Steven Spielberg: «Lincoln forzó la legalidad al límite»
Le ha llevado diez años poner en pie el proyecto de devolver a la vida al decimosexto presidente de los Estados Unidos. No ha tenido prisa: por el camino se le cruzaron otros trabajos y supo esperar la mejor oportunidad. Aunque el respaldo para «Lincoln» en los Oscar ya es conocido: doce candidaturas, entre ellas las de mejor película y director, la película se ha quedado apeada de los Globos de Oro: de siete nominaciones sólo ha habido premio para el señor presidente, léase Daniel Day-Lewis, protagonista supremo de este filme épico de la guerra civil norteamericana.
Dice Spielberg que esta película se ha cocinado «a fuego lento», con mimo. En un principio Liam Neeson era el elegido para interpretar al mandatario; sin embargo, el actor de «Mi pie izquierdo» y «Pozos de ambición» consiguió hacerse con el personaje, aunque no lo tuviera claro desde el principio, según explica el propio cineasta: «Daniel necesitó tiempo para decidirse. Poco a poco consideró la posibilidad de meterse en la piel de Lincoln y vivirlo en su totalidad. Para él no fue una decisión sencilla. Lo meditó mucho, pero al final captó toda su esencia. Fue un proceso complicado: primero se lo ofrecí a Daniel y lo rechazó; después hablé con Liam para convencerle de que lo hiciera él y ambos nos comprometimos con otros proyectos que se nos cruzaron, así que me decanté por la primera opción y volví a Daniel. Creo no haberme equivocado».
–Su película se estrenó después de las elecciones norteamericanas. ¿Fue una decisión consciente para evitar la propaganda política?
–Creo que hay demasiada confusión sobre la ideología de ambos partidos. En 150 años la política ha girado 180 grados y no quería crear más confusión. Si todo el mundo asegura que Lincoln es suyo es porque en realidad nos representa a todos. Lo que él hizo fue brindar oportunidades para todos los ciudadanos y de su política, afortunadamente, aún nos beneficiamos hoy en día. Lo que yo quiero es que el público hable de la película, no de otros temas secundarios. Hubiera sido muy difícil conseguir un diálogo en plena campaña política, por eso estrenamos cuando se decidió todo.
–Ha entregado una década de su vida a este proyecto, ¿qué fue lo que más le sorprendió de Lincoln?
–Descubrí cosas que no sabía. Para empezar, hay muchos puntos de vista sobre Lincoln, se han escrito más de siete mil libros y es difícil encontrar cinco historias que coincidan. Pero lo que me sorprendió fue que, a pesar del peso de sus responsabilidades, fue capaz de mantener un compás moral y los valores en los que creía.
–¿Le afectó su tendencia a la depresión?
–He leído sobre su depresión, sobre su sufrimiento y lo que luchó por abolir la esclavitud. Su estado mental era algo natural, si tenemos en cuenta que en la guerra se perdieron más de seiscientas mil vidas y su mujer estaba destrozada después de que murieran sus dos hijos. De alguna manera se sentía culpable y, sin embargo, siguió luchando por lo que creía.
–La vida de Lincoln es muy extensa. ¿Cómo decidió qué incluir y qué dejar fuera?
–El guionista, Tony Kushner, me dio un primer guión de 550 páginas que entre los dos editamos. Hemos hecho un gran esfuerzo a la hora de retratar al presidente, al marido y al padre. No podíamos mostrarlo todo, pero sí dar una visión de la profundidad del personaje y del hombre.
–¿Por que se convirtió este proyecto en una de sus pasiones?
–Mi fascinación por él empezó siendo yo un niño y llegó hasta el punto de que quise contar su historia para el cine. Una vez que empecé a leer sobre él y la guerra civil entendí cómo se creó el mito y, sobre todo, comprendí cómo un personaje tan grande se reduce ahora mismo a un estereotipo cultural nacional. En los últimos sesenta años Lincoln se ha visto reducido a ser una estatua. Además, se escribe más sobre él de lo que se ruedan películas. Es un extraño en nuestra industria y en nuestro medio. Hay que viajar hasta 1939 para encontrar una película sobre Lincoln.
–Y había llegado el momento de contar su historia.
–Hubiera estrenado la película en el 2000, si me hubieran dejado. Pero me llevó mucho tiempo desarrollar el guión. En algún momento pensé en estrenar la cinta durante el 200º aniversario de su nacimiento, pero no estábamos preparados para hacerlo. Muchos piensan que estoy tratando de aprovechar el momento político. Eso no es cierto. Lo que me interesaba era contar una buena historia.
–Al mostrar el personaje destruye su imagen icónica. ¿Como debería entender el público su punto de vista?
–En tiempos desesperados hay que tomar medidas desesperadas. Lincoln forzó la legalidad al límite. Consiguió persuadir a la gente para que le votara y eso era común en aquella época. Hacer una película sobre alguien limpio con principios morales irreales no me interesaba. Me fascinaba que fuera una persona con inseguridad en la política hasta el momento en que supo entender qué medidas eran las necesarias para sobrevivir y mantenerse.
El «Show» de Bill clinton
Fue la sorpresa en la noche de los Globos de Oro. «El marido de Hillary», como dijo la presentadora Amy Phober, Bill Clinton, presentó la película de Spielberg, de la que dijo que se pueden extraer enseñanzas para la política actual: «Lincoln luchó para abolir la esclavitud y eso nos recuerda que el progreso perdurable se basa en principios y compromiso. La película muestra cómo lo hizo y nos da la esperanza de poder hacerlo una vez más».