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Música

Alejandro Fernández evoca el legado de su padre y conquista Madrid con su mariachi en su gira "Amor y Patria"

Abrazó con sus rancheras y baladas el Wizink Center en una noche donde lo dio todo

Alejandro Fernández evoca el legado de su padre y conquista Madrid con su mariachi en su gira "amor y patria"
Alejandro Fernández junto al mariachi con el que enamoró al Wizink Center de Madrid Manu Rivera

El charro con voz de barítono, el “Potrillo” heredero rey del mariachi, el hijo de Vicente Fernández, volvió a abrirse paso, sin "tantita pena", y abrazó con sus rancheras y baladas el Wizink Center de Madrid en una noche donde lo dio todo con un público entregado a su voz y a sus caderas de su gira "amor y patria".

Llevaba cinco años sin pisar los escenarios de España, una bandera que le lanzaron desde el público y que él estrechó contra su pecho mientras entonaba "qué voy a hacer con tu amor".

Quince minutos antes de que el mexicano saliera a escena, una pedida de mano entre el público, en el que ella dijo un "sí", revoloteó entre las gradas que les lanzaron sus "vivas".

El mariachi se hizo esperar y arrancó con un solo de trompeta que sonaba a lamento o plegaria mientras aparecía en escena, vestido de un charro encuerado, entre la penumbra, Alejandro Fernández que arrancaba los primeros gritos del público.

La "tragedia" de la pandemia le frenó su gira, la que tenía programada para 2020, por lo que confesó que se "moría de ganas de estar" en una tierra hermanada con México. Garantizó que tenía "mucho que contaros y cantaros" y que por su parte no iba a quedar para que fuera "una gran noche mexicana" y así fue mientras rememoraba sus clásicos como "Estuve", "Canta corazón","Me dediqué a perderte" o rescataba de su último disco su reivindicación a los "caballeros" o le cantaba a "la mesa 20".

Con sus "Cascos ligeros" el Potrillo hizo bailar y enloquecer a sus seguidoras mientras acompasaba el ritmo con sus caderas, compás que también seguían las guitarras del mariachi al que le siguieron "no le beses" o el "que digan misa". De hecho, su figura, como en cada actuación, fue una de las más comentadas entre las seguidoras que se lanzaban a buscar en google su edad.

Imagen de Alejandro Fernández vestido de charro durante su concierto
Imagen de Alejandro Fernández vestido de charro durante su concierto Manu Rivera

Alejandro Fernández se había dejado un bigote ranchero que evocaba a su padre, Vicente Fernández -fallecido en 2021- de quien reivindicó su legado. Fue en Madrid uno de los últimos escenarios donde el gran referente de la música ranchera se despidió de su carrera. Por ello, y para celebrar la vida, la de su padre, hizo un popurrí de aquellos temas que lo convirtieron en inmortal, y levantó al público con referentes como "Sigo siendo el Rey", "Por tu maldito amor", "Divinas" o "Volver, volver, volver" donde pidió un "aplauso para mi mamá" y demostró que mantiene su potente chorro de voz.

Y entre baladas y rancheras lanzó al cielo su "Nube viajera" una letra que confesó es "muy importante para mí, por lo que significa" y que "se la dedico a mi papá". Mientras, las pantallas fundían en varias secuencias la imagen de Alejandro Fernández a un blanco y negro que rememoraba al Rey del mariachi como si hubiera sido teletransportado varios años atrás.

Dejó para el "encore" del final la que dijo que sabe que es "una polémica canción" su famoso "Mátalas" dando "chance" a quien no quisiera escucharla para que se pudiera ir, mientras aseguró que "yo seguiré defendiéndola porque la letra habla de amor y solo de amor. Me voy, y el que quiera que se quede". Dijo que hay cosas "muy fuertes que no se tienen que decir", pero reiteró que en esa letra solo se habla "de amor", y nadie se fue.

En su diálogo con el público les contó que prepara música nueva, música mexicana y que irá saliendo cada tres meses. "Esto no hay quien lo pare" mientras se arrancó con "inexperto en olvidarte" una canción que acaba de grabar respetando siempre el género mariachi.

"Qué lindo gritar México aquí en España", dijo y a continuación siguió con su "Se me va la voz", aunque a Alejandro Fernández no se le fue ni un tono entre las 31 canciones con las que ilusionó, emocionó y levantó al público con un mariachi imparable.