Antonio Muñoz Molina: «Hay más presencia de literatura de calidad en España que en EE UU»
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Antonio Muñoz Molina, a las puertas de publicar su nueva novela, es uno de los protagonistas en Barcelona de Liber, donde hoy será premiado por los responsables del mundo del libro.
– ¿Qué representa para usted un premio como el que hoy le entrega Liber?
– Lo que me parece más llamativo e interesante es que tiene que ver con esa parte del mundo del libro que es la industria y el comercio. La literatura está conectada con muchas cosas y una de ellas es que se necesita la industria para difundirse y poder llegar a la gente, aunque en España haya ese prejuicio católico hacia todo lo que sea práctico. Éste es un país que tiene una crisis económica terrible, en parte por la falta de un modelo económico sostenible y realista. Sin embargo, una de las industrias en la que España es competitiva mundialmente es la del libro. Me gusta el hecho de que se recuerde que me dedico a un oficio que puede servir de una manera muy etérea. Se te ocurre un libro, lo escribes, te comunicas con el lector, pero cada uno de esos pasos tiene que ver con un proceso industrial que incluye a muchas personas. Eso es muy importante recordarlo ahora que la gente habla de los intermediarios. Se dice que gracias a internet, por ejemplo, se va a poder prescindir de ellos, pero esos intermediarios no son parásitos sino una parte fundamental de este trabajo. Cuando termine esta entrevista, estoy citado con una editora en el sentido anglosajón de la palabra, es decir, la persona que ha repasado la novela que acabo de escribir. Ese trabajo es fundamental para mí porque es una profesional cualificada.
– ¿Goza el libro de buena salud en España?
–Cuando se habla en España del libro electrónico o del libro de papel eso es secundario porque cada uno tiene su posición igual que lo tiene la radio o la televisión. Es irrisorio porque la cuestión es distinta, más simple y seca. Se trata de si las leyes servirán para proteger no solo los derechos de autor sino el hecho mismo de esa industria que se basa en lo que se basan otras muchas industrias. Es decir, ¿vamos a tener leyes que protejan la propiedad intelectual y el ecosistema del libro o no las vamos a tener? Y en segundo lugar, ¿vamos a tener políticas que sirvan para promocionar el libro o no vamos a tenerlas?
– ¿Está de acuerdo con la afirmación de que caen las ventas de libros porque no hay lectores?
–Eso es mentira. Llevo mucho tiempo en este mundo y vi en los años 80 cómo, de pronto, surgía un público lector que no estaba antes. Ese público existe y hay otras generaciones nuevas en las que hay lectores, pero habría más si existieran políticas para fomentar eso. Me refiero a políticas de verdad, a que la lectura y expresión escrita tenga el lugar que le corresponde en las escuelas, a que las bibliotecas públicas sean de verdad buenas y no pueda ser que no tengan posibilidad de comprar libros. No puede ser que el Ministerio de Cultura haya cancelado las suscripciones a revistas culturales y literarias de centros públicos como el Instituto Cervantes. Eso es vergonzoso. En España se piensa siempre que la cultura es algo que no es práctico, pero es un puente fundamental de creación de puestos de trabajo aquí y en la Unión Europea. Crea más puestos de trabajo que la industria del coche.
–Vive medio año en Estados Unidos, ¿cómo se ve desde el mundo anglosajón al libro?
– En España, pese a que no somos una gran sociedad lectora, los índices de lectura son mejores que en Estados Unidos. Aquí, la literatura de cierta calidad tiene más presencia social y lectores. A los americanos les sorprende la presencia que un escritor pueda tener en las sociedades europeas. Estados Unidos tuvo una edad de oro absoluta en los años 50, 60 y 70, la época de Bellow, Hemingway, Capote o Mailer. Eso ha cambiado mucho. A veces tengo la sensación de que en Estados Unidos no hay un espacio intermedio entre la erudición y la ignorancia.