Música
Eliades Ochoa: «En España me siento como si estuviera en el portal de mi casa fumándome un puro»
El 28 de febrero presentará su último disco, «Vamos a bailar un son», en la emblemática sala madrileña Galileo Galilei
Habla de sí mismo en tercera persona, como refiriéndose a otro, desprendiendo la alegría necesaria para bailar un son. Cubre su cabeza con un sombrero de vaquero negro, tono que le caracteriza por su indumentaria, por mucho que vea la vida a todo color. Eliades Ochoa asegura que si no hubiera nacido para ser músico, habría sido mejor no haber nacido. Fue el productor y estrella del Buena Vista Social Club y el líder del Cuarteto Patri,; y puede considerarse el mejor guitarrista de su generación. Ahora está de vuelta con un nuevo disco en el que, acompañado de Pablo Milanés y Argentina, muestra un trabajo totalmente independiente y renovador mezclando su música cubana con otras esencias, como la del flamenco. El 28 de febrero, en la sala madrileña Galileo Galilei, lo presentará en España, donde se siente «como si estuviera en el portal de su casa fumándose un puro».
–¿A qué suena este disco?
–Al comienzo de algo. Presento otros estilos y formatos, con distintas sonoridades. Suena a nuevo.
–Pero usted no es nuevo en este mundo de la música. ¿En qué se le parece el álbum?
–En el deseo de hacer cosas bellas que gusten y lleguen a los seguidores que tengo en el mundo entero. Este disco es un capricho de Eliades Ochoa.
–¿Y quién es Eliades Ochoa? Por si alguien no le conoce…
–Es muy difícil que no me conozcan. Tanto mi música como la del Cuarteto Patria han echado raíces.
–¿Cómo se baila un son?
–(Risas) Principalmente, con alegría. Y, por muchos años que se tengan, con una sonrisa juvenil. De todas formas, si quieres, te enseño el día del concierto.
–Dicen que es usted el mejor guitarrista de toda su generación.
–Eso lo dirá el público, no yo, por algo que habrá notado en mí, por algo que les haya removido…
–¿Y qué le pone contra las cuerdas?
–¡Nada! No tengo paredes, ni fronteras. Hago mi música como siempre la he hecho, no como la hacen otros. Hago la música de Eliades Ochoa.
–¿Con qué la toca?
–La guitarra y yo somos uno solo, nos entendemos a la perfección. Conforme voy pensando, voy tocando.
–Como si fuese una extensión de su cuerpo.
–¡Exacto, me gusta mucho esa expresión! La usaré por ahí cuando proceda (risas).
–¿Por qué siempre va con un sombrero de vaquero?
–Porque es una imagen que he creado. Estoy seguro de que si me subo a un escenario sin sombrero y vestido de blanco, no sabrían quién soy.
–¿De qué le protege?
–De nada, pero es mi sombrero. Es algo de mi cuerpo, como decías antes de mi guitarra. Me pertenece. Sin él, me falta algo.
–Usted viste de negro, pero me da la impresión de que ve la vida de colores…
–Siempre la he visto de colores hermosos. La vida tiene muchas cosas bonitas. Solo hay que saber disfrutarlas.
–Tras haber ganado cinco Grammy Latinos y haber recibido otras tantas nominaciones, incluyendo el Americano e incluso el Oscar, ¿se siente orgulloso de sí mismo?
–Me contenta que me premien por haber hecho buenos trabajos, aunque no hago nada pensando en los galardones. Hago lo que me gusta. Y, como me gusta, lo hago con mucho amor. Yo toco pensando en el público, en la gente que me sigue y que me admira.
–¿Y se puede saber en qué piensa exactamente?
–Depende de lo que cante. Si interpreto un bolero romántico, en mi mujer. Si toco un son, en una fiesta.
–¿Se compone mejor desde la alegría o desde la tristeza?
–Hay sonrisas que nacen de una herida y lágrimas del placer.
–A sus 74 años, ¿qué es lo más importante que le ha enseñado la vida?
–He aprendido yo solo, nadie me ha dicho jamás lo que tenía que aprender. Puede decirse que he creado mi propia escuela. Pero, en cambio, me ha enseñado que hay que ser bueno y humilde, que se deseen buenas amistades y respetarlas.
–¿Es usted la persona que siempre quiso ser?
–Soy el Eliades Ochoa que soy. Simplemente eso. Un hombre sencillo, de campo, criado al lado de mamá y papá oyendo música.
–Dígame, ¿qué es para usted la música?
–La vida. Si no hubiera nacido para ser músico, había sido mejor no haber nacido.
–Y ahora viene a España.
–En España me siento como si estuviera en el portal de mi casa fumándome un puro. Para mí es un país exquisito, sigue siendo la madre patria.
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