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Carlos Urroz, sobre Arco: "Este año también habrá sorpresas y las vais a encontrar"

El director pasa el testigo a la subdirectora de la feria, Maribel López, quien se hará cargo de Arco en solitario a partir de la próxima edición.
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El director pasa el testigo a la subdirectora de la feria, Maribel López, quien se hará cargo de Arco en solitario a partir de la próxima edición.
El despacho de Carlos Urroz es de batalla. Mas bien pequeño. Sobre un mueble bajo, una hilera de catálogos que servirían perfectamente para ilustrar, nunca mejor dicho, la evolución de ARCO. De los grandes, los tochos, para entendernos, a los más sucintos. Así ha evolucionado la feria, de ser grande, inmensa, a meterse en cintura. «Antes de la crisis estaba sobredimensionada. Ahora ha reducido su tamaño y se prima la calidad y los vínculos con Latinoamérica, que hoy es un hecho». Habla Carlos Urroz. A su lado Maribel López, que siempre se ha mantenido a su vera. Ella fue comisaria en la primera feria de Opening, Jóvenes Galerías y posteriormente, dice el todavía director, «se incorporó a tiempo completo». No suena a despedida lo de Urroz. Él prefiere no decir adiós, sino guiñar un ojo y esbozar un hasta luego, un me voy pero sigo estando, un me marcho para quedarme. Vaya usted a saber, porque no quiere soltar prenda. Se ríe, hace alguna mueca y no se descompone.No se va a mover del arte.
Tono conciliador
¿Dirigir otra feria entra en sus planes? «Quiero dedicarme a un proyecto en el que aporte y que me aporte. Volver a dirigir una no está dentro de mis objetivos». Urroz ha hecho la feria que quería y nada más lejos de su realidad que perpetuarse: «No quiero caer en esa fórmula de hacer siempre la misma feria», dice. «Ha sido estupendo, un honor, porque es uno de los proyectos de arte contemporáneo más importantes de España. Por eso todo el mundo opina, unos bien y otros mal. Creo que hay que ser conciliador. Estamos ante una feria que es para vender y promocionar. Y es la que tenemos». Cuando llegó a la dirección, venía de hacer un master en el universo del arte contemporáneo después de pasar cinco años como subdirector en la etapa de Rosina Gómez-Baeza. Se conocía el paño. Ahora cede el testigo: «He cumplido un ciclo. Creo en la renovación de los cargos. Ocho años son más que suficientes siempre que no te creas que el proyecto es tuyo. A los siete ya hice balance y al octavo me planteé la renovación». Maribel López sigue a su lado mientras hablamos. Asiente. Él no se marcha, ya lo ha dicho, por el incidente del año pasado, la retirada de una obra de Santiago Sierra de la galería Helga de Alvear en la que se llamaba a los Jordis y a Junqueras «Presos políticos»: «Hay que respetar la libertad de los artistas de expresarse. Y el arte es el espacio de libertad de expresión máximo. Que recojamos voces disonantes no significa que estemos de acuerdo con ellas». ¿Qué lección ha prendido? «Que sirva para que no suceda en el futuro», responde.
El mes de febrero es el del arte. Así lo ha marcado ARCO en el calendario. La feria sigue disfrutando de hegemonía, pero al calor de la madre surgen como setas los encuentros que se celebran en fechas parecidas: «La feria es un lugar de actividad máxima, de enorme intensidad, aunque pensar en arte contemporáneo no debería de ser solo pensar en ARCO. Este modelo funciona, se vende, tiene visibilidad. Para que tenga interés cada una ha de ser distinta porque si no cansan. En Asia hay unas cuantas. Nosotros lo que hemos hecho es tratar de distinguirnos», añade Urroz. ¿Y cuál es la seña de identidad, lo que distingue a esta de Art Basel, por decir una? «Que ARCO es la feria del descubrimiento de contenidos nuevos y es lo que procuramos hacer cada año, no repetir», contesta. Y, como si le cediera el testigo de una manera simbólica, entra en la conversación Maribel López: «Nuestra feria sigue el modelo de ser un lugar de encuentro. La gente viene a vender, pero no solamente. Es intercambio. Estar frente a una obra y que haya alguien que te explique. Y que exista una evolución a la que debemos responder».
