«Cuento de invierno»: Diablo, qué historia

Extraña la decisión de Akiva Goldsman , quien ha decidido debutar en el largo con la adaptación de la novela escrita por Mark Helprin

Extraña la decisión de Akiva Goldsman , quien ha decidido debutar en el largo con la adaptación de la novela escrita por Mark Helprin, reputado escritor y periodista estadounidense, que narra en «Cuento de invierno» una terriblemente romántica historia de amor salpicada de abundantes elementos fantásticos. De hecho, el mundo que plantea la historia y que arranca en Manhattan durante finales del siglo XIX está poblado de diablos con disfraz de mafiosos (el propio personaje que interpreta «gordito» Crowe, a sus anchas en la piel de este tipo maligno), de ángeles que deciden bajar a la tierra nadie sabe con qué intenciones, de caballos voladores y de mortales cuyo destino es desencadenar un milagro; sin ir más lejos, Peter Lake (el casi siempre buen actor Collin Farrell, hasta cuando los directores se empeñan en peinarlo raro, como sucede en este filme o en la soporífera «Alejandro Magno»), que cae rendido a los pies de una pelirroja mortalmente enferma de tisis de la que ni siquiera la muerte podrá apartarlo. Una lástima que el filme, como la pobre joven mencionada, acabe languideciendo hacia la parte final, o sea, cuando nos topamos con Peter, que sigue vivo, desmemoriado pero con la nebulosa nostalgia encima de quien ha perdido a su media naranja para siempre, en pleno 2014 y ciertas escenas den un poco de risa cuando deberían despertar entre el respetable lo contrario (el reencuentro entre una anciana y Peter, que la conoció de niña). Ni siquiera la presencia de un Lucifer, sí, amigos, con los andares de Will Smith logran levantar el ánimo. Pero si además este chico tiene una cara de buena persona que espanta...