Antropología
Los genomas humanos más antiguos descubiertos revelan cómo los neandertales nos ayudaron a sobrevivir a la COVID
Un estudio de 58 muestras de ADN humano prehistórico ha ayudado a determinar qué aportaciones genéticas de los neandertales han sobrevivido hasta la fecha y, algunas parecen relacionadas con la resistencia a la COVID-19
Entre un 1 y un 2% de nuestro ADN no es “nuestro”. Bueno, lo es, pero no proviene de antepasados Homo sapiens como nosotros. En nuestro árbol genealógico hubo algún que otro neandertal, otra especie humana con la que convivimos durante la mayor parte de nuestra existencia. Unos primos evolutivos lo suficientemente cercanos como para que nuestro cruce diera lugar a híbridos fértiles. Esto ya lo sabíamos, pero un nuevo estudio ha encontrado qué fragmentos concretos de nuestro ADN provienen de ellos y, por lo tanto, qué “mejoras” nos proporcionaron. Y, para ello, científicos de la University of Rochester en Nueva York y el Instituto de Evolución Antropológica Max Planck, han analizado los genomas más antiguos de humanos modernos que conocemos.
Hablamos del ADN de 58 individuos prehistóricos, algunos de hasta 45.000 años de antigüedad. Tras leer con detalle las secuencias que componían su ADN (o, al menos, lo que quedaba de ellas), los investigadores pudieron compararlas con las mismas regiones del ADN en individuos vivos, concretamente mediante el ADN de 275 humanos actuales. Los estudios más parecidos hasta la fecha habían analizado muchos menos genomas prehistóricos, por lo que la muestra era menos representativa y sus conclusiones, en principio, menos robustas. En cualquier caso, gracias a este estudio ahora conocemos mejor algunos detalles como cuánto tiempo estuvimos reproduciéndonos con los neandertales, qué genes nos legaron, cuáles fueron un “fracaso” y cuáles nos han ayudado a sobrevivir fuera de África.
De África para el mundo
El Homo sapiens surgió en África y, aunque lo intentó varias veces antes, salió definitivamente de su continente natal hace unos 60.000 años para extenderse por todo el mundo. Los neandertales, en cambio, ya evolucionaron en Eurasia y, en principio, podemos suponer que estaban más adaptados a las condiciones de este supercontinente. Así pues, durante los 16500 años que tardamos en completar nuestra migración de África a los contines de Eurasia, nos enfrentamos a retos nuevos, y la mezcla con neandertales, más preparados para enfrentarse a estos ecosistemas, pudo ser determinante para nuestro éxito.
A partir de este estudio, los investigadores han estimado que el flujo genético entre nuestras especies (esto es: la reproducción entre sapiens y neandertales) duró más o menos 7000 años y empezó hace unos 50500. La fecha promedio de la hibridación entre ambas especies humanas fue, por lo tanto, 47000 años, poco antes de que completáramos nuestra migración fuera de África. Pero, como decíamos al principio, hay más conclusiones interesantes en esta investigación.
Puede que un neandertal te salvara del COVID
Tras comparar los fragmentos de ADN de los distintos individuos prehistóricos y modernos, los investigadores han encontrado diferencias y similitudes relevantes que nos dan pistas de cómo y cuándo ha ido cambiando nuestro material genético. Por ejemplo, las zonas donde vemos que hay más influencia neandertal y que, por lo tanto, más han cambiado durante los primeros milenios de flujo genético, son las relacionadas con el color de la piel, nuestro metabolismo y el sistema inmunitario. De hecho, una variante del gen inmune heredada de los neandertales confiere efectos protectores contra el coronavirus que causa la COVID-19, así que sí, cabe la posibilidad de que esa aportación neandertal haya sido relevante durante la pandemia de 2020.
Esto no significa que le debamos el color de la piel a los neandertales ni nada similar, pero claramente han contribuido y, lo que es más importante, parece que esa contribución fue suficientemente significativa para mejorar nuestra supervivencia, porque no solo es que se mezclaran esos genes suyos con los nuestros, es que han sobrevivido hasta nuestros días, y eso significa algo. De hecho, los investigadores han encontrado otras zonas de nuestro ADN donde no hay presencia de material genético neandertal. Han llamado a estas ubicaciones “desiertos” y, posiblemente, se deba a que las características controladas por ese ADN en los neandertales no solo no eran beneficiosas, sino que posiblemente fueran perjudiciales.
Somos híbridos de dos especies humanas, mayormente Homo sapiens, pero diferentes de aquellos que abandonaron África. Durante ese tiempo nos hemos adaptado, nos hemos mezclado, hemos ido y hemos vuelto, todo ello en un continuo precioso que nos define y nos hace lo que somos. En palabras de una de las dos autoras principales del estudio, la profesora asistente de biología molecular y celular en la Universidad de California Berkeley Priya Moorjani: "Es realmente interesante que podamos mirar al pasado y ver cómo las variantes heredadas de nuestros primos evolutivos, los neandertales y los denisovanos, cambiaron con el tiempo."
Porque si bien queda mucho por descubrir sobre esa mezcla genética con los neandertales, todavía desconocemos más sobre el cruce que vivimos con los denisovanos, otros parientes cuyo ADN está especialmente presente entre la población asiática. A medida que mejoren nuestras técnicas de análisis genético y según vayamos descubriendo más restos bien conservados, con suerte, iremos completando ese álbum familiar tan complejo que nos ha hecho humanos.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Los neandertales no son los antepasados de los Homo sapiens en el sentido de que nuestra especie no se escindió de la suya. Ambas especies tenemos un antepasado común, como nos ocurre con nuestros primos. El detalle está en que, en este caso, algunos neandertales sí que son los antepasados de los humanos modernos pero debido a esta hibridación que ocurrió con mucha más frecuencia de lo que pensábamos en un primer momento.
REFERENCIAS (MLA):
- Moorjani, Priya, et al. "Neandertal Ancestry Through Time: Insights from Genomes of Ancient and Present-Day Humans." Science, vol. 13, no. 12, 2024, pp. [páginas]. DOI: 10.1126/science.adq3010.
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