Amaya Valdemoro: «Siendo sinceros se disfruta más de la vida»
Se adentra en la literatura juvenil y de aventuras con «Los Trugos. El enigma del Trece». «Es un texto con el que puedes aprender, tomar valores, pasarlo bien, reír...», asegura
Creada:
Última actualización:
Amaya Valdemoro no puede parar. Pensaba que la retirada la dejaría respirar, pero... Su último proyecto es un libro de aventuras –«Los Trugos. El enigma del Trece» (Loqueleo)– del que es coautora y protagonista.
–¿De dónde surge la idea de un libro de aventuras y juvenil?
–La editorial me propone hacer uno sobre deportes y yo les digo que quiero un libro infantil. Desde que hice la biografía con Julián Redondo ya tenía en la cabeza lo de una obra de aventuras porque en mi infancia no tuve libros de personajes femeninos y si los había, como Pipi Calzaslargas, no venía nada de deporte. Me he imaginado mil cosas, he sido aventurera y traviesa en el buen sentido y toda la historia del libro es real, todos los protagonistas son reales y han sido muy importantes en mi vida.
–¿Por qué Los Trugos?
–Cuando era pequeña siempre me iba a dormir a casa de mis abuelos los fines de semana y echaba a patadas a mi abuela y me quedaba con él a que me contara historias. Tenía una viña, hacia vino, teníamos perros y siempre le pedía que me narrara historias de aventuras y él se inventaba unas con los perros. Una noche debía estar cansado y no había historia y le dije que yo, con seis años, tenía una de la viña que le tenía que contar. Era un monstruo que no sabía si era bueno o malo y le llamé Trugo. Y el Trugo llegó para quedarse porque mi abuelo le contaba la historia a todo el mundo. Cuando jugaba en el Pool Getafe hubo una peña que era El Trugo, el perro de mi tío se llamaba Trugo, y somos tres amigos de EGB que nos autodenominamos Los Trugos.
–¿Tiene algo que ver la gestación de un libro como su biografía con Los Trugos?
–Nada. La primera es biografía pura y dura. Este libro también vuelve al pasado, pero no lo hace de una manera tan heavy. Aquí son todo recuerdos de mi infancia, de cuando era muy pilla.
–¿Guarda el primer ejemplar al lado de sus trofeos o de los anillos de la NBA?
–Está en el salón, me lo he leído unas cuentas veces y estoy superorgullosa. No porque el personaje sea yo ni nada parecido. Es un libro del que puedes aprender, tomar una serie de valores, te lo pasas bien, te vas a reír...
–Sin spoilers, ¿de qué trata?
–Soy yo con 12 años y formo un equipo de baloncesto. Se trata de una chica supercompetitiva, traviesa, sociable, que no le gusta perder a nada, hay un malo, que no es tan malo, con el que me pico muchísimo. Aprendemos a ganar, a trabajar en equipo, humildad, a escuchar a los mayores, hay misterio y el libro te engancha. No sabes qué va a pasar hasta el final.
–El equipo que organiza Amaya en el libro, ¿se parece a alguno en los que ha jugado?
–He cogido personajes de toda mi carrera. Rivales, amigos, equipos de todos los lados... Diana Taurasi es un personaje; está Elisa Aguilar; hay una entrenadora que es como si fuera Anna Montañana, hay mucho de todo... Lo comparo a mi primer equipo por la ilusión y las ganas con las que empecé a jugar.
–¿Qué trasladaría del volumen a la sociedad actual?
–Su sinceridad y la inocencia. Los niños tienen sinceridad absoluta para lo bueno y para lo malo. Si nos aplicásemos esto disfrutaríamos más de la vida. Yo, porque he tenido este carácter y porque he estado muy bien protegida, pero debe haber unas normas y una educación que salgan de casa. La familia es el mejor referente. Hay que tener muy claro qué dejamos y qué no dejamos hacer a nuestros hijos. Es importante que sepan escuchar en la escuela y en casa.
–¿Cómo es la vida como comentarista?
–Cuando acabo una retransmisión o un programa es como cuando termina un partido, sé si lo he hecho bien o no. En directo, si me equivoco, lo digo. No he estudiado periodismo y no pretendo tener una dicción perfecta. Soy como soy, me contrataron para comentar y digo lo que veo. Hay días en que puedes estar más espesa o que lo ves todo muy sencillo. Lo que sí intento es hacerlo siempre con honestidad.
–¿Habrá más libros?
–Creo que sí. Ya estamos hablando del tema. La Amaya actual también es de no parar un segundo... Yo pensaba cuando me iba a retirar que tendría una vida tranquila y hay veces que me tengo que decir: «Para, para». Porque no sé decir que no y siempre tengo que estar haciendo cosas nuevas y me pregunto que por qué habré dicho que sí.
–Y ya puestos, ¿película?
–Me muero, me da aquí mismo un paro cardíaco.