Santiago Posteguillo: «Ahora más que nunca necesitamos una masa de personas críticas, individuos que piensen»
El novelista, que recomienda leer a George Orwell, reivindica el libro como herramienta de evasión, pero, sobre todo, para desarrollar un criterio alejado del adocenamiento
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Santiago Posteguillo publicó en maarzo «Y Julia retó a los dioses», la segunda parte de «Yo Julia», que ganó el Premio Planeta. En esta secuela, el autor describe cómo Galeno se ve obligado a atajar una peste que está diezmando las legiones de Septimio Severo. Unos capítulos, no exentos de intrigas y aventuras, que hoy parecen proféticos. El novelista, como otros autores, permanece ahora en su domicilio, alejado de los lectores. Una experiencia que describe en esta entrevista.
-¿Cómo se vive un Día del Libro confinado en casa?
-Se vive intentando suplir el contacto con los lectores a través de las redes y la tecnología. Como escritor se vive haciendo entrevistas por teléfono o internet con aplicaciones como Zoom y Skype. También hago directos por Instagram y Facebook. En un día como hoy, intentaré estar presente en la radio, la prensa y la televisión, pero la sensación es que esto que está pasando no es natural y que deberíamos intentar, sinceramente, que no se repita nunca más. Yo creo que el contacto interpersonal para un autor es importante. Se dice a menudo que los escritores estamos bien en casa. Sí y no. Yo puedo concentrarme en escribir cuando noto que la gente está bien y que cada persona mantiene su actividad: que los niños juegan en los parques y que los ciudadanos acuden al trabajo. Pero cuando veo que la sociedad no lo está pasando bien, me cuesta trabajar. Los autores somos porosos, como señalaba hace poco Ana Merino. Si el conjunto del país funciona, no tenemos ningún problema en continuar trabajando en un libro, pero si existe un problema, percibimos ese dolor, porque un escritor tiene empatía. Ahora estoy escribiendo una novela y también unos episodios para una serie de televisión. Sé que mis libros distraen y ayudan a los lectores. Por eso me estoy esforzando ahora, porque pienso que en algún momento, en el futuro, lo que hago entretendrá.
-¿Le están llegando percepciones y opiniones de los lectores?
-Las recibo, pero lo que sucede es que no están siendo directas, en persona, como me gusta. Ahora tengo que responder a través de las redes sociales y si estuviera pendiente solo de eso, no podría hacer nada más, ni siquiera podría impartir clases en la universidad ni hacer nada más. Necesito el contacto interpersonal, pero contacto real. Yo quiero tener lectores delante. En este día, estoy tratando de responder a través de los medios de comunicación. En cuanto vuelvan a abrir las librerías y regresen las ferias del libro, estaré ahí y me encantará atender a todos los lectores.
-¿Cómo es promocionar un libro en tiempos del coronarivarus?
-Sobre todo a través de redes sociales. El otro día estuve en el Instagram de la Casa del Libro. Lo lectores me hicieron muchas preguntas. Se retransmitió a América Latina y fue emocionante estar en contacto con personas de Uruguay, Colombia, Perú y México que están siguiendo mis trabajos. También estoy constantemente grabando vídeos para los medios de comunicación. Casi me he hecho un estudio en la biblioteca. ¡Tengo hasta focos!
-¿De qué forma habría que apoyar a las librerías?
-Las librerías deberían estar abiertas, como las farmacias y los supermercados. ¿Por qué? Porque estoy harto de oír a los políticos que la lectura es importante, pero cuando sacan un decreto y deciden qué es lo esencial y qué no lo es, la lectura no está. Bueno, pues ya me ha quedado claro. Está en el BOE: la lectura no es esencial. Se debería haber permitido que la gente acudiera a las librerías que, la verdad, dudo de que fuéramos a tener aglomeraciones. No sería un problema. Y si se hubieran agolpado los clientes, se podría haber hecho como en los supermercados: una cola y guardando cada uno una distancia prudencial. Creo que hubiera sido la manera más importante de apoyar la lectura. Lo mismo se podría haber hecho con cines y teatros, creo yo, si se hubiera limitado el aforo. ¿Cuántas veces hemos ido a una sala de cine y había cuatro personas o estaba por la mitad? En las cafeterías y restaurantes se podrían haber establecido espacios pertinentes y adecuados para estar, como una mesa ocupada y otra no. No ganarían mucho dinero, pero no hundes estos comercios. Pero lo de las librerías, clama al cielo. Las ayudas del Estado vienen bien, pero la mejor ayuda hubiera sido que las hubieran permitido estar abiertas, eso sí, con unas medidas prudenciales y unas normas que fueran razonables. Yo las abriría.
-¿Por qué hoy es importante la lectura?
-Por dos motivos. El primero, porque como evasión nos permite volar a mil mundos, más ahora que estamos cerrados. La lectura te permite expandirte y moverte de casa cuando no puedes hacerlo. El segundo, porque genera reflexión y crítica, y ahora nos hace falta mas que nunca una masa de personas críticas y de gente que piense y medite. Recomiendo leer a George Orwell, me parece una lectura necesaria ahora, tanto «1984» como «Rebelión en la granja».