Coronavirus

“Se ha demostrado que si inviertes en ciencia y evitas una crisis, además del drama humano, te ahorras dinero”

Entrevista a Javier Quesada, presidente de los Premios Rei Jaume I: "La sociedad, además de aplaudir, debería exigir que cuando llega una crisis no se carguen los presupuestos para investigación"

Javier Quesada, presidente ejecutivo de los Premios Rei Jaume I
Javier Quesada, presidente ejecutivo de los Premios Rei Jaume IKIKE TABERNERKike Taberner

El jurado de los Premios Jaume I (entre los que se encuentra una veintena de premios Nobel de distintas categorías) lleva años lanzando la voz de alarma; años defendiendo el papel de la ciencia y la investigación para el avance de la sociedad. Hoy, en mitad de una pandemia que aún no hemos controlado, se evidencia que debimos prestarles más atención.

Javier Quesada es catedrático de Análisis Económico en la Universitat de València, director de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, presidente ejecutivo de los Premios Rey Jaime I y defensor de un sector históricamente infravalorado.

-Todos habla de si esto (la pandemia) nos ha servido para algo, ¿le ha servido a la ciencia?, ¿se ha dado cuenta la gente de su importancia?

-Lo que ha puesto de manifiesto es que un país es fuerte si tiene un buen sistema de ciencia, tecnología y empresa. Y que son esas las cosas que hacen falta para responder a un problema de estas dimensiones.

-Si nos hemos dado cuenta de nuestros errores, ¿cuáles serían los de este sector?

-Se ha visto clarísimo que hay que resolver tres problemas principales: que tenemos un sistema pequeño, un sistema poco integrado y que el sector privado invierte poco. Es un sistema pequeño porque tenemos pocos investigadores. En los últimos diez años solo se han creado 3.400 empleos en el sector de la investigación en toda España y los investigadores solo representan el 7 por 1.000 de los ocupados. Además, hay pocos técnicos que les ayudan. Nosotros hacemos siempre jefes. Y desgraciadamente todo ello va a peor. Es preocupante. Solo nos acordamos cuando ya es tarde. El otro problema es que se habla poco entre investigadores, administración, empresas y universidades ¡Ahora hemos descubierto que la Seat podíamos hacer respiradores! Es una pena, pero la orientación del sector productivo no va a áreas más tecnológicas. Y el tercer problema es que la inversión del sector privado es escasa. El covid-19 lo que ha hecho ha sido ponernos estos tres problemas delante y nos ha hecho preguntarnos por qué no hacemos un plan para la ciencia como hicimos en las Olimpiadas de 1992 para el deporte.

-¿Confía en que esta crisis suponga un punto de inflexión para la I+D+i y los gobiernos y las empresas hayan abierto los ojos?

--Soy pesimista. Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y pasado mañana estaremos navegando otra vez, vulnerables a este problema. A veces, la importancia y la urgencia no coinciden. Dicho esto, uno espera que al final surja el cambio. Pero no tiene que hacerlo la Administración, sino la empresas y los estudiantes. Pensar que esto lo va a arreglar un decreto es ilusorio. Pero el decreto debe ayudar, por ejemplo, a que no se nos marchen los buenos investigadores; a que no se tenga solo en cuenta lo que se invierte, sino si obtienen resultados. Es necesario que se escuche más a la clase investigadora o empresarial y que se pongan remedios inmediatos para eliminar burocracia y restaurar la confianza.

-¿Se valorará más a los investigadores a partir de ahora?

--Creo que siempre han estado bien considerados por la sociedad, pero, además de respeto, lo que necesitan son medios. No se tienen que hacer muy ricos, pero al menos que no vivan en la indigencia. Suelen ser los más listos de la clase y eligen una carrera investigadora larga y arriesgada. Eso es un compromiso que la sociedad debe valorar, el que hayan renunciado a ganar dinero en otros sectores más seguros. La sociedad, además de aplaudirlos, debería exigir que cuando llega una crisis no se carguen los presupuestos para investigación. Lo que se ha demostrado ahora es que si evitas una crisis te ahorras, además del drama humano y el dolor, dinero. Dependemos de los científicos y los técnicos que desarrollan sistemas de prevención y reacción. Esta crisis lo que ha evidenciado es que no podemos vivir de espaldas a la ciencia. Debemos tener un sistema capaz de dialogar, de ver qué hacen otros países. Hemos de tomar ejemplo.

-¿Qué opina del papel de personajes como el doctor Fernando Simón? ¿Cómo contribuyen a la imagen de la ciencia?

-Yo no tengo experiencia para juzgarle, pero creo que es una persona que ha dado un tono a la comunicación que no me disgusta, porque tiene conocimientos sobrados de cómo funciona una pandemia, y en España no estamos acostumbrados a que nos hable un profesional. Los profesionales deben llegar más alto en la política; deben estar sentados en el Consejo de Ministros. Me gustaría vivir en un país donde un ministro, director general o secretario de estado tuvieran más bagaje que simplemente ser de un partido o estar representando a una corriente. Esto en España es manifiestamente mejorable.

-¿Qué nos depara el futuro? ¿Para cuándo la próxima pandemia?

-Me gustaría que esta pregunta me la hubiera hecho después de que hubieran venido los Nobel (sonríe) porque se lo voy a preguntar a ellos. Yo no tengo capacidad para contestar a esta pregunta, pero sí sé que ahora hay una intención de intentar acortar los plazos de reacción ante nuevos brotes de nuevos virus. Tener investigación básica hecha, es decir, algo de tarea adelantada, para que su aplicación sea más rápida. Lo que preocupa son los tiempos de reacción. Aunque no se elimine la causa, se podrá amortiguar el efecto.

-Los próximos 19 y 20 de octubre se celebrará en Valencia la tradicional Reunión de Jurados que decidirá los seis galardonados de la 32 Edición de los Premios Rei Jaume I, ¿cómo ha marcado la pandemia esta edición?

-Como siempre será una reunión presencial, pero este año, por primera vez y obligados por las circunstancias, daremos la posibilidad de intervenir vía telemática. El día 20 será el fallo y la entrega de premios será, como de costumbre y si nada lo impide, en la Lonja de Valencia con la presencia de la Casa Real.