Sucesos
Piden tres años a un cardiólogo de Valencia por intentar grabar a una compañera en la ducha
El médico niega los hechos y considera injusto que se le impida ejercer
El fiscal pide tres años de cárcel y seis de inhabilitación por delito contra la intimidad para un cardiólogo de un hospital de Valencia que colocó su móvil detrás de una rejilla del baño en el que se iba a duchar una compañera, quien al ver el dispositivo lo denunció a la Policía.
Los hechos básicos han sido este martes asumidos, en su declaración durante el juicio ante la Audiencia de Valencia, por el médico, que sin embargo ha aducido que su intención al colocar el móvil tras la rejilla no era grabar desnuda a la médica, sino estudiar si era posible vigilar la repisa de ese baño, después de que le desaparecieran unos objetos valiosos que se había dejado en ella.
Según el acusado, dejó su móvil allí, aun siendo un baño compartido con otros doctores y doctoras, porque tuvo que ausentarse para una urgencia justo después de haber instalado el mecanismo.
”Nunca he grabado a nadie, tengo la conciencia muy tranquila, es absolutamente desproporcionado pedirme tres años de cárcel y seis de inhabilitación después de todos los años de trabajo, de estudios, máster...”, ha señalado el médico en sus últimas palabras ante el tribunal, y se ha quejado de la pena de banquillo y la persecución de los medios: “Y todo -ha añadido- por un malentendido, una cadena de errores, una chiquillada”. La defensa ha solicitado la absolución.
”Al margen de las intenciones que tuviera, tanto si quería grabar a la denunciante desnuda como si pretendía descubrir a un supuesto ladrón, aun cuando lo hubiera hecho con la segunda intención, sería igualmente delictivo”.
Colocar un dispositivo de grabación en un lugar íntimo como el baño, unos hechos que ha reconocido el autor, es en sí un delito contra la intimidad, ha explicado el fiscal, antes de exponer que, en todo caso, no es lógico que pretendiera que el hospital instalara allí un dispositivo de grabación para descubrir a un ladrón, como explica al tratar de excusar el motivo de que su teléfono estuviera detrás de la rejilla.
Los hechos ocurrieron durante la guardia del 11 al 12 de mayo de 2019, que el procesado hizo junto a la médica residente de quinto año, que tenía 28 años de edad. Esta médico residente, que según el fiscal y su denuncia era el verdadero objetivo a grabar en el momento de ir a ducharse, ha relatado que se sentía incómoda con el acusado, porque ya le había hecho algún tipo de proposiciones.
Esa noche “estaba haciendo una nota y me preguntó si me iba a duchar, algo que hacemos antes de irnos a dormir -ha declarado-. Al entrar en el baño estaba un poco alerta, porque me pareció extraño que me lo preguntara. Y al mirar a la rejilla de la ventilación vi que estaba orientada hacia la ducha”.
Fue entonces cuando descubrió el móvil del acusado. Llamó a la jefa de Servicio y luego a la Policía y entre tanto, llegó el médico, que se encerró en el baño y recuperó su teléfono. ”Se puso muy nervioso, me dijo: ‘Perdóname, era nuestra última guardia juntos, ha sido un error’, asumió que había sido él y me pidió que no llamara a la Policía”, ha relatado la denunciante.
Su versión ha sido corroborada en lo fundamental por la jefa de Servicio, mientras que el abogado del acusado ha insistido en sus conclusiones en que no era posible grabar la ducha desde la rejilla tras la que estaba oculta el móvil.
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