
Tecnología
No esperaba gran cosa viniendo del Apple Watch 4, pero el Series 10 me ha hecho cambiar de opinión
Más pantalla, más sensores y una experiencia mucho más fluida. El salto entre ambos modelos no parece enorme sobre el papel, pero se nota en cada gesto, en cada carga y, sobre todo, en cómo entiendes el día a día con él

Llevaba tanto tiempo con mi Apple Watch Series 4 que ya formaba parte de mi rutina. Lo cargaba cada noche, me medía el pulso en entrenamientos, me avisaba si estaba mucho tiempo sentado… y funcionaba perfecto. Así que no veía motivos para cambiarlo. Hasta que un día, navegando por Back Market, apareció ese cartel que todo fan de Apple teme y desea a partes iguales: “Apple Watch Series 10 reacondicionado, estado excelente: 293€”.
Por curiosidad más que por necesidad, decidí probar suerte. Pensé: “si no me convence, lo devuelvo”. Lo que no esperaba es que, en apenas unas horas, me haría olvidar por completo el Series 4.
Una pantalla que te engancha

Apple siempre ha hecho pantallas brillantes, pero lo del Series 10 es otra cosa. La primera vez que giré la muñeca ni siquiera tuve que encenderla: la pantalla siempre encendida (algo que el Series 4 no tenía) me mostró la hora con una nitidez que parecía salida de un iPhone.
El panel OLED LTPO-3 no solo se ve mejor: fluye. Es más grande, los colores son más vivos y bajo la luz del sol no hay reflejo que lo opaque. Ahora miro notificaciones, mapas y entrenamientos sin hacer gestos raros, y cada vez que levanto la muñeca, siento que llevo un reloj nuevo.
Diseño más fino, más Apple que nunca

Con el Series 10, Apple ha encontrado el punto exacto entre elegancia y funcionalidad. Es más delgado (y eso se nota mucho), los bordes planos lo hacen parecer una extensión natural del iPhone y el acabado en aluminio brilla lo justo para recordar por qué Apple sigue marcando estilo. El mío es la versión negra, y no hay forma más minimalista de decir “esto es un Apple Watch moderno”. Incluso la resistencia al polvo y al agua es mejor, así que ya no me preocupa usarlo en la playa o mientras entreno fuera.
Rendimiento, batería y salud: el trío que marca la diferencia
El salto de chip entre el S4 y el S10 es abismal. Las apps abren al instante, la corona digital responde sin lag y el sistema watchOS 11 por fin se siente diseñado para aprovechar cada píxel. La batería, además, dura más (y lo mejor es la carga rápida por USB-C). En 30 minutos tengo el reloj listo para otro día entero.
En el apartado de salud, el cambio es aún más claro. El Series 10 ahora mide apnea del sueño, carga de entrenamiento y frecuencia cardiaca avanzada. Llevo semanas registrando mis horas de sueño y la precisión respecto al Series 4 es sorprendente: ya no tengo que adivinar si dormí bien, lo sé.
Por qué comprarlo reacondicionado fue el verdadero acierto
Aquí es donde Back Market juega su papel. El reloj llegó impecable, con batería nueva, correa sin marcas y una garantía que me dio la misma tranquilidad que comprarlo nuevo.
Y si pienso que el Series 4 reacondicionado cuesta unos 258€, la diferencia es casi simbólica. Por apenas 70€ más tengo un reloj mucho más avanzado, con años de actualizaciones por delante y ese placer muy Apple de sentir que todo (de la interfaz al tacto del botón lateral) está perfectamente pensado.
El salto que no sabía que necesitaba

No fue una compra impulsiva; fue una de esas decisiones que te hacen redescubrir por qué te gusta tanto la tecnología. El Apple Watch Series 10 reacondicionado no solo me ha hecho dejar atrás el Series 4; me ha recordado por qué Apple sigue ganando incluso cuando parece que ya no puede innovar.
A veces, los mejores upgrades no son los más caros, sino los que te hacen sentir que estrenas algo otra vez.
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