Cultura

Bruce Joel Rubin: «Mientras escribía el guión de "Ghost"lloré»

La emblemática película por la que ganó un Oscar en 1990 ahora llega a Madrid en forma de un musical que, hasta el 3 de mayo, estará en el Teatro EDP de Gran Vía (Madrid)

Bruce Joel Rubin / Foto: Gonzalo Pérez
Bruce Joel Rubin / Foto: Gonzalo Pérezlarazon

La emblemática película por la que ganó un Oscar en 1990 ahora llega a Madrid en forma de un musical que, hasta el 3 de mayo, estará en el Teatro EDP de Gran Vía (Madrid).

Bruce Joel Rubin es capaz de construir un universo a partir de una sola idea. Posee una capacidad peculiar de embobar mientras se expresa, a la vez que su mirada transmite la certeza de que su mente va más allá de la realidad. En 1990 ganó un Oscar al mejor guion original por «Ghost» –cinta dirigida por Jerry Zucker–, la historia de amor más espiritual e intensa que, hasta hoy, ha dado la vuelta al mundo.

Cuando Molly le decía a Sam «te quiero», él le respondía «ídem». No era capaz de contestarle con esas dos palabras que, cuando murió, tanto necesitaba decirle. Y fue gracias a la conexión entre la vida y la muerte a través de una médium (falsa) como lo consiguió.

Ahora, el guionista, que actualmente disfruta de la vida como profesor de meditación, llega a Madrid para conocer una nueva producción del musical de esta cinta –él mismo ha adaptado su guión–, que buscará transmitir desde las tablas esa emoción que produce Joel Rubin cuando habla de ello.

–¿Qué significa para usted tanto la película de «Ghost» como todo el fenómeno que supuso?

–La palabra que me viene a la mente es alegría. Nunca sabes cuándo te llegará una idea o la inspiración, si se hará realidad, si tendrá una larga vida o podrá mantener a tu familia. Yo tengo muchos pensamientos que voy escribiendo para películas y guiones, pero esta dio el «bombazo». Sabía que estaba contando una historia que a mí me gustaba, que valía la pena hacerla correctamente y que tenía que poseer corazón y emoción. Debía mostrar algo más para llegar al público y, entonces, me di cuenta de que ese ingrediente era el humor. Creo que la razón del éxito fue saber mezclar el humor, el amor, las emociones y la tristeza en una sola pieza. Cada película tiene un punto de interés, algo que el público espera que pase, y en «Ghost» es que Molly y Sam vuelvan a estar juntos. Cuando creas un obstáculo tan grande, como la muerte, creas también un dilema terrible. Al final, Molly tiene la oportunidad de ver, oír y besar a Sam, y él de decirle «te quiero». Ella le respondió con «ídem», algo que, por cierto, nunca esperé introducir. Pero en ese momento, mientras escribía el guión, se me ocurrió y, cuando lo escribí, lloré.

–«Ghost» marcó una generación y la música se convirtió en la banda sonora de la época, ¿cómo se va a reflejar esto en el musical?

–Con unas emociones más profundas. En una película tienes los primeros planos para intentar averiguar qué piensa o siente el personaje. Y eso mismo se da en el musical, pero a través de las canciones.

–Como profesor de meditación, ¿actualmente deberíamos ser menos escépticos con respecto al mundo espiritual?

–Creo que la gente no lo intenta, estamos muy ocupados mentalmente, muy distraídos, y la idea de quedarse quietos en un sitio por un momento es la peor para nosotros ahora mismo. Todo lo que buscas en la vida y en el mundo está dentro de ti. No en una película, ni en la persona que amas ni en ganar más dinero. Todo lo que quieres está en el corazón. Si te escuchas, sentirás de nuevo algo maravilloso, felicidad, que no viene de ser más rico o de otra persona que te lo de a ti. Es tuyo. ¿Por qué no ir a buscar eso?

–Estas ideas, ¿se las transmitió a Whoopi Goldberg para hacer su papel como la médium Oda Mae en la cinta?

–Whoopi cuenta con una energía maravillosa ya de por sí. Tiene un alma enorme. Es muy inteligente. Y ella ya posee un toque de esa energía espiritual. Estoy aún encantado de que el papel lo hiciera ella. Para mí fue un honor conocer tanto a ella como a Oprah Winfrey, a quien se le propuso el papel en un primer momento. Ambas son personas muy importantes.

–Esta espiritualidad que se transmitía con efectos especiales en la cinta, ¿cómo se refleja desde un escenario?

–He visto muchas producciones y sí, puede ocurrir en el escenario. Hay algunas que cuentan con trucos de magia, en las que Sam atraviesa puertas y paredes, pero he visto otras donde no. Ambas tienen mucho poder. Todas convencen al público de que algo importante está pasando.

–El objetivo es que la historia envuelva.

– Efectivamente. Eso es lo que he descubierto. Estaba preocupado pensando que no se podía hacer esta obra de teatro sin magia y, cuando lo probaron en una producción en Pennsylvania, sin efectos, funcionó. Fue precioso.