–¿Por qué no están en ARCO las Big Box, las vacas sagradas del galerismo, léase Gagosian, The White Cube, David Zwirner?
–Maribel López: Si quieres verlas hay lugares donde exponen. Nosotros queremos otros contenidos. Esta feria tiene una naturaleza específica. Las que nombras, en efecto no están, pero sí otras como Thadeusz Ropac o Hauser & Wirth.
–Carlos Urroz: Me encanta ver y encontrar cosas nuevas, descubrir, por ejemplo, galerías latinoamericanas y contenidos diferentes. Repetir lo que hay en Londres en Madrid es como repetir el stand de Louis Vuitton. Y nosotros buscamos distinguirnos. Contar con esos nombres no es sinónimo de éxito asegurado, no lo garantizan. Habría que preguntarse qué generan a nuestro ecosistema artístico.
Perú, artista invitado
Este año será Perú el país a celebrar. Un gran desconocido, dentro del mundo del arte patrio. «Lo que ha hecho la comisaria de este proyecto, Sharon Lerner, es generar un mapa de artistas», dice López. Habrá 15 galerías y se mostrará la obra de 23 creadores. Fernando Bryce, Teresa Burga, Sandra Gamarra, Juan Enrique Bedoya y Rita Ponce de León son algunos a descubrir. «Son nombres que tienen recorrido fuera de Perú, internacionales, que han hecho carrera fuera. Tratan de hablar desde lo local a lo internacional. El foco está puesto en el artista, no en la galería». Urroz habla de la riqueza de estos creadores, capaces de aunar pasado y futuro, «de conectar la tradición con el mañana, su vinculación con el indigenismo, con el Amazonas. En Lima existe una parte de tejido local, pero el artista se abre y se produce una diáspora, de ahí que hayamos muchas veces escuchado hablar de ellos pero no sepamos que han nacido en Perú».
Cuenta la codirectora que cuando le ofrecieron la dirección de ARCO, efectivamente pensó «la que se me viene encima, aunque el susto no ha sido tan grande como podía parecer. La propuesta, que quede claro, no viene de Carlos, sino que procede de Ifema. Corresponde, también, a una línea de promoción interna eso de desarrollar el talento que hay en casa. Para que se vea que desde dentro también es posible ascender», comenta. Lo suyo no va a ser tabula rasa: «Yo parto de Carlos para empezar a trabajar con cosas nuevas. Voy a ser muy cuidadosa con la evolución y los cambios». Y la conversación deriva hacia la corrección que invade todas las esferas de la vida y a la que el arte no ha sido ajeno: «ARCO da libertad a los artistas que son admitidos a exponer su obra, sea cual sea», apunta Urroz. Nos referimos a las sorpresas que cada año da la feria, de esas obras que vamos buscando siempre con espíritu detectivesco para arrancar un titular. La más cercana es la de Santiago Sierra del año pasado, una tormenta que pilló antes de la inauguración. No quiere Urroz sobresaltos, aunque adelanta «que habrá sorpresas y las váis a encontrar».
¿Es el tema del coleccionismo una leyenda urbana o existe de verdad? «En ese terreno se ha avanzado bastante, aunque mientras no se den las condiciones fiscales idóneas va a ser difícil que se asiente. El arte te hace pensar de otro modo, posee un poder transformador y es necesario contar con gente que desee hacer este camino de ir poco a poco fraguando una colección. Y, sobre todo, tener en cuenta que el arte y el coleccionismo no dura una semana, como ARCO», señala Maribel López, que añade iniciativas más acordes con los nuevos tiempos enredados, como la compra on line «para que otras generaciones, las nuevas, se interesen por el arte contemporáneo. Nuestra estructura es analógica y ha de adaptarse al tiempo digital». ¿Cuál ha sido el mejor momento para Carlos Urroz? Diplomático y sin querer pisar charcos con barro señala, por este orden, «el día a día, el trabajo en equipo, los premios de la Fundación ARCO y el ver que los coleccionistas volvían». ¿Y el peor? «La crisis, sobre todo, cuando las galerías querían darse de baja, la visibilidad mediática de una obra frente a las demás. Me parece injusto que una se lleve todas las fotos. Todas deben tener las mismas oportunidades».