García Bernal y Larraín no soñaban con que "No"fuese candidato al Óscar
Falta menos de un mes para que Gael García Bernal y Pablo Larraín, protagonista y director de "No", la primera película chilena que aspira a un Óscar, desfilen por la alfombra roja de la mayor fiesta del cine, algo que ni imaginaban mientras rodaban la cinta, dijeron en una entrevista con Efe.
"Nadie lo soñaba", admitió Larraín. "Nadie", recalcó Bernal, sentado junto a él durante la charla con motivo del estreno del filme en Estados Unidos, que llegará a las salas el 15 de febrero y que competirá por el Óscar a la mejor película extranjera el 24 de febrero junto a "Amor"(Austria), "War Witch"(Canadá), "Un asunto real"(Dinamarca) y "Kon-Tiki"(Noruega).
"Cuando ruedas no eres consciente de lo que va a ocurrir. Es como que te encierras en un laboratorio pequeño y silencioso, vas y vuelves, y no sabes cómo acabará todo. Si tuviera más control y consciencia de lo que uno hace, no sería tan fascinante rodar películas. Pero siempre cuentas con un optimismo natural", manifestó Larraín, de 36 años.
"Aún existe esa magia de filmar algo que luego ni sabes cómo va a quedar", reconoció Bernal, de 34 años.
Para el realizador chileno ésta será su primera experiencia en los Óscar, algo que ya ha podido saborear el actor mexicano en varias ocasiones con "Amores perros"(2000), "Y tu mamá también"(2001), "Diarios de motocicleta"(2004) o "Babel"(2006).
Y lo hacen con una largometraje, basado en la obra de teatro "El plebiscito", del chileno Antonio Skármeta, sobre la campaña opositora previa al plebiscito del 5 de octubre de 1988 en Chile, cuando ganó la opción del "No"contraria a la continuidad del dictador Augusto Pinochet, narrado todo ello a través de los ojos del joven publicista (Bernal) encargado de orquestarla.
"La nominación al Óscar fue una gran noticia porque impacta positivamente en nuestra carrera, pero sobre todo es bueno para la película, que aún no se ha estrenado en muchos países. Tiene un recorrido extenso y la candidatura hará que más gente se interese en ella. No quiero guardar las películas en el armario, quiero que la gente las vea", indicó el cineasta.
"Todos esperábamos que saliera del armario", apostilló el actor entre risas.
A Bernal se le iluminan los ojos al hablar de la cinta. Se le nota orgulloso de ella y admite que le resultó clave para recuperar el entusiasmo en su profesión.
"Para mí es la vuelta a la alegría por el cine. Sé que es parecido al eslogan de la campaña en la película ('La alegría ya viene'), pero es así. Fue uno de esos momentos catárticos o fraternales donde se conjuntan el trabajo y la vida. No siento que fuera a trabajar, sino que era la vida misma. Esa coincidencia es fascinante y se consigue pocas veces", declaró.
El intérprete reconoció que no siempre queda satisfecho de los proyectos en los que participa, especialmente en los últimos tiempos, pero en este caso está feliz "de surfear la ola y ayudar a que la cinta se vea lo más posible".
Su papel en el filme, René Saavedra, es una amalgama de dos personas reales: José Manuel Salcedo y Eugenio García, los líderes de aquella campaña.
"Son muy distintos entre sí, pero de alguna manera el hijo que saldría de entre ellos sería René, con el elemento añadido de ser un exiliado, un matiz que le da complejidad y una capa más al personaje. Es como un extranjero en su propio país. Le da un toque de otredad fascinante porque ve las cosas desde la distancia", sostuvo.
Larraín no duda en deshacerse en elogios hacia su protagonista, un tipo que, en su opinión, "se echó la película a los hombros"y lleva la obra a otra dimensión con su interpretación.
"El espectador mira el mundo a través de sus ojos y se produce el misterio gracias a él. Una parte de lo que quiere o piensa nunca se sabe. Exige ese esfuerzo a la audiencia y eso no es posible escribirlo, ni siquiera dirigirlo. Es algo que sale de Gael con su talento y naturaleza. Si no estuviera ese elemento, la película sería más frontal y directa, menos interesante", aseguró.
El mérito del actor es doble, ya que para Bernal era su primera inmersión en un equipo de producción que viene trabajando unido desde hace muchos años y que ha rodado obras como "Tony Manero"(2008) o "Post Mortem"(2010).
"Entró a la cancha con el 10 a la espalda. Tener a Messi es una diferencia", concluyó Larraín.