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Anna Kashfi, nota a pie de página en el drama de los Brando

La muerte de la primera esposa del actor trae a la actualidad la tragedia que se instaló en la familia de un hombre atormentado y carismático. Suicidios, asesinatos y drogas acompañaron hasta el final a los Brando
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La muerte de la primera esposa del actor trae a la actualidad la tragedia que se instaló en la familia de un hombre atormentado y carismático. Suicidios, asesinatos y drogas acompañaron hasta el final a los Brando
Pocos se acuerdan de la actriz Anna Kashfi. Algunos recordarán que fue la primera mujer de Marlon Brando al comienzo de su carrera y madre de su hijo Christian Devi, quien asesinó en 1990 al marido francés de su hermanastra Cheyenne, Dag Drollet.
La tragedia de la familia Brando sólo había comenzado. En el juicio en el que condenaron a su hijo a diez años de cárcel, de los que cumplió cinco, el actor confesó compungido que pensaba que le había fallado como padre. «Lo usual –dijo– es culpar a los otros padres, pero yo estoy seguro de que hubo cosas que pude hacer de manera diferente». En 1996, Cheyenne, de 25 años, se ahorcó en la casa de su madre, Tarita Teriipia en Tahití. Sufría depresiones y era una drogadicta precoz. Por su parte, Christian murió de neumonía a los 49.
En cuanto a Anna Kashfi, la verdad es que nació en la India pero de padres ingleses, los O’Callagham, y su belleza de exótica princesa oriental se la debe al amante de su madre, Devi Kashfi. Comenzó a triunfar en Hollywood a comienzos de los 50, junto a Tony Curtis y Rock Hudson, pero apenas logró protagonizar cuatro películas en las que interpretaba a bellezas raciales. Su fama mundial se debió al romance que mantuvo con Marlon Brando, con quien se casó embarazada en 1957. Contrariamente a las imágenes de la época, su matrimonio no fue un cuento de hadas. En 1959 se divorciaron y Anna Kashfi quedó arrumbada como una «starlet» más, sin otra presencia que en alguna teleserie de los primeros años 60, hasta su desaparición definitiva. Para Anna Kashfi, su matrimonio con Marlon Brando fue una maldición. Según la actriz, fue ella quien lo abandonó, incapaz de soportar que una mujer quisiera separarse de él. «Él me hizo la vida insoportable –declaró en un programa de televisión, me quitó a mi hijo. Era rico y poderoso y yo no daba la talla». En su momento, tras un pleito doloroso, Brando consiguió la custodia de Christian aduciendo que su madre tenía problemas de drogas y alcohol.
A finales de los 70, aprovechando el escándalo de «El último tango en París» (1972) y la fama adquirida con «El padrino» (1972), Anna Kashfi publicó unas memorias sobre su relación con Brando tituladas «Brando for Breakfast» (1980). Luego volvió al anonimato, refugiada en una caravana en donde malvivía con una pensión de 800 dólares y ayudas estatales.
- Un actor prodigioso
Anna Kashfi murió el 21 de agosto, a los 80 años, seis meses después del fallecimiento de la segunda mujer de Marlon Brando, la mexicana Movita Castañeda, a los 98. El actor había fallecido en 2004 con 80 años. En su momento de gloria, una cronista neoyorquina dijo de él que «con sólo dos Marlon Brando más haría que la televisión se batiera en retirada». Eso fue en los años en los que Brando había triunfado en todo el mundo con «Un tranvía llamado deseo» (1951) y preparaba su consagración con «La ley del silencio» (1954), ambas realizadas por Elia Kazan, su mentor y maestro de interpretación en el Actor’s Studio de Nueva York. Pero es menos conocido que su debut lo hizo con el director escénico alemán Erwin Piscator, emigrado en 1933 a EE UU y profesor en la escuela de la profesora de arte dramático Stella Adler, The Dramatic Workshop School for Social Research, introductora del método de Stanislavsky, quien vaticinó que «dentro de unos años este muchacho será uno de los mejores actores del teatro norteamericano».
Para conseguirlo, Marlon Brando se matriculó en el Actor’s Studio, un taller cochambroso que dirigían Elia Kazan, Cheryl Crawford y Robert Lewis al oeste de Broadway, de donde surgió la nueva generación de actores que coparon el teatro y el cine norteamericanos de los años 50 y 60: James Dean, Natalie Wood, Paul Newman, Robert Redford, Warren Beatty y Eva Marie Saint.
En realidad, el taller del Actor’s Studio era un lugar de encuentro de actores ya experimentados, que interiorizaban el método de Stanislavsky, en su versión norteamericana, que dirigía el mítico Lee Strasberg. Él fue el artífice de la identificación emocional del actor con el personaje, con el consiguiente amaneramiento y la adquisición de numerosos «tics» a medida que los actores exageraban el método hasta hacerlo, en ocasiones, insufrible. Su mejor versión es la de Marlon Brando al comienzo de su carrera.
Kazan le aconsejó durante su preparación de «Hedda Gabler». Tres años después de su gira por provincias, mientras preparaba el casting de «Un tranvía llamado deseo», le propuso que visitara al dramaturgo para obtener su visto bueno. Al presentarse ante Tennessee Williams, le dijo: «Soy Marlon Brando». Y el autor teatral, observándolo detenidamente, le contestó: «No señor, usted es Stanley Kowalski».
Era previsible que Tennessee Williams quedara vivamente impresionado ante el físico de Brando. Rezumaba sexualidad, virilidad a raudales y una brutalidad moderada por una sonrisa sensual que cautivó al famoso homosexual sureño, que se deshizo en elogios del joven y atractivo actor: «Tiene un rostro vivo, una belleza fulgurante, una dulzura felina, una violencia a flor de piel».
Y así fue. El 3 de diciembre de 1947, con 23 años, subió al escenario de Broadway, en el que permanecería dos años, a teatro lleno, durante 855 representaciones.
- Símbolo sexual
Con tan enorme éxito, Brando comenzó a ser considerado como el símbolo sexual de la nueva generación de rebeldes sin otra causa que despreciar la sociedad acomodada y conformista que había surgido tras la posguerra mundial. En realidad, es un claro producto del individualismo contestatario, desencantado con una sociedad ansiosa de éxito económico y social.
Su impacto entre la juventud fue de tal calibre que se convirtió de inmediato en el modelo para la naciente «beat generation» y en un puente hacia la mentalidad anárquica que comienza rebelarse, imitando a Brando, e imponiendo su mismo carácter díscolo, caprichoso e indisciplinado. Algo que se haría moneda corriente a lo largo de los años cincuenta, cuando la juventud inicia su emancipación como clase de edad con gran poder adquisitivo para imponer mitos propios, y cuyos exponentes mayores serán el cantante Elvis Presley y el también actor James Dean. Sin duda fue Marlon Brando quien con su comportamiento gamberro, absurdo y caprichoso mejor representó a esta nueva generación que irrumpió ruidosamente con el rock and roll.

Tres bodas consecutivas

Anna Kashfi fue la primera pero no la última de las mujeres de Marlon Brando. Después de esta primera relación matrimonial, que duró de 1957 a 1959, el actor conoció a la intérprete mexicano-estadounidense Movita Castañeda, a quien Brando estuvo unido apenas otro bienio, del 60 al 62. Aquel mismo año se casó con la que, a la postre, sería su pareja más duradera: Tarita Teriipia. La conoció durante el rodaje de «El motín del Bounty» y se separó de ella en el 72. Tarita es la única que sigue viva (tiene 73 años), pues Movita Castañeda falleció en febrero con casi 100.

Problemas psiquiátricos

La separación de Brando y Kashfi hizo de Christian un niño complicado y desequilibrado. Su madre llegó a secuestrarlo y llevárselo a una comuna hippie para esconderlo del actor. Sus problemas psiquiátricos se agravaron con el tiempo y nunca tuvo un oficio, viviendo siempre de Brando. En 1990, Christian disparó y mató al novio de su hermanastra Cheyenne (hija del actor y Tarita Teriipia) cuando se enteró que éste le había dado una paliza. Pasó 10 años en la cárcel y murió en extrañas circunstancias en 2008. Antes, en 1995, se había suicidado Cheyenne.