Amarás la ópera (aunque no te guste)

Hace tiempo que Yllana sondea ese mundo de la investigación entre la comedia y la música, desde ese “Rock and Clown”, de 2000 terminarían llegando “PaGAGnini (2007) y, ya más cerca en el tiempo, “Malikianini, Sinfònic Ara” (2014).

Hace tiempo que Yllana sondea ese mundo de la investigación entre la comedia y la música, desde ese “Rock and Clown”, de 2000 terminarían llegando “PaGAGnini (2007) y, ya más cerca en el tiempo, “Malikianini, Sinfònic Ara” (2014). Y en este juego, pues es la sensación que siempre transmite la compañía, engloban su último montaje, presentado desde hoy en la Sala Roja de los Teatros del Canal –hasta el 7 de octubre–, “The Opera Locos”. Un espectáculo con el que David Ottone, responsable de la dirección artística junto a Joe O'Courneen, dice “querer acercar la ópera a todo el público que de normal no lo hace”. Nace con esa vocación, “la de introducir en el género a los más reacios”, aunque, advierte, “también fascina entre los entendidos”.

Una nueva producción que, invadida por el humor, reúne a cinco de los más prestigiosos cantantes líricos del momento para dar un recital, pero pronto saldrán a relucir sentimientos y pasiones ocultas que convertirán el escenario en un campo de batalla que tendrá consecuencias tan disparatadas como impredecibles y que dará lugar a una guerra de egos.

Antes de su desembarco en Madrid, la función suma ya doce funciones en las que los productores y los responsables de Yllana aseguran que la acogida ha sido “máxima” por “chavales, adultos y mayores”. “En especial, aquella del 5 de agosto en El Escorial, memorable”, apunta Ottone de una pieza con la que, entre otras, ya tienen cerradas tres semanas en París y bolos en Corea y Japón, “pero todavía esperamos llegar hasta Broadway”.

Culpa de la universalidad de unos temas “de otras óperas con los que componemos la nuestra propia”. Una fusión de estilos y canciones que van desde el “Nabucco”, de Verdi, con el que da comienzo la cita hasta el “Nessum dorma”, del “Turandot” de Puccinni, que pone la guinda final a un espectáculo que se completa con “pequeñas piezas del repertorio popular”, comentan.