Macarena García: «Me siento responsable por lo que se espera de mí»
Creada:
Última actualización:
Macarena García mira en verde líquido. Sus ojos grandes y transparentes ocupan buena parte de su cara y cuentan muchas cosas sin palabras. No es extraño que Pablo Berger la convirtiera en su Blancanieves muda, siendo tan bella y de gesto tan expresivo. Pero más allá de su mirada y su sonrisa turbadoras, Macarena parece una niña buena aunque, como ella dice, todo ese éxito que los espectadores creemos le ha llegado de golpe y porrazo, antes casi de crecer, le ha costado siete años de su vida. Teniendo en cuenta los que tiene ahora, es muchísimo tiempo: «Yo hice ''High School Musical'' con 18 años y ahora tengo 25. Y es verdad que he tenido mucha suerte, porque no he parado y porque he trabajado con actorazos; pero ha sido todo muy poquito a poco». Alguien pensaría que después de actuar en «Hospital Central», «Punta Escarlata», «El internado», hacerse famosa en «Amar en tiempos revueltos», rematar en «El misterio de Calenda» y conseguir hasta un Goya como actriz revelación por «Blancanieves», además de una Concha de Plata del Festival de Cine de San Sebastián como mejor actriz por la misma película, un musical pequeñito es poca cosa para Macarena García; sobre todo porque los musicales, en general, salvo contadas excepciones, tampoco están demasiado valorados... «Eso es verdad –dice ella–. Y además, los musicales grandes, como "High School Musical", son muy sacrificados. Yo estuve un año y medio dedicada a eso y nada más. A veces hacía hasta tripletes, o sea una función por la mañana y dos por la tarde. Y en la gira me pasaba un día a la semana, con suerte, por mi casa, veía a mis amigas y ya. Pero, por eso, precisamente, ahora no sé si haría un musical a lo grande. En cambio, no he tenido ninguna duda en hacer "La llamada", primero porque sólo hay función los viernes, sábados y domingos y, además, dura hora y media, así que es perfecto para poder compaginar con otras cosas, como la serie que estoy haciendo («B y B»). Y luego, aparte, es que a mí particularmente me encanta cantar y bailar, el musical lo dirige mi hermano, y el personaje me parecía gracioso».
Es un musical casi artesano, escrito y dirigido por Javier Ambrossi (el hermano de Macarena) y Javier Calvo, que cuenta la historia de una joven que en un campamento de verano custodiado por unas monjas recibe la llamada de la fe. Le pregunto a Macarena si ese trasfondo religioso de la obra no ha propiciado alguna crítica feroz y abre mucho los ojos antes de contestarme: «Nada. Es muy curioso. Yo admiro mucho a los directores porque tratan temas que están en el límite y lo hacen bien, de una forma muy delicada». Se ve que considera el tema importante, porque quiere profundizar en él y me cuenta que su hermano y ella fueron a un colegio del Opus y que, aunque no son creyentes, conocen a mucha gente de la Obra, «que cree mucho» y a la que ellos quieren y respetan. «Cuando mi hermano me dijo que el musical iba a tratar sobre un campamento cristiano y una niña que recibe la llamada de Dios le dije que sí, pero que, por favor, fuera respetuoso. Pero no hacía falta, porque era de eso precisamente del respeto de lo que él quería hablar».
En realidad, ese trasfondo religioso es una excusa para hablar del amor, del cambio, de crecer, de hacerse mayor, de tomar decisiones, de respetar... Y supongo que Macarena está encantada de poder hablar de esos temas, por fin, en el escenario, porque al principio tuvieron que empezar haciéndolo en el hall del Teatro Lara. «Síííí. El día del estreno fue como ¡qué fuerte lo que hemos hecho! ¡Porque nunca lo había visto nadie! Era algo completamente nuevo y, de repente, el público había bailado de pie, feliz, todos decían que les había gustado mucho, que se habían emocionado con nosotros... ¡Y todo allí, en el hall! ¡Una locura!». Que acabó, donde igual debiera haber empezado, en el escenario principal. Sobre él, Macarena aún debe sentir más la presión de tantos que se acercan a ver a la chica del Goya, a Blancanieves, a la actriz famosa del reparto... «Siento la responsabilidad, sí. Y hay días en que, si no he conseguido hacer lo que quería hacer, lo paso mal y me voy a casa preocupada pensando, ''ay, hoy no he llegado al sentimiento como otros días''. Y es verdad que me lo tomo muy en serio y en gran parte tiene que ver con lo que creo que se espera de mí ahora. La gente me trata con mucho cariño y de primeras va con buena actitud..., pero ahí está toda esa responsabilidad. Aunque sé que, en el fondo, es positivísima para mí».
La que es positiva, en general es ella. Pero le sobran los motivos: es joven, guapa, trabaja sin parar, tiene unos ahorros que le hacen no temer a esos tiempos de parón que sufren otros actores («¡hasta me vendría bien que me pasara para prepararme para hacer otras cosas!»)... Lo cierto es que tanta suerte, tanto éxito y tanto reconocimiento no han hecho ni que cambie de amigos, ni de novio, ni que deje de ir al Bar Ricardo, que tiene al lado de su casa. Tal vez por ese comportamiento tan sencillo y normal, la gente no la agobia por la calle. Bueno, por eso y porque fuera del trabajo, con el vaquero y sin pintar, es difícil imaginar que una chica tan menudita y de aspecto tan frágil sea ese pedazo de actriz que inunda pantallas y escenarios.
Personal e intransferible
Macarena García nació en Madrid en el año 88. Su madre trabaja en un banco y su padre en el Canal de Isabel II, así que nada hacía presagiar que ella y su hermano saldrían artistas... Se confiesa hogareña pero fiestera, «y me gusta salir al centro, sobre todo para ir al cine», y no le importa nada declararse «ennoviada». Se siente orgullosa de las personas que ha ido eligiendo para tener alrededor, no se arrepiente de nada, perdona, olvida porque no es nada rencorosa y llora con «Anatomía de Grey», aunque también se ríe con esa serie, casi lo mismo que con «Mujeres desesperadas». A una isla desierta se llevaría a sus padres, a su hermano, a su novio y a sus siete amigas, «mis siete enanas». Le gusta la Coca-Cola y las croquetas de huevo duro de su abuela. Se come un poco las uñas, no se le repite ningún sueño, su libro inolvidable es «Once minutos», de Paulo Coelho, y su peli «Sobran las palabras», de Holofcener. De mayor le gustaría ser actriz, además de tener niños, y si volviera a nacer sería actriz.