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«Toy Story 4»: niños, dejen el iPad y jueguen de verdad

El 21 de junio se estrenará la cuarta entrega del largometraje con el que debutó Pixar y el primero que se animó por ordenador hace 24 años y que reivindicaba a los muñecos.
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El 21 de junio se estrenará la cuarta entrega del largometraje con el que debutó Pixar y el primero que se animó por ordenador hace 24 años y que reivindicaba a los muñecos.
Más de uno pensará «qué mayor estoy», cuando se le recuerde que «Toy Story» se estrenó en 1995. Pero, por muy cruel que sea remarcar el paso de los años, en el caso de esta película resulta inevitable, porque fue un hito, y lo que se hace con ellos, antes de nada, es situarlos en el tiempo. Hace 24 años, el largometraje debut de Pixar dio un giro de 180 grados a la industria al ser el primero que se animó por ordenador. A partir de entonces ha pasado de ser la excepción a convertirse en la norma, hasta llegar a este 2019 en el que Woody, Buzz y compañía regresan a la gran pantalla en la cuarta entrega de la saga. La cinta se estrenará el 21 de junio, pero ya podemos adelantar algunos detalles. Para empezar habría que decir que los juguetes son los únicos que no han envejecido.
Pero sí que han madurado a la par que la técnica cinematográfica. El avance del CGI (Computer Generated Imagery, que se usa para desarrollar las imágenes en 3D) supone un plus para la animación por ordenador porque dota de mayor realismo a los personajes y los escenerios. No obstante, el productor de la cinta (previamente lo fue de «Up» y «Del revés») Jonas Rivera, confía «en que la imagen de la nueva película esté equilibrada con la de la original». Es decir que visualmente «Toy Story 4» mantenga cierta esencia de aquella película fundacional del año 95. Para lograrlo, en esta entrega la creación de los personajes ha corrido a cargo del mismo profesional que en aquella. Y se ha encargado de que se mantengan tres factores estéticos que le han dado continuidad a la saga: formas casi caricaturizadas, texturas muy ricas y una luz teatral.
Bo Peep «se empodera»
Además de adaptarse a las nuevas técnicas, la saga también ha evolucionado junto a la sociedad. En ese sentido, ha «empoderado» a uno de los personajes femeninos del largometraje original, Bo Peep, el amor de Woody y que todos conocimos como una pastora de delicadas maneras y vestida de rosa. Pues bien, después de abandonar a la fuerza a su familia en la segunda película y estar ausente en la tercera, Bo vuelve a encontrarse de forma fortuita con Woody. Pero ya no es la misma. En el tiempo que ha estado alejada de sus amigos, «ha tenido una visión del mundo y una ambición diferente a la anterior», afirma Rivera. Así, se ha convertido «en una mujer real, alejada de los estereotipos», explica.
Más allá del regreso de Bo Peep, en «Toy Story 4» aparecen nuevos personajes. Mientras ha estado desaparecida, esta pastorcilla no ha abandonado a sus ovejas y ha hecho además amigas, como la diminuta agente de policía Giggle McDimples, que tiene mucho carácter a pesar de ser el personaje de menor tamaño de la saga. El debutante que más participa en la trama de la cinta es Forky, un juguete hecho por Bonnie en su primer día de guardería a partir de una cuchara-tenedor de plástico. De hecho, Forky será el que desencadene la tensión del largometraje. Como el propio Woody reconoce, el cubierto se ha convertido en el juguete más querido de Boonie, por eso, cuando se pierde, el vaquero se lanza en búsqueda, que no será tan sencilla como parece. En ese camino conocen a Duke Caboom, un motorista extremo canadiense que representa esas falsas expectativas que los anuncios crean sobre los juguetes. Pues con él se prometían grandes piruteas que, en realidad, resultaban imposibles. Por ese motivo, fue abandonado por su dueña. Ducky y Bunny, por su parte, son una pareja cómica cogida por una mano y son juguetes de feria, de esos que te llevas a casa si logras el objetivo. Además, como siempre, hay villanos nuevos: Gabby Gabby, una muñeca inspirada en las de los años 50, de apariencia linda pero de malos pensamientos.
A estos geniales personajes le ponen voz actores y actrices igual de fantásticos y reconocidos. El reparto de dobladores en Estados Unidos lo conforman estrellas de la talla de Tom Hanks (Woody), Tim Allen (Buzz), Keanu Reeves (Duke Caboom), Christina Hendricks (Gabby Gabby) y Michael Keaton (Ken). En cuanto a las voces en español, José Luis Gil volverá a meterse en el papel de Buzz. No obstante, la famosa frase de Woody «hay una serpiente en mi bota» no sonará como hasta ahora. El doblador habitual del sheriff, Óscar Barberán, ha anunciado que Disney solo le ofrecía 1.000 euros por participar en esta entrega y él pedía más. Como las negociaciones no llegaron a buen puerto, cuando se lanzó el primer trailer en español de la película, Woody había mutado la voz y las redes ardieron. De momento, no hay noticias sobre qué actor estará detrás del protagonista de la saga.
Pegados al móvil
Hacía nueve años del estreno de la tercera parte de «Toy Story». En todo ese tiempo, mucho ha cambiado en el entretenimiento infantil. Los niños y niñas ya no le dedican tanto ocio a los juguetes, sino a los móviles, los ordenadores y las «tablets». Como la finalidad primigenia de la saga fue darle vida a los objetos más preciados por los más pequeños, en Pixar han hecho una reflexión sobre si había llegado la hora de incluir en el elenco de personajes alguno de origen tecnológico. Así lo reconoce Jonas Rivera: «Éramos plenamente conscientes de ello y es algo sobre lo que hemos discutido mucho. Por ejemplo, mi hijo de 10 años tiene un iPad, pero quiero pensar que los juguetes clásicos siguen siendo relevantes para él. Lo veo todas las noches porque siempre duerme con su perro de peluche. Ese muñeco es único para él, mientras que iPads hay muchos otros. Pienso que en los juguetes tradicionales hay algo más auténtico y físico, que de alguna forma hace que los niños encuentren en ellos su primer amigo. Pero reconozco que hemos flirteado con la tecnología».
«Toy Story 4» incluirá un elemento que pasará a ser historia de Pixar porque, de algún modo, se convertirá en un museo de las películas de la compañía. Se trata de la tienda de antigüedades que domina Gabby Gabby y a la que llega Woody por accidente. Dentro del establecimiento «hay algo oculto que es como un pequeño cameo de cada uno de nuestros largometrajes», admite Rivera. Así que los fanáticos de Pixar deberán estar bien atentos cuando vayan al cine.
Ya quedan menos de dos meses para reencontranos con Woody, Buzz y compañía, aquellos amigos que conocimos en 1995. Y parece que la cuarta no será la última entrega de la saga. Recuerden, son 24 años ya del estreno de la original, pero como dice la canción de la película: «El tiempo pasará, lo nuestro no morirá». Los jóvenes que crecieron con «Toy Story» ahora tienen una herramienta para comunicar y poner en común sus opiniones sobre la evolución de la saga, Twitter. Rivera admite que es agradable recibir muestras de cariño mientras se trabaja en un proyecto pero que no todos los comentarios son positivos. Y es que se trata de la primera vez en que «Toy Story» está expuesto a las críticas masivas en las redes, cuyo uso no era tan extendido en las anteriores cintas.
La salida de Lasseter
El padre de «Toy Story», fundador de Pixar, fue John Lasseter. Figura clave del cine de animación en las últimas décadas, en junio del año pasado decidió abandonar sus cargos en la compañía, aunque ya había estado ausente los seis meses anteriores tras pedir una excedencia después de ser acusado de comportamientos inadecuados con algunos empleados, lo cual él mismo reconoció. La salida de Lasseter, en plena vorágine del MeToo, resultó un golpe muy fuerte para Pixar, como reconoce Rivera: «Fue muy duro porque se trataba del fundador. Mentiría si dijese lo contrario. Y la verdad es que pensamos cosas muy gordas y malas que nos afectarían a todos, como si seríamos capaces de seguir adelante. Sin embargo, ahora estamos en el mejor momento de la compañía. Somos una familia y muchos de los empleados llevamos ya 25 años trabajando juntos en esto. Cuando vendimos Pixar a Disney también significó un punto de inflexión y pensábamos que podía ser el final o al menos si continuaría siendo lo mismo que hasta entonces». Y ahí siguen, manteniendo cierta independencia, y estrenando la cuarta entrega de su gran clásico, «Toy Story».

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