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David Afkham: "En la ONE han faltado diálogo y limpieza"

El nuevo director titular y artístico de la orquesta presenta la temporada 2019-2020, esboza las líneas maestras de «una nueva etapa» y deja atrás «un periodo difícil en que mi situación era extraña».

«Ahora sí estoy orgulloso de mi orquesta y de mi coro», asegura David Afkham. Foto: Alberto R. Roldán
«Ahora sí estoy orgulloso de mi orquesta y de mi coro», asegura David Afkham. Foto: Alberto R. Roldánlarazon

El nuevo director titular y artístico de la orquesta presenta la temporada 2019-2020, esboza las líneas maestras de «una nueva etapa» y deja atrás «un periodo difícil en que mi situación era extraña».

Gema Pajaresace tres meses se presentaba oficialmente a David Afkham (Friburgo, 1983), con el ministro Guirao a la cabeza, como nuevo director artístico y titular de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE). En aquella altura habló poco, nada, a excepción de hacer constar que estaba «contento» por asumir el reto. Se daba por concluida la etapa de Félix Alcaraz como director técnico, de baja desde diciembre de 2018, y a quien sustituyó poco después Félix Palomero.

El maestro, que se incorporará el 1 de septiembre con plenos poderes, ha digerido bien la nueva situación y llega con ganas de que le dejen hacer: «Lo asumo con responsabilidad, aunque no he participado en la mayoría de las decisiones por mi fecha de llegada». Sin embargo, tiene las ideas claras y repite como un mantra que apuesta por el diálogo.

El nuevo hombre fuerte

Ha recibido un baño de masas: todos quieren a David Afkham ahora. Pero que no se confíe. «Empieza una nueva etapa» en la que se van a conjugar los verbos compartir y dialogar; en la que «las puertas van a estar abiertas para todo aquel que tenga un problema. Y vamos a remar juntos en la misma dirección». Hace poco más de un año una encuesta interna de los músicos de su formación le achacaba falta de mando, incapacidad para tomar decisiones y escasa empatía con los profesores, además de no mover a la formación de Madrid, donde radica su sede y de donde apenas sale. También quiere acabar con eso, de ahí que la nueva temporada haya cuatro ciudades previstas para girar: Soria, Santander, Verona y Oporto (y tiene en mente intercambios con otras orquestas españolas, con orquestas jóvenes, invitarlas a actuar con la OCNE...) ¿Cuáles van a ser las líneas maestras de este periodo? Y el director, que no ha cumplido aún los 37, tiene ganas de que los profesores de la orquesta suban al avión «para enseñar el enorme potencial que posee la ONE, bastante más grande que el que creemos. Es fenomenal», dice.

Y entonces, Arturo Reverter, crítico de esta casa y siempre tan preguntón, le pide que se moje y coloque a la ONE entre las grandes formaciones europeas. «I don’t understand», responde el maestro. Cuando le explican lo que quiere decir «mojarse» en español se escuda en no querer dar nombres para comparar, porque no me parece que sea profesional». Al poco, sabedor ya del término, se moja entero al enumerar a qué profesionales quiere trabajando con él en Madrid: «Directores y directoras españoles, en primer lugar, también internacionales. Me gustaría que pudieran estar gente como Rattle o Gardiner. Y jóvenes, con ganas y fuerza».

Luego, lejos del bullicio, en su camerino, se sienta en un pequeño sofá. Está cansado. Y no ha hecho más que empezar, le advertimos. ¿Lo ha pasado mal meses atrás? La cara le delata: «Ha faltado comunicación clara, diálogo y limpieza. En el pasado, mi situación era bastante extraña porque no sabía del todo bien dónde estaba, era extraño. Ha sido bastante complicado trabajar así. Quiero que no haya un poder vertical, sino horizontal. Y cambios habrá», asegura, y añade que «ahora sí estoy orgulloso de mi orquesta y de mi coro» con los que presume de haber hablado cada semana.

Regresa otra frase que sale varias veces en nuestra charla: «Primus inter pares» (literalmente, el primero entre iguales): «Compartir ideas, aunque al final, necesitas alguien que tenga el poder de decidir porque tenemos músicos excelentes pero necesitamos a alguien que defina la dirección que seguir, no desde dentro, sino desde arriba», dice. Sabe que todo cambio lleva aparejada una reacción. Y dice que está preparado. «Los músicos ahora creen en el conjunto, en el ''ensemble''», añade. ¿Es un punto y aparte o un punto y seguido? «Es una nueva etapa para continuar un gran camino ya hecho».

¿Qué pide Afkham? «Paciencia. Llego con muchas ideas. Sé que todos tienen prisa, pero tiene que darme tiempo», contesta. Y piensa en el Reglamento de la OCNE que todo lo ha ralentizado tantas veces («Es necesario cambiarlo porque se me queda viejo») y en cambiar los periodos de prueba: «Seis meses no es tiempo. En Alemania está entre uno y dos años y en la London Symphony no existe límite. Y yo quiero tener como mínimo un año y para los solistas, dos».