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Camela, de la gasolinera al estadio

Su primer sello solo se distribuía en mercadillos y gasolineras. Vendieron millones de cintas de casette y después de CD, pero durante años la prensa les ignoró o menospreció. Mañana llenan el WiZink Center para celebrar 25 años de carrera.
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Su primer sello solo se distribuía en mercadillos y gasolineras. Vendieron millones de cintas de casette y después de CD, pero durante años la prensa les ignoró o menospreció. Mañana llenan el WiZink Center para celebrar 25 años de carrera.
Todo el mundo les conoció en una cinta de casette. «Es que estábamos en una compañía independiente chiquitita que tenía su mercado de distribución en los expositores de gasolinera y en los mercadillos. No tenían acceso a los grandes almacenes. Pero a mucha honra, ¿eh?», dice Dionisio Martín, «Dioni», la mitad de Camela, sobre los primeros pasos de un proyecto que acaba de cumplir 25 años. El grupo, cuya humildad ha sido torpemente ensalzada incluso por algún político recientemente (en uno de esos achaques de campechanía vergonzantes típicos de las campañas electorales) no hace de sus orígenes campaña de marketing. Son lo que son. Warner, su casa de discos –que, por cierto, es una multinacional en contra de lo que afirmaba aquel político en un achaque de populismo desinformado–, sí que ha sabido sacar partido de ello con la publicación de un disco doble con colaboraciones y una edición en cassette para fanáticos. «Estamos agradecidos, porque es lo que nos pega. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién?» se pregunta Ángeles Muñoz, la otra mitad de Camela. El dúo ha agotado todas las entradas de su concierto de mañana en el WiZink Center, un hito para ellos, y «Rebobinando», que es como se llama el nuevo lanzamiento, incluye las colaboraciones de Alaska, Javiera Mena, Juan Magán, David Bisbal, Taburete y hasta Medina Azahara que, si estaban dentro del armario de los fans «cameleros», han decidido salir. «Y muchos otros que no han podido estar, como Alejandro Sanz, que nos dijo que le habría encantado pero sacaba disco ahora y no podía... pero nos ha dejado un mensaje en el documental que viene con el disco y nos propuso hacer algo», revela Dioni. Va a faltar sitio para tanto fan: pueden ir todavía a Zaragoza (11 de mayo) y Barcelona (31).
Cambio de mentalidad
«Ahora otros lanzan un vinilo, pero es que eso no es lo nuestro. estamos encantados con el cassette, que vendimos un millón, y con nuestra historia. Son nuestros comienzos pero es que yo compraba muchas cintas», comenta Dioni. «Yo tengo muchas cintas, como del El último de la fila, y guardamos muchísimas en casa. Las nuestras, todas. Y de Michael Jackson», comenta su compañera.
«Tenemos ya 45 fechas, y el año pasado fueron 70. Y yo creo que las vamos a mantener la cifra. El esfuerzo merece la pena, porque podemos ir a cualquier lugar y nos van a disfrutar. Porque nosotros somos del pueblo, somos de la calle, de la gente. No nos crearon como a un producto de marketing. Nunca hemos tenido el apoyo de los medios en realidad. Hemos sido muy marginados y escasamente nos han dado espacio. El apoyo incondicional que hemos tenido es el del público, y el de ir a tocar a sus pueblos. Creo que eso ha sido muy importante», dice Martín, que cree que la clave es que ha habido un relevo en los lugares de toma de decisión, tanto de las compañías, como de los medios. «Esa gente que no nos quería ni escuchar cuando empezábamos, ya no está en las compañías de discos y en la Prensa. Los que nos despreciaban se fueron y llegaron otros con una mentalidad diferente», explica. «Al menos los de ahora son más respetuosos y educados –tercia Muñoz–. Te puede gustar más o menos un estilo, pero no lo descalifiques ni le faltes el respeto a los que lo hacen o lo escuchan. A nosotros se nos faltó al respeto muchas veces». «Algunos medios nos utilizaban como ejemplo de algo ridículo y chabacano, ¿sabes? Y nosotros no entendíamos por qué. Y además vendíamos muchos discos y ni se molestaban en llamarnos y entrevistrarnos. Pero la gente siempre nos ha querido. Los que renegaban tienen que claudicar», señala Dioni. Lo de mañana en el WiZink Center será histórico para ellos, aunque ya han actuado ante más gente en lugares abiertos y fiestas populares en las que no hay que pasar por taquilla. «Esta es la primera vez en un recinto cerrado y ya sabes lo que cantan nuestros seguidores las letras. Se las saben enteras. Y yo creo que va a ser impresionante. Estoy segura de que me voy a emocionar, porque soy más sensible que una lentilla. Pero va a ser una gran fiesta», comenta Muñoz.
Todo comenzó un día en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles en Madrid, cuando Dioni, interesado en una niña que se llamaba Lucía, se acercó a su hermana pequeña, Ángeles. Él, de pelos largos, ayudaba a sus padres a vender en el mercadillo, pero soñaba con cantar. No dudó en utilizar su arte para tratar de conquistar a la hermana mayor, pero el juego divirtió también a la pequeña. Siguieron cantando hasta que, junto a Miguel, formaron el trío original de Camela y del que éste último se desvinculó en 2013.
De Taburete a Medina Azahara
En el disco, brilla la colaboración con Juan Magán, la inigualable «Cuando zarpa el amor». «Suena a reguetón, pero va a ser un éxito veraniego», dice Dioni. «¿Sabes qué te digo? De esa canción que se baila tan pegaíto tan agarrado van a salir unos cuantos embarazos (risas). De eso se trata», asegura Muñoz. También están Taburete («Nunca debí enamorarme»), que, dicen, «nos lo pusieron a huevo. Ellos querían colaborar con nosotros, porque en una entrevista les preguntaron con quién querrían hacerlo y contestaron que Camela. Y claro inmediatamente les escribimos. Son unos muchachos encantadores, majísimos. Con Willy me escribo muchas veces», destaca Dioni.
Hay colaboraciones más obvias, como las de Pitingo o la de Antonio Carmona, con quienes comparten raíces estilísticas. Pero la de Medina Azahara... «pues es que ellos tienen tantísimos temas de inspiración andaluza que pensamos que podríamos encajar y hacer las mismas melodías que con el violín o el órgano, pero llevadas a la guitarra eléctrica. Realmente, es lo mismo pero con su estilo de tocar», señala Muñoz. «Otras canciones las hemos hecho parecidas, pero con Javiera Mena y sus sonidos actuales. Igual que la de Alaska. Que es un techno actual». Pero les ha faltado un rapero o trapero. «Tienes razón, nos ha faltado justo eso, un rapero camelero, un rap aflamencado. Beret me habría encantado. O imagínate con C. Tangana, por ejemplo... habría sido increíble...», propone Dioni.
En lo que no se ponen tanto de acuerdo es en lo de celebrar otros 25 años, porque igual ya es pasarse. «Bueno, tenemos salud y eso, pero yo cuando deje de sentir esa emoción, lo dejo», dice Martín. «Nosotros no entramos en esto para buscarnos la vida. Era nuestra afición y se convirtió en profesión, y eso es muy distinto», asegura su compañera.

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