (620 kilos de cocaína que darán réditos de 20 millones de dólares).

Tráfico en una cisterna

En semejante entorno no es complicado encontrarse con alimañas como las que el escritor ha dibujado en sus novelas. Entre ellas Reiner (Bardem), que está sembrando de clubes la frontera para poder blanquear el dinero que obtiene a cambio de camuflar en camiones cisterna el deseado polvo blanco. «Para cualquier actor tener la oportunidad de trabajar con estos diálogos es un regalo. No pienso en términos de buenos y malos. Por ejemplo, no creo que Reiner sea el villano, más bien es una víctima. Le veo más como alguien que se dedica a fingir que es algo que no es», asegura el actor español, que, a pesar de la fría acogida de la película, no dejó de defenderla en Londres, aunque, finalmente, no la han promocionado en España. «Cuando trabajas con grandes profesionales, un buen material y un director increíble, todo es muy fácil», agregó. Su mujer y Fassbender no solo estuvieron cariñosos en la ya aludida secuencia, sino que, durante esa misma rueda de Prensa, no dejaron de lanzarse piropos: «Penélope está increíble. Yo no tengo más que reaccionar a lo que pasa. Es impresionante verla trabajar». Ella correspondió: «Michael y yo no tenemos tantas escenas, pero las que compartimos son muy intensas. Para mí una de las mejores cualidades de un actor es la capacidad de reaccionar ante lo que pueda ocurrir, a lo que haga el compañero. Entonces todo fluye. Prácticamente, vuela en las escenas». El alemán, que ya trabajó con Scott en «Prometheus», no defiende precisamente a su personaje, que ve cómo se va a manchar el traje más de la cuenta por haber pisado un terreno que resulta tan pantanoso como nunca creyó: «Yo lo achaco a su arrogancia. Cree que es demasiado listo. Lo comparo con un jugador de póker que pasa demasiado tiempo mirando su mano y no piensa en la jugada de los rivales. Cuando todo empieza a salir mal le pilla totalmente desprevenido».

Ridley Scott, que ahora rueda «Exodus» en Fuerteventura, sacó pecho sobre la constelación que había reunido: «Busco el mejor actor posible para el papel. Conozco tan bien el material que lo más seguro es que, si están disponibles, acepten. Lo primero que hago es coger el teléfono y llamar». También quiso dejar claro que se trata de un caso excepcional por quien estaba detrás de los diálogos y la trama: «Nunca cae un guión sobre mi escritorio y punto. Éste es el primero que encontré, y cuando lo leí era como leer un libro. Llamé inmediatamente a EE UU y pregunté: "¿Donde está? Quiero conocerlo. Nos reunimos y cerramos el trato». Habrá que ver si en el resto del mundo lo entiende mejor que en su país.