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Luz Gabás: «Ganar el Planeta significa un sueño cumplido»

La escritora habla de «Lejos de Luisiana», la obra con la que ha obtenido el galardón en su última edición
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  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Pocas horas después de saberse el veredicto del jurado del Premio Planeta, Luz Gabás no podía disimular el pasado sábado su entusiasmo por haber logrado el codiciado galardón con su novela «Lejos de Luisiana». La autora de éxitos como «Palmeras en la nieve» habló con este diario sobre su nueva obra y los muchos retos que tiene por delante, pero, sobre todo, de «saber que todos los que me rodean están felices porque he ganado el Planeta. Eso es algo que me gustaría decirle antes de empezar esta entrevista».
Pues empecemos por ahí, parece obligado preguntarle qué representa para usted haber ganado el Premio Planeta.
Evidentemente, significa que tu novela tiene una visibilidad importante. Pero también representa un sueño cumplido porque estamos hablando de un galardón de mucho prestigio. Estoy muy feliz, como le decía antes, y me encanta la forma en la que lo están viviendo mis seres queridos.
¿Cómo llegó a esta historia sobre Luisiana que es el germen de su nueva novela?
No sabría decirle un momento concreto. Apareció, me topé con ella mientras estaba preparando un relato y me enganchó la variedad de historias, de culturas que había a su alrededor, con el río Mississippi por medio. Quise leer y quise saber mucho más de el tiempo en el que transcurre la novela. Mientras profundizaba en la historia de la colonización en Luisiana, a finales del siglo XVIII, empezaba a visualizar las escenas, así como los personajes posibles dentro de una sociedad multicultural. Escribía sobre Luisiana e iba pensando que me gustaría pasear por esas calles, por esos muelles. Así que todo eso me enganchó. También me atraía la parte que se refiere al hecho que Luisiana perteneció a España durante cuarenta años, algo que no es muy conocido.
Precisamente una de las particularidades de su obra literaria es fijarse en episodios de la Historia de España que han quedado dormidos o directamente ignorados, como sucede también en «Lejos de Luisiana».
Creo que no aprendí bien la Historia durante mi pasado escolar. La he descubierto de mayor. Lees libros sobre ello y entonces quieres saber más. En el caso de «Palmeras en la nieve» lo tenía cerca por motivos familiares. En «Regreso a tu piel» estaba todo el tema de la brujería en el siglo XVI, algo de lo que quería saber más para descubrir que las mujeres no eran ejecutadas por la Inquisición, sino por los ayuntamientos y los concejos. Eso es lo maravilloso de leer e informarse. Para elegir un contexto me debe gustar a mí y debo estar aprendiendo que no sabía hasta ese momento. La novela histórica original –hablo del XIX– tenía un afán de evasión, como en el caso de Walter Scott, pero también una manera de comprender tu propio presente. Cuando elijo un tema la intuición me dice que está fluyendo mi imaginación y, a la vez, me recuerda cosas del presente.
El libro contiene una historia de amor entre una muchacha francesa y un indio.
Sí, pero no es real. Lo que ocurría era al revés. Había mucho hombre francés, sobre todo, en la parte de la Alta Luisiana, que se casaban con mujeres indias. No he encontrado en todo lo que he leído ningún caso como el de la novela, sin embargo, me muevo en el territorio de la verosimilitud porque él, aunque pertenece a una tribu india, ha sido educado por los misioneros y tiene un trabajo como traductor. Me gusta ser verosímil y no meter la pata.
Una de las marcas de la casa son estas relaciones a contracorriente que incomodan a la sociedad del momento.
Es que hay mucho en juego. Es una novela y la Historia no se puede apoderar de ella. Esto no es un ensayo. Lo que sí puede pasar, como dijo Juan Eslava Galán, es que te encuentres asuntos que no aparecen habitualmente en los libros de Historia. Pero no se puede apoderar del relato. Para eso hay que buscar las relaciones entre personas que forman parte de una novela. Sí, hay una historia de amor, pero también está las relaciones entre las hermanas, con una que sería de la Ilustración y otra del Romanticismo. También tenemos un padre ambicioso que piensa en el negocio pero que también es muy generoso.
Es una autora que hace su carrera desde un pueblo al margen de los eventos literarios. ¿Le resulta más fácil escribir desde esa desconexión?
Eso es algo que depende más de la forma de ser de las personas que del lugar. Durante la fase final de la escritura da igual dónde estés, aunque sea un sitio sin ventana. Estás tan metido en tu trabajo que te da igual si llueve o hace calor. Está el premio de la naturaleza inmediata que es sanador. Un buen paseo físico te ayuda psíquica y mentalmente, estás más fuerte para escribir. Puede ser que haya encontrado mi sitio donde estoy, la que considero mi casa. Soy de la misma rutina, no de llevarme el ordenador fuera.
¿Ha visitado Luisiana para escribir su novela?
No. Conozco EE UU, el este y el oeste, pero no Luisiana. Quizá algún día vaya porque me gustaría recorrer el Mississippi yendo río arriba. Me pasó lo mismo con «Palmeras en la nieve», me apoyé mucho en la documentación, porque, si la buscas, la encuentras.
Fue alcaldesa de su pueblo. Supongo que la literatura ha suplido a la política.
Sí, desde luego, se la ha merendado. La verdad es que es algo en lo que no pienso. Ser alcalde de un pueblo no es ser político, sino un gestor de lo público, de lo común. Yo no estuve en política en cuanto a la toma de posiciones. Para mí fue un orgullo ser alcaldesa de mi pueblo y ya está. Ahí se ha acabado mi vinculación con la política.
El hecho de estar al otro lado, en el despacho de un ayuntamiento, y al volver a la literatura, puede hacer que se vea mejor cómo se trata la cultura o, más concretamente, la lectura.
El alcance que tiene un alcalde en un sitio concreto es muy pequeño. Pero reconozco que cuando fui alcaldesa puse el foco en la cultura, algo que notaron los vecinos con una biblioteca o algunas iniciativas. Puede parecer que la cultura no está lo suficientemente apoyada, pero, ¿eso qué significa? Estos días leía que los libros se siguen vendiendo y que los libros han sido nuestros grandes salvadores durante la pandemia.

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