Tragedia en Valencia

«Tenemos muchos vecinos de los que todavía no sabemos nada»

Las víctimas acuden a los puntos habilitados para la atención social y psicológica

Numerosas personas se han acercado a dejar ropa, mantas y calzado para los vecinos afectados por el incendio de un edificio de València, en el que de momento se contabilizan cuatro víctimas mortales, a falta de poder acceder al interior de la estructura, mientras que las personas no localizadas se sitúan en estos momentos en 14, aunque esta cifra puede ir variando conforme prosigan las investigaciones.
Numerosas personas se han acercado a dejar ropa, mantas y calzado para los vecinos afectados por el incendio de un edificio de València, en el que de momento se contabilizan cuatro víctimas mortales, a falta de poder acceder al interior de la estructura, mientras que las personas no localizadas se sitúan en estos momentos en 14, aunque esta cifra puede ir variando conforme prosigan las investigaciones. Biel AliñoAgencia EFE

Según los expertos, en un país como España perder la vivienda es un duelo muy parecido al de perder a un ser querido, dada la importancia que se le da a la casa y el esfuerzo que se deposita en ella. Pero la primera fase, según los psicólogos, es la del shock post-traumático, en el que uno todavía no es consciente de lo que le ha sucedido.

Así se encontraban muchos de los supervivientes de la tragedia en Valencia, aquellos que lograron escapar del «coloso» en llamas en el que se convirtió el edificio que hasta ese momento era su hogar. Algunos de ellos se encontraban ayer en el Hotel Valencia Palace, habilitado para acoger a todas aquellas víctimas de la tragedia que no tiene a dónde ir. Es el caso de Laura y Manu, una joven pareja que llevaba viviendo tres años en la novena planta del primer edificio incendiado.

Laura se estaba duchando cuando notó el olor a quemado. Cuando salió y se asomó por la escalera pudo ver el humo, e inmediatamente llamó a Manu, entrenador personal, que se encontraba trabajando. Laura salió corriendo de su casa, y ya entendió que no era prudente bajar por el ascensor, por lo que utilizó las escaleras. Lo más duro, afirman, es que muchos de sus vecinos están llamando a sus hijos, «y no les cogen el teléfono».

Laura y Manu no saben ni por dónde empezar a reconstruir sus vidas. «Lo primero que haremos será una pequeña lista de prioridades, pero nos hemos pasado la noche dándole vueltas a lo ocurrido. Tenemos vecinos de los que no sabemos nada», afirman visiblemente afectados.

Laura y Manu, como el resto de afectados por el incendio en la calle Maestro Rodrigo que se declaró el pasado jueves por la tarde, tendrán que recurrir a los puntos de atención social y psicológica preparados para los supervivientes. En ellos les explicarán los siguientes pasos para ir recomponiendo sus vidas.

Más difícil es para personas de mayor edad, como José Luis Más, un médico de 67 años que asegura que es muy difícil imaginarse un futuro después de esta tragedia.

Más, junto a su esposa, que ha tenido que recurrir a la ayuda psicológica para sobrellevar el duro momento, pasó también la noche en una de las habitaciones del hotel. «Con ayuda de alguna pastilla, hemos podido dormir algún rato. Pero mal». Asegura que tras el shock de la noche, no se entera tanto, pero con la luz del día, «la realidad es muy distinta. Te encuentras sin nada, con todo perdido. Es una sensación horrible».

En un contacto con los medios, aseguró que estaba viendo un partido de tenis, cómodamente en su casa, cuando empezó a notar un olor plástico. «Vimos una humareda enorme, y decidimos salir de casa. Soy médico del SAMU, y sabía que como aspiráramos humo, iba a ser peor». Asegura que no pudo coger nada de ropa, y durante su evacuación avisó a varios vecinos del mismo rellano. «Algunos no contestaron, pero no nos daba tiempo a avisar a más gente».

La suerte, dice, es que tenía la escalera frente a su puerta para bajar los siete pisos, y mientras bajaba veía cómo se iba llenando el pasillo de humo. Hablé con los bomberos pero no me imaginaba la dimensión que iba a tener esto. Ahora, «lo que quiero hacer es crear una asociación de vecinos afectados, porque esto es muy gordo». «Ahora estáis todos aquí, pero dentro de nada nadie nos hará caso».

Otros de los supervivientes se acercaban ayer al edificio municipal de Tabacalera, donde técnicos del Ayuntamiento les informaban sobre los trámites burocráticos que deben realizar a partir de ahora. Es el caso de Thomas y su novia, una pareja lituana que vivía en el bloque de viviendas afectado. Según relataron, ellos residían en la quinta planta, y llevaban cinco años viviendo en Valencia. Afortunadamente, después de esta tragedia se han podido trasladar a casa del padre de él.

Yuri, su mujer y su hijo, una familia rusa, también se desplazaron hasta las dependencias del Ayuntamiento para recibir información. Salieron corriendo de su vivienda, solo con los pasaportes en la mano.

Puntos de ayuda

Una pareja joven con dos niños pequeños que vivía en el edificio incendiado de Valencia asegura estar en shock por el trauma vivido pero considera haber tenido suerte, porque en el momento del fuego no se encontraba en su vivienda. La pareja, que tiene una hija de 4 años y un niño de 2, acudió ayer al punto habilitado en las inmediaciones del inmueble para la recepción de donaciones puesto que la madre, Inga, estaba en el parque con sus niños y el padre estaba trabajando cuando se desató el incendio.

Según relató Inga a Efe, no les dio tiempo a nada y se quedaron con lo puesto, por eso acudieron al punto de la empresa Valientes, que está recibiendo multitud de donaciones de vecinos desde este jueves. «Estamos en shock, nos cuesta asimilar lo que ha pasado, la cabeza no te da para más, son muchos recuerdos», asegura la joven, que residía desde hace una década en la vivienda, en la undécima planta.

Inga señala que tuvo «suerte» de encontrarse en ese momento en el parque con sus hijos, donde recibió una llamada telefónica de su suegra -que vive enfrente y donde están alojados desde el día del incendio-, informando de que se estaba quemando la planta octava. En un primer momento, no se preocupó demasiado al pensar que los bomberos apagarían el fuego, pero inmediatamente volvió a recibir otra llamada de su suegra, que le dijo que ya se estaba quemando su casa.

Familias de ucranianos, de nuevo sin hogar

►Vinieron escapando de la guerra y han tenido que vivir otro drama. Al menos seis familias ucranianas han perdido sus casas en el incendio de Valencia. Una de estas familias, que prefiere no decir su nombre, vivía alquilada allí hacía poco más de un año. «Hoy se ha reducido a cenizas», lamenta, asegurando que al menos en estas torres viven otras cinco familias de nacionalidad ucraniana. También ha perdido a su perro en este incendio, «al menos otros cuatro perros fueron quemados vivos» y lamenta que los bomberos no pudieran hacer nada por ellos. En su huida por salvar la vida han perdido todos los documentos y también sus ahorros. «No tenemos acceso a los apartamentos y probablemente no los tendremos». Esta afectada denuncia que el edificio no tenía medidas antiincendios.