La serpiente y el orgullo latino
La tercera edición de los Premios Platino premian a la colombiana «El abrazo de la serpiente» y se convierten en una autoafirmación colectiva Iberoamericana
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La tercera edición de los Premios Platino premian a la colombiana «El abrazo de la serpiente» y se convierten en una autoafirmación colectiva Iberoamericana.
Todos los acentos del español se conjugaron para enunciar el poder latino en la cuarta ceremonia de entrega de los Premios Platino del cine Iberoamericano. No faltaron las críticas a Donald Trump, los alegatos políticos en clave nacional (no en vano, la gala tiene una audiencia potencial de 700 millones) y la celebración de la identidad compartida. En lo que respecta a los premios, la colombiana “El abrazo de la serpiente” fue la indiscutible triunfadora con siete estatuillas, entre ellas, las dos más importantes (película y dirección, para Ciro Guerra) y otras cinco de carácter técnico. Sólo se le escaparon las interpretaciones. Pero fue Ricardo Darín, en su discurso de recepción de Premio de Honor, quien sintetizó el sentir de la noche, el orgullo (p)latino: “Necesitamos confianza en nosotros mismos. Debemos responder a las superproducciones con esfuerzo, ganas, picardía y atrevimiento”, proclamó. La vencedora por sorpresa, una cinta de autor rodada en blanco y negro, pareció darle la razón al bonaerense.
Las consignas en clave nacional se sucedieron: Ciro Guerra pidió la paz para Colombia. “Que todas las historias sepultadas por la violencia comiencen a salir y que los cineastas las contemos”. Hubo un “Fora Temer” en clave brasileña y en versión argentina la actriz Dolores Fonzi (“Paulina”) pidió libertad para una joven, Belén, condenada a prisión por abortar y dedicó su galardón de mejor actriz a las mujeres “víctimas de la discriminación y la violencia”. Pero quien más referencias sumó fue Donald Trump, la serpiente de la ceremonia. “Vamos a construir un muro los mexicanos, pero para protegernos de él”, dijo el copresentador de la gala Adal Ramones, y Boris Izaguirre cuestionó el contacto con la realidad del candidato republicano. Y el orgullo latino terminó por convertirse incluso en proclama indígena: tanto de las comunidades amazónicas de la vencedora, como de las guatemaltecas que retrata “Ixcanul”, reconocida como mejor ópera prima.
El mejor guión recayó en el trío de escritores de “El Club” (Pablo Larraín, Guillermo Calderón y Daniel Villalobos), una de las favoritas junto a “El Clan”, que sólo sumó el de actor: Guillermo Francella. Lo mejor de la ceremonia fueron los dardos de Santiago Segura, que bromeó acerca de los argumentos de las películas aspirantes a los grandes premios. “Puras comedias –dijo-. Como la de la chica indígena que vive junto a un volcán y a la que arrebatan a su hijo recién nacido (“Ixcanul”), o la del padre psicópata que arrastra a su familia a cometer crímenes (“El Clan”). También tenemos la de los cuatro hombres que están encerrados porque han cometido un terrible crimen a los que se suma un quinto cura pederasta (“El Club”). Todo muy animado”. También tuvo ocasión de meterse con Javier Cámara, que fue eliminado del cartel de “Truman” en Argentina a favor del perro que coprotagoniza la cinta: “Está claro que un perro vende más entradas junto a Ricardo Darín”.
Menos mal que cuando la noche se alargaba más allá de lo razonable, la compañía de teatro alternativo Yllana apareció para entregar cuatro de una tacada con su ironía gestual. Fueron los de categorías técnicas de Dirección de Arte, Fotografía, Montaje y Sonido, todos en bloque para “El abrazo de la serpiente”, que se llevó de una tacada una pedrea que completó con la Mejor Música, como aperitivo de las categorías más importantes. Y Segura negó los discursos a los vencedores enseñándoles la puerta, no sin antes quedarse con todos ellos. También se metió con Paulina Rubio. “A Paulina le gustan los españoles. Se ha casado con dos aunque no ha ideo muy bien, pero dicen que a la tercera va la vencida”, dijo al comienzo de la gala, antes de que la mexicana se marcase un popurrí de sus temas.
La mejor película documental fue para “El botón de nácar”, una coproducción hispanochilena dirigida por Patricio Guzmán sobre la desaparición de los indígenas y los presos políticos, que el productor de la película, Jaume Roures, quiso relacionar con los “enterrados en las cunetas de su país, que son desaparecidos también”. La representación española obtuvo premio con la mejor película de animación: la española “Atrapa la bandera”, de Enrique Gato, y ahí se quedó la cosecha nacional. Eso sí, durante la gala se anunció que Madrid será la ciudad que albergue la celebración de los Premios Platino del próximo año a ritmo de “Pongamos que hablo de Madrid” de Joaquín Sabina.