«Mademoiselle C»: Trapos limpios
Título: Mademoiselle C. Dirección: Fabien Constant. Intervienen: Carine Roitfield, Bruce Weber, Tom Ford, Luca Guadagnino. Francia, 2013, 90 min. Género: Documental.
No hace falta ser un lince para sospechar que Carine Roitfield y Anne Wintour debían odiarse tanto como Coyote y Correcaminos. "Mademoiselle C"debe entenderse, pues, como la respuesta onanista a "The September Issue". Si la envidia fuera tiña, Roitfield, que dejó abruptamente su puesto de redactora jefe del Vogue francés en el 2011 tras diez años de contrato, estaría llena de ronchas. Si la comparamos con Wintour, a quien dicen las malas lenguas estuvo a punto de sustituir cuando ésta cayó en (breve) desgracia en 2008, no hay color. Si en el documental de R.J. Cutler quedaba claro el tipo de bestia parda que es la directora artística de Conde Nast y editora del Vogue americano sólo con asistir a sus tensas sesiones de trabajo con su directora creativa, en el que nos ocupa Roitfield aparece como una mujer 10, una gurú del estilo admirada y querida por todos. Así las cosas, "Mademoiselle C"es más que una hagiografía: es un publirreportaje con todas las de la ley.
Lo peor es que ni siquiera está conseguido. Podría ser didáctico, pero cuenta la creación de una revista de moda (por supuesto, se llama CR) como si fuera una colección de 'making of' de sesiones de fotos. Apunta algún conflicto –la presión que reciben fotógrafos de renombre por parte de Conde Nast para que no trabajen en la revista, o el momento en que Roitfield se entera de que ha doblado el presupuesto de producción inicialmente previsto para el primer número- que se queda en mera anécdota. Y lo más indignante es que cada plano, cada declaración de principios, cada elogio volcados en la película, son un grito de prepotencia y de falta de respeto contra el espectador de a pie.
Lo mejor: Tener la oportunidad de ver a Karl Lagerfeld paseando un cochecito de bebé.
Lo peor: El empalagoso 'egotrip', contado de un modo confuso y repetitivo